Este
año me he visto sorprendido con la exigencia a los padres de cursar asignaturas
propias y específicas. Sin ellas -me dicen- será imposible que mis hijos se
desarrollen emocional e intelectualmente.
He
estado muy despistado. Ahora resulta que el que tengo que formarme soy yo. El
aprovechamiento y desarrollo de mis hijos -me aseguran- depende de mí, de mi
mujer y del entorno familiar, además de la concurrencia de su esfuerzo.
Me
limitaré -para no alargarme- a copiaros el título y algunos párrafos de los
"libros de texto" que nos tocará estudiar y ejercitar. Veamos: