A
partir de los 50 años la artrosis es el problema de las articulaciones más
frecuente. En nuestro país afecta al 15% de la población, lo que supone nada
menos que 7 millones de personas.
Todo
comienza una mañana, nada más levantarse. Siente rigidez en una articulación;
una especie de punta de acero se hunde en su cadera, su espalda o su rodilla al
tratar de bajar las escaleras.
Algunos
de sus mejores sueños se evaporan drásticamente: salir de viaje tranquilo,
jugar en el jardín con sus nietos o simplemente realizar alguna actividad
manual como bricolaje o pasear por el barrio sin sentir ese dolor palpitante
que irradia todo su cuerpo y que parece que le empuja sin cesar.
El
dolor se despierta con sólo presionar levemente la articulación con el dedo, y
poco a poco ésta va perdiendo flexibilidad. Las articulaciones se enrojecen, se
calientan, se hinchan y a veces incluso se deforman. Y al menor cambio de
temperatura, el dolor empeora.
Una
muestra de la gravedad de la situación es que el 76% de las personas tratadas
con medicamentos para la artrosis consideran sus dolores “incapacitantes”.