No es fácil educar a los hijos. Los hijos crecen seguros de sí mismos
y con buena personalidad cuando los padres han logrado transmitirles esa
seguridad y confianza que les va a permitir entre otras cosas, asumir la
responsabilidad de sus actos.
Todos coincidiremos fácilmente en esta
conclusión, que es simple de expresar, pero difícil de poner en práctica.
En la gran mayoría de los casos se obtienen
buenos resultados en la formación de los hijos aplicando esa actitud en forma
coherente, a través de un sistema que hemos llamado Educación con personalidad (EP).
La firmeza de los padres no es
autoritarismo sino "autoridad" y se transmite a los hijos y los ayuda
a lograr una personalidad bien formada.
La base de la Educación con Personalidad
es la firmeza combinada equilibradamente con la ternura.
Es esencial que ambos elementos estén
integrados en un justo punto de equilibrio para que la aplicación de la EP
tenga sus mayores posibilidades de éxito. Un exceso de firmeza puede desembocar en
un autoritarismo contraproducente. Si, por el contrario, la ternura impide el ejercicio de
la firmeza, el intento educativo corre serio peligro de fracasar.
Equilibrar el grado justo de ambos elementos esenciales en la medida adecuada, sin excederse en la firmeza ni ahogarla en el cariño, es la tarea más difícil que enfrentan los padres.
Equilibrar el grado justo de ambos elementos esenciales en la medida adecuada, sin excederse en la firmeza ni ahogarla en el cariño, es la tarea más difícil que enfrentan los padres.
No hay educación sin autoridad.
En nuestra sociedad actual existe una
crisis de autoridad dentro de la familia.
Esta crisis tiene tres efectos graves.
- Deteriora el papel de la familia como núcleo básico de la sociedad.
- Perjudica la formación de niños y jóvenes para una vida adulta provechosa.
- Los jóvenes de hoy al no estar formados no podrán educar a la generación siguiente, es decir, a sus propios hijos.
Para evitar esto es necesario el
ejercicio correcto del principio de autoridad.
Cuando los padres no logran marcar
límites claros a sus hijos, dejan de cumplir su obligación de transmitirles una
imagen positiva con perfiles bien definidos.
La autoridad
paterno/materna cumple su función educativa cuando se ejerce con cariño,
estímulo y paciencia. La ausencia de estos requisitos
esenciales la convierte en un autoritarismo cuyas consecuencias son tan
perniciosas como la equivocada permisividad que ha invadido a muchas
sociedades.
Distintas corrientes de pensamiento han
contribuido a debilitar la autoridad de los padres.
Han incidido aspectos como la
insistencia en que "marcar límites a los niños es causa de traumas
posteriores". Este concepto ha ambientado una tolerancia casi total en la
conducta de los niños, contradiciendo la realidad de que su formación exige
precisamente lo opuesto.
Los niños necesitan y buscan normas,
criterios y modelos claros en sus padres.
Los fallos de las familias en este campo
generan potencialmente trastornos graves de conducta en niños y jóvenes, que
pueden llegar, en algunos casos a actitudes antisociales y agresivas.
- La autoridad responsable ayuda decisivamente en la educación de los hijos por sus padres dentro del núcleo familiar. Y supone la puesta en práctica, día a día, de los derechos y obligaciones que tienen padres e hijos entre si de manera equilibrada y flexible.
- Tenemos la obligación de formar a nuestros hijos, para que perciban los límites y posibilidades de sus derechos y de sus obligaciones en las diferentes etapas de su formación y crecimiento.
Este equilibrio se logra a través del
ejercicio de la autoridad de los padres.
La ausencia de ésta les convierte en un
barco a la deriva. El autoritarismo puede ser contraproducente. En cambio la autoridad
de los padres ayudará al hijo en la formación de su personalidad.
La palabra “autoridad”, significa
“sostener para crecer”. Y se ejerce cabalmente en función de la
libertad. La autoridad favorece que la libertad individual no coarte las
libertades colectivas ni las de otros individuos.
La tarea de educar es
tal vez la principal misión que puede tener una persona. No basta traer un niño
al mundo: hay que educarlos. Esta responsabilidad no se puede transferir en
nadie por parte de los padres y madres, ni en la Escuela, ni en el Estado, ni
en psicólogos… Por eso los padres son el apoyo y la esperanza de los hijos,
mientras les van enseñando a sostenerse por sí mismo, igual que la vara o
“tutor” que se coloca junto a un árbol recién plantado para asegurar que crezca
derecho.
Ser vara o “tutor” equivale al ejercicio
de la autoridad en el caso de los padres, apuntalando para evitar desviaciones
en la vida de los hijos o corrigiendo los errores si aparecen. Esto es sostener
para crecer.
Enseñar a crecer es lograr que los hijos
aprendan a aprovechar la propia experiencia razonando sobre ella y obteniendo
conclusiones constructivas pero también atender a las experiencias
de los padres de manera favorable y operativa en su propia vida, en un clima de
libertad y responsabilidad.
¿Cómo ejercer la
autoridad?.
Una forma práctica de ejercer la
autoridad en la llamada Educación con Personalidad.
Ésta debe estar presente siempre en el proceso de formación y educación de un hijo. Es un error esperar a que los niños se hayan vuelto ingobernables o hayan fracasado los intentos de comunicación con ellos: ejercer la autoridad está en la naturaleza misma del proceso educativo por parte de padres y maestros.
Ésta debe estar presente siempre en el proceso de formación y educación de un hijo. Es un error esperar a que los niños se hayan vuelto ingobernables o hayan fracasado los intentos de comunicación con ellos: ejercer la autoridad está en la naturaleza misma del proceso educativo por parte de padres y maestros.
Hay un cierto grado de agresividad
negativa de tipo antisocial en todos. Todas las personas somos capaces de
vivir momentos de amor y de odio, capaces de lo bueno y lo malo, de construir y
de destruir. Desconocer este desorden innato es un grave error.
Esto se percibe especialmente en los niños menores, cuando muestran estallidos de crueldad en sus juegos con sus amigos o aún con sus propios padres, o cuando piden perdón inmediatamente de haber realizado un acto agresivo.
Es, por ejemplo, una constante dentro de
las familias con hijos adictos a las drogas la falta de límites por parte de
los padres en la formación temprana del niño. Y cuando la familia no logra
imponer límites, es muy difícil que la sociedad pueda hacerlo más tarde.
La educación es un medio para encauzar
dentro de la persona los instintos, tendencias o impulsos antisociales
llevándolos a ser personas que se sientan útiles, capaces,... y que se integran
en la sociedad de manera positiva.
Y será el ejercicio de una educación firme por parte de los padres (así como también de los educadores) lo que encauzará dentro de la personas sus instintos antisociales, llevándolos a ser esas personas que sueñan ser y que se integren en la sociedad armónicamente y de una manera positiva para ellas mismas y para su entorno. Para ello y a modo de síntesis, hay que decir que la autoridad se ejerce:
Y será el ejercicio de una educación firme por parte de los padres (así como también de los educadores) lo que encauzará dentro de la personas sus instintos antisociales, llevándolos a ser esas personas que sueñan ser y que se integren en la sociedad armónicamente y de una manera positiva para ellas mismas y para su entorno. Para ello y a modo de síntesis, hay que decir que la autoridad se ejerce:
- Pensando en el beneficio del propio hijo o hija, en todo aquello que sea lo más noble, justo y bueno para él o ella,... sin confundir nuestras perspectivas y expectativas con las suyas.
- Estableciendo un DIÁLOGO constante que permita conocer y comprender los diferentes criterios de actuación, armonizar objetivos e intereses.
- Marcando con claridad unos límites razonables y razonados entre padres-hijos y cuya transgresión no deje en indiferencia a los educadores ni tampoco a los hijos/alumnos (no es lo mismo una "norma" que un "consejo").
- Realizar este proceso o dinámica desde el amor, desde el cariño o afecto al hijo/alumno; no basta que nosotros sepamos que hacemos lo que hacemos "porque les queremos", es necesario además que los hijos o alumnos lo puedan experimentar, percibir,...y si no fuera así... tendríamos serios motivos para revisar el "cómo estamos haciendo las cosas".
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
PARA REFLEXIONAR:
1. Efectos que puede
tener la crisis de autoridad en los padres.
2. Requisitos que debe
cumplir la autoridad paterna.
3. No nos engañemos: “El
exceso de tolerancia es una debilidad y malcría a los hijos/as”. ¿En qué
estamos de acuerdo con esto y en qué no?.
1. Compartir algunas
situaciones que hayamos tenido en la familia en el ejercicio de la autoridad
como padres-madres.
2. Responder: ¿Cuál es el
principal temor de los padres al actuar con autoridad?. ¿Qué es lo más que nos
cuesta y lo que menos?.
3. Hasta donde debemos
llegar a la hora ejercer nuestra tarea de padres/madres en este aspecto. ¿Todos
los comportamientos tienen la misma importancia?.
4. Lo que vemos positivo
y negativo de actuar con autoridad.
5. Analizar y resumir los
aspectos positivos que han encontrado en la actividad anterior.
6. ¿Qué pensamos que
debemos hacer como familia?. Concretarlo en alguna decisión.
PARA AMPLIAR, COTRASTAR O PROFUNDIZAR:
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