Este es
el conocido como “dilema del prisionero”, un problema utilizado para estudiar
el comportamiento de una persona en su relación con los demás.
¿Qué
hubiera hecho usted si fuera uno de esos dos detenidos?.
Las
opciones son claras: cooperar con su cómplice y permanecer callado, o confesar,
cooperando con las autoridades pero traicionando a su cómplice. El resultado,
sin embargo, no dependerá sólo de lo que usted elija, ya que está condicionado
por la elección de su compinche.
En este
caso le he presentado una situación hipotética, pero no me negará que en
nuestro día a día hemos de enfrentarnos a constantes dilemas éticos o morales
en los que muchas veces pareciera que alguien tiene que salir perdiendo. ¿Le suena?.
¿En qué
medida nuestro comportamiento es “bueno” o “justo”?. Es más, ¿consideramos todos
por igual lo que es “bueno”?.
Un
reciente estudio ha contestado a esta cuestión que el ser humano se ha
planteado desde hace siglos. Y es que, más allá de divagaciones filosóficas,
nuestros valores determinan nuestro comportamiento y la relación con los demás
en el día a día. Le adelanto que, aunque a veces quizás no lo parezca, hay unos
valores universales que aseguran cierto equilibrio social.
La
moralidad, en los inicios de la existencia.
La
ética, o la falta de ella, está en la base del ser. Y es que la vida se inicia
cuando las moléculas comienzan a copiarse a sí mismas, y casi podríamos decir
que se trata de un acto egoísta, ya que en muchos casos estas moléculas
promueven su propia replicación a expensas de las demás. Es decir, que unas
ganan y otras pierden (¡es la ley del más fuerte!).
Pero,
aunque estas moléculas también podrían replicar sin impedir que otras lo hagan
(dándose una situación donde todas ganarían), este comportamiento en apariencia
poco solidario tiene en realidad mucho que ver con la moralidad y la
cooperación.
Pero
primero ¿qué sabemos sobre el alcance de la moralidad?.
Tradicionalmente
han existido dos tipos de teorías mayoritarias sobre la existencia o no de una
única moral común a todos los seres humanos: la universalista y la relativista.
Y el debate se ha prolongado durante siglos.
Según
los seguidores del filósofo David Hume la moral sería universal desde los
inicios de la Humanidad, en todas las naciones y para todas las edades.
La
postura relativista, en cambio, sigue las ideas del pensador John Locke y
sostiene que las reglas morales muestran una gran variación entre las
diferentes culturas.
Puede
parecer que se trata de un profundo debate filosófico, pero lo cierto es que
esta “discusión” forma parte de nuestro día a día. Y es que estas dos teorías
salen muchas veces a relucir, incluso sin que seamos conscientes de ello, en
conversaciones cotidianas. Por ejemplo en el bar, en una reunión familiar o con
amigos al hablar sobre guerras, confrontaciones sociales o divisiones entre
pueblos.
Por un
lado, hay quien afirma que estos conflictos surgen de la convivencia entre
personas con valores distintos a los nuestros. Que no existen el bien y el mal
como valores absolutos y que cada sistema de valores, sin ser necesariamente
mejor o peor que otro, debe ser juzgado de manera independiente.
Otros,
en cambio, dirán que todas las sociedades deben ser juzgadas de acuerdo a una
misma y única vara, según una serie de normas morales universales.
Párese
a reflexionar un momento. Usted ¿qué opina sobre esto?.
Las 7
reglas morales.
Es
cierto que las sociedades pueden ser diferentes en aspectos políticos,
culturales, religiosos… pero también lo es que todas ellas se enfrentan a unos
problemas sociales similares que radican precisamente en la convivencia. Y
convivir requiere, lógicamente, cooperación.
Pues
bien, la teoría de la “moralidad como cooperación” determina que, debido a que
existen muchos tipos de cooperación (muchas situaciones conflictivas en las que
la cooperación es necesaria para llegar a una solución), existen igualmente
muchos tipos de moralidad.
En
definitiva, esta teoría determina 7 tipos de reglas morales basadas en la
cooperación:
- 1. Ayudar a la familia.
- 2. Asistir al grupo.
- 3. Devolver favores [intercambio social, reciprocidad].
- 4. y 5. Ser valiente o respetar a los superiores [la adquisición de uno u otro rol -el ser dominante o sumiso- dependerá de la posición de la persona dentro de una jerarquía concreta].
- 6. Dividir los recursos de manera justa.
- 7. Respetar las propiedades de los demás.
La
primera de estas reglas, la necesidad que sentimos de ayudar a nuestros
familiares explicaría por ejemplo por qué aborrecemos el incesto. Cierto
sentimiento de pertenencia a la comunidad, por su parte, nos llevaría a formar
grupos y coaliciones (hay fuerza y seguridad en ellos), y a valorar la unidad,
la solidaridad y la lealtad.
La
tercera de estas reglas, la del intercambio social, explicaría por qué
confiamos en los demás, sentimos culpa y gratitud y perdonamos o hacemos
favores. Y las demostraciones de dominación ágil (las “virtudes del héroe” de
la valentía, la fortaleza, la habilidad y el ingenio), así como las
demostraciones de sumisión moderadas (las “virtudes del monje” de la humildad,
deferencia, obediencia y respeto) determinarían el comportamiento entre
personas de distinta jerarquía (por ejemplo, el respeto de alguien hacia su
jefe o hacia una persona mayor).
Además,
en los conflictos o negociaciones basadas en el reparto de recursos, el sentido
de justicia o equidad estaría muy presente, pero aún más el reconocimiento de
la propiedad privada.
La
evolución, aliada de la cooperación.
El ser
humano ha ido evolucionando a través de una serie de adaptaciones que le
permiten cooperar. A nivel cultural, por ejemplo, tiene un importante papel la
invención de nuevas soluciones ante las situaciones conflictivas.
Y en el
aspecto biológico… ¿recuerda la “molécula egoísta” que se multiplicaba sin
pensar en las demás (la ley del más fuerte que mencioné al principio)?. Pues, de
hecho, la razón de que prioricemos el cuidado a nuestros parientes es que al
hacerlo estamos favoreciendo la replicación de nuestros propios genes. Por eso
ese gen egoísta quiere ayudar a reproducirse a sus semejantes… ¡incluso si
están alojados en otros cuerpos!.
En
definitiva, juntos, estos mecanismos biológicos y culturales motivan el
comportamiento social, cooperativo y altruista. Y según la teoría de la
moralidad como cooperación son precisamente esas múltiples soluciones (ese
conjunto de instintos, intuiciones e invenciones) lo que constituye la
moralidad humana.
Entonces,
¿es así para cualquier persona y en cualquier lugar del planeta?.
Para
tratar de responder a esta pregunta, un equipo del Instituto de Antropología Cognitiva y Evolutiva de Oxford analizó registros culturales etnográficos sobre
ética correspondientes a 60 sociedades (desde la escocesa a la coreana, pasando
por diferentes etnias africanas o americanas).
En
total, analizaron más de 600.000 palabras de más de 600 estudios de los
Archivos de Relaciones Humanas de la Universidad de Yale, en los que buscaron
las 7 reglas morales que acabamos de ver.
Investigaciones
anteriores ya habían revisado algunos de estos enunciados morales, pero siempre
en lugares concretos o con resultados basados en distintos parámetros según
cada sociedad analizada y, por lo tanto, imposibles de comparar.
Por
ello, este trabajo, fundamentado en una gran muestra representativa de toda la
humanidad, constituye la encuesta intercultural sobre moral más grande y
completa que se haya realizado jamás.
Pues
bien, los investigadores no encontraron ninguna sociedad en la que alguno de
los 7 comportamientos cooperativos analizados fuera considerado moralmente
malo.
Sin
embargo, y aunque todas las sociedades parecían estar de acuerdo con estas 7
reglas morales, había una variación en la forma en que las priorizaban o
clasificaban…
Así,
hubo significativamente más sociedades en las que la “propiedad” tenía una
incidencia mucho mayor que otros términos como “valentía”, “respeto” o
“equidad”. Resulta llamativo que este último valor no fuera prevalente en casi
ninguna de las sociedades analizadas.
La
explicación de esto se debería a las diferencias culturales de cada sociedad. Y
es que un europeo medio, por ejemplo, no se rige por la misma escala de
valores que un miembro de la tribu de los masáis. El primero, seguramente,
tendrá ciertas dificultades para entender por qué las virtudes guerreras son
tan respetadas por esta sociedad africana, donde el autosacrificio en la
batalla constituye una muestra de lealtad ante el resto de sus congéneres.
Por su
parte, para el pueblo Amhara de Etiopía, “burlar la obligación del parentesco
es considerado como una desviación vergonzosa, que indica un carácter malvado”,
según recoge este estudio. En Corea es más relevante la solidaridad entre
vecinos, y la reciprocidad es lo más importante en el esquema de valores de los
garo (etnia de Meghalaya, India).
Y,
mientras que en la etnia Bemba (de Zambia) se cuenta con un profundo sentido de
respeto hacia los mayores, entre los kapauku de Nueva Guinea prima la
“justicia” o “equidad”, a la que llaman algo así como “mitad-mitad”. Entre los
tarahumaras de México, sin embargo, en las relaciones interpersonales tiene una
mayor importancia “el respeto por la propiedad de otros”.
En
cuanto al debate entre universalistas y relativistas, a fin de cuentas lo que
este estudio demuestra es que Hume estaba en lo cierto al afirmar que los
juicios morales dependen de “un sentido o sentimiento interior que la
naturaleza ha hecho universal en todas las especies”.
Lo que
demuestra todo esto es que la moral es universal. Y puesto que todos tenemos
los mismos principios básicos, esta investigación debería ayudar a promover el
entendimiento mutuo entre personas de diferentes culturas porque, como ve, ¡no
somos tan distintos!.
Y los
dilemas morales… tómeselos con perspectiva. Como acaba de ver, ¡en su interior
está la clave!.
¡A su
salud!.
Luis
Miguel Oliveiras
Artículo original: https://www.saludnutricionbienestar.com/las-7-reglas-de-la-moral-universal/
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Fuentes empleadas por el autor:
- Dawkins R. The selfish gene. 3rd ed. Oxford: Oxford University Press. 2006 (1976).
- Hume D. An enquiry concerning the principles of morals. London: A. Millar. 1751.
- Locke, J. An essay concerning human understanding. London: Thomas Bassett. 1690.
- Oliver Scott Curry, Daniel Austin Mullins, Harvey Whitehouse, “Is It Good to Cooperate?: Testing the Theory of Morality-as-Cooperation in 60 Societies” Current Anthropology 60, no. 1 (Feb. 2019): 47-69. https ://doi .org/10.1086/701478
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