Y es que
ese desgaste puede deberse a todo tipo de infecciones e inflamaciones crónicas
en el organismo.
Ahora
bien, como la mala alimentación -y, directamente, la comida “basura”- están
detrás de muchos de esos de inflamación, me gustaría que profundizásemos un
poco más en su mecanismo de acción.
Cuando
la mala alimentación dispara la inflamación.
Con
frecuencia la culpable de que se desarrolle una inflamación crónica en el
cuerpo es la comida de mala calidad, ultraprocesada y a base de sirope de glucosa, azúcar, harinas, aceites vegetales, sal, aditivos alimentarios…
De
entre todos los alimentos “malos” para la salud, los más nocivos son las
frituras. Ahí encontramos glúcidos (azúcares) muy rápidamente asimilables por
estar cocinados a una muy alta temperatura (por ejemplo, el almidón de las
patatas fritas), productos de glicación avanzada, aceites quemados…
Pero
los peores de todos son sin duda los aceites que provocan por sí solos
inflamación. Y es que, en caso de artrosis, por ejemplo, contribuyen a agravar
la enfermedad sin necesidad de otros “intermediarios”.
Por eso
es tan importante saber reconocer estos aceites y optar por las variedades que
más convienen.
Aceites
que hacen subir el nivel de inflamación (y dañan el cartílago).
Se
trata de los aceites que contienen muchos ácidos grasos omega 6 y que por tanto
son proinflamatorios, ya que rompen el necesario equilibrio entre omega 3 y 6
que debe guardar una buena alimentación. Y es que si lo ideal sería un ratio de
1:4, actualmente la media se encuentra en un descompensado 1:16. Es decir, que
tomamos hasta 4 veces más omega 6 de lo que el organismo necesita.
El
hecho de que nuestra alimentación actual sea tan rica en ácidos grasos omega 6
se explica porque éstos están muy presentes en los aceites más corrientes y más
baratos que se pueden encontrar, como por ejemplo el de girasol, el de maíz, el
de soja, el de pepitas de uva y el de germen de trigo.
Y debe
saber que, aunque usted no compre directamente estos aceites y no cocine con
ellos, lo más probable es que también los consuma de forma general, en tanto en
cuanto son añadidos muy habitualmente a numerosos productos alimentarios
comunes, como por ejemplo galletas, panes, cereales de desayuno, platos
preparados, salsas, conservas…
Incluso
se utilizan con frecuencia en los piensos para la alimentación de las aves y
otros animales de granja, pasando después a los huevos y a la carne que
nosotros comemos.
Es
decir, que no hay duda de que se ingiere omega 6 en exceso, el cual termina
transformándose en prostaglandinas y otras proteínas inflamatorias. Estas son
las conocidas como “mensajeros de la inflamación”, que alteran
irremediablemente a las células encargadas de fabricar cartílago (los
condrocitos).
Por su
parte, los aceites ricos en omega 3 (es decir, el de colza, el de nuez, el de
pepitas de calabaza, el de lino, el de pescado…) han demostrado en miles de
estudios clínicos tener efecto antiinflamatorio.
Este
efecto se debe a que los ácidos omega 3 son capaces de reducir la producción de
citoquinas proinflamatorias, entre otros procesos. Y por otro lado algunos
estudios han demostrado también que los aceites de pescados ricos en omega 3 alivian los dolores articulares.
En
definitiva, si usted decide sustituir los aceites ricos en omega 6 por estos
últimos reducirá la inflamación en su cuerpo; ¡una razón de peso para
utilizarlos!.
Ahora bien,
debe saber que los omega 3 son muy sensibles al calor y se degradan rápidamente
al ser cocinados. Por ello debe usarlos crudos en la medida de lo posible y
para cocinar dar preferencia a las grasas saturadas, sólidas a temperatura
ambiente y más estables durante la cocción, por lo que producen menos
compuestos tóxicos.
Hablamos
de, por ejemplo, grasa de coco o de pato, manteca de cerdo, mantequilla y,
todavía mejor, mantequilla clarificada (es decir, la grasa pura de la
mantequilla corriente, sin su agua ni sus proteínas).
En su
defecto podría utilizarse Ghee, una variante de la mantequilla clarificada muy
habitual en la cocina hindú. Se diferencia de ella en que hay que dejarla cocer
durante más tiempo para que la grasa se tueste un poco.
¡A su
salud!
Luis
Miguel Oliveiras
Artículo original: https://www.saludnutricionbienestar.com/artrosis-2a-parte-los-aceites-que-debe-tomar-y-otros-de-los-que-debe-prescindir/
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Fuentes empleadas por el autor:
- Simopoulos AP. “The importance of the ratio of omega-6/omega-3 essential fatty acids”. Biomed Pharmacother. 2002 Oct;56(8):365-79.
- Calder PC. “Omega-3 fatty acids and inflammatory processes: from molecules to man”. Biochem Soc Trans. 2017 Oct 15;45(5):1105-1115. doi: 10.1042/BST20160474. Epub 2017 Sep 12.
- Simopoulos AP. “Omega-3 fatty acids in inflammation and autoimmune diseases”. J Am Coll Nutr. 2002 Dec;21(6):495-505.
- Rajaei E, Mowla K, Ghorbani A, Bahadoram S, Bahadoram M, Dargahi-Malamir M. “The Effect of Omega-3 Fatty Acids in Patients with Active Rheumatoid Arthritis Receiving DMARDs Therapy: Double-Blind Randomized Controlled Trial”. Glob J Health Sci. 2015;8(7):18–25. Published 2015 Nov 3. doi:10.5539/gjhs. v8n7p18.
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