Mediante un simple análisis de sangre y otro de orina es posible obtener
información decisiva que nos indique el estado de nuestro organismo a partir de
unos indicadores concretos que alertan sobre el riesgo de sufrir cataratas,
cáncer, diabetes, insuficiencia renal, alzhéimer o párkinson, entre otras
graves enfermedades.
De esta forma podríamos saber, con años de antelación, lo que nos espera en
el horizonte, y ajustar nuestra forma de vida en consecuencia, tomando medidas
de protección si fuera necesario.
Y eso aunque nuestro estado de salud aparente sea bueno, pues estas pruebas
biológicas en una persona sana podrían arrojar un resultado tan patológico como
en el de una persona enferma. Y eso es lo interesante: que permitirían poner
remedio antes de que fuera demasiado tarde.