domingo, 7 de mayo de 2017

Colesterol: los medicamentos que alargan la enfermedad

Los médicos y farmacéuticos quieren convencernos de que el colesterol es una de las principales causas de infartos y accidentes cerebrovasculares (infartos cerebrales), algo que es completamente falso.
¿Por qué lo dicen?. Para vender más estatinas, los fármacos utilizados para combatir el colesterol.
En España, la mitad de la población adulta tiene el colesterol alto. De ellos, el 50% lo sabe y, de éstos, casi la mitad está siendo tratada con fármacos para reducirlo, según el Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular (Enrica).
Pero el colesterol no es ningún veneno, y las personas que están tomando estatinas ponen en peligro su salud, porque estos medicamentos vienen acompañados de una interminable lista de efectos secundarios: desde insuficiencia cardiaca hasta dolores musculares, pasando por pérdidas de memoria y lesiones en el hígado.
Por otro lado, un estudio publicado por el American Heart Journal (enero 2009) en el que se analizó a 137.000 pacientes ingresados en hospitales de Estados Unidos por crisis cardiacas demostró que alrededor del 75% de estos pacientes tenía unos niveles de colesterol “normales”.

Objetivo: que estemos permanentemente enfermos.

¿Por qué ni los médicos, ni los cirujanos, ni los hospitales ni las empresas farmacéuticas, ni tantos profesionales de la medicina, nos dicen la verdad acerca de las estatinas?.
¿Por qué no quieren que sepamos que los medicamentos que disminuyen la tasa de colesterol provocan tantos efectos secundarios, sin proteger contra las enfermedades cardiovasculares?.

Existen varios motivos:

Por una parte están los miles de grandes cardiólogos y catedráticos de Medicina que deberían reconocer públicamente que llevan treinta años equivocados y –créame- eso no es fácil... Hoy en día, a las personas que se muestran críticas o en desacuerdo con esta tendencia se las tacha de herejes, ignorantes, y se las deja en ridículo. El extraordinario libro del cardiólogo francés Michel de Lorgeril sobre la prevención de infartos por medios naturales ha sido completamente ignorado por la prensa. Sólo porque denuncia, basándose en argumentos científicos, una verdad que molesta demasiado al sector médico. 
Sin embargo, Michel de Lorgeril es un reputado investigador del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia (CNRS) y ha escrito cientos de artículos en las más prestigiosas revistas científicas. Su libro contiene la información más actual sobre este estudio, así como numerosos consejos vitales y tranquilizadores para aquellas personas que temen por su corazón y sus arterias.
En vista de lo importantes que son estas conclusiones para millones de enfermos en todo el mundo, el silencio de los medios de comunicación es inexplicable.
Por otro lado, la medicina se ha convertido desgraciadamente en un negocio. Y si no se toman medicamentos, si se aboga por la prevención o si los enfermos se curan ellos mismos por medios naturales… nadie gana un céntimo.

El nutriente que nos quieren esconder.

Entre los efectos no deseados de las estatinas, uno de los más perjudiciales para la salud es que el organismo se queda prácticamente sin reservas de la coenzima Q10 (CoQ10).
La CoQ10 trabaja en las mitocondrias, que son como pequeñas “centrales térmicas” que aportan a los músculos la energía necesaria para poder contraerse.
Ahora bien, ¿cuál es el músculo más importante del organismo, el más necesario?: El corazón, por supuesto.
La CoQ10 resulta fundamental para que nuestros músculos funcionen, y el corazón es el músculo vital por excelencia.
Intentar curar el corazón vaciando las reservas de CoQ10 puede compararse con que un mecánico estafador nos truque el motor del coche prometiéndonos un rendimiento mejor y, al darnos la vuelta, nos vacíe el depósito.
Si se toman medicamentos que reducen el nivel de CoQ10, como es el caso de los que se toman contra el colesterol, debemos compensarlo obligatoriamente tomando suplementos de CoQ10 por vía oral.
En la actualidad muy pocos médicos informan de ello a los pacientes. Algo inaceptable.

El colesterol es bueno para la salud.

La comunidad científica y médica suele tratar con desprecio al colesterol, pero lo cierto es que es un componente básico del cuerpo humano. De hecho, una tasa de colesterol demasiado baja está directamente relacionada con sufrir problemas de salud, en particular hemorragias cerebrales (infartos), es decir, una arteria que estalla en el cerebro provocando una hemorragia que a su vez provoca una parálisis instantánea (o ceguera, pérdida de memoria, etc.).
También se ha relacionado tener unos niveles de colesterol muy bajos con un mayor riesgo de padecer cáncer.
Tantos estudios científicos han relacionado el riesgo de sufrir cáncer con el colesterol, que no tiene sentido y además es peligroso alegrarse de tener unos niveles bajos, o más aún intentar alcanzarlos mediante una alimentación pobre en grasas o -peor aún- con medicamentos.
Algunos científicos han intentado demostrar que esta relación entre colesterol bajo y un riesgo mayor de mortalidad es fruto de una “causalidad inversa”. Dicho de otra manera, las enfermedades crónicas como el cáncer provocarían la bajada de los niveles de colesterol, y no a la inversa (hipótesis de Iribarren).
Pero esta hipótesis se ha desechado después de varios estudios epidemiológicos llevados a cabo durante largos períodos de tiempo (19 y 20 años) con personas con una tasa de colesterol muy reducida.

El colesterol es necesario para tener un nivel óptimo de vitamina D.

Que el colesterol sea el ingrediente básico de la vitamina D podría explicar este vínculo entre una tasa baja de colesterol y el cáncer; de hecho, la vitamina D es colesterol que ha sufrido una alteración química en la piel bajo los efectos de la exposición al sol.
La vitamina D desempeña un papel crucial en la regulación de la reproducción celular. La carencia crónica de vitamina D puede favorecer un desarrollo anárquico de las células y, por consiguiente, tumores cancerígenos.
Durante cuatro años se llevó a cabo una investigación para analizar la posible interrelación entre el consumo de dos medicamentos contra el colesterol (la Simvatastina y el Ezetimibe) con un riesgo mayor de cáncer. Las conclusiones fueron tajantes: al comprobar los resultados en los que se había tomado Simvastatina y Ezetimibe de forma conjunta, el riesgo de muerte por cáncer se había incrementado en un 45%.
Pero los científicos hicieron caso omiso de estos resultados, atribuyéndolos sorprendentemente al “azar”.

Cuando menos extraño, ¿no?.

Si entre sus familiares y amigos hay alguien preocupado por el colesterol, o incluso medicándose con estatinas, le invito a enviarle este artículo.

¡A su salud!.
Jean M. Dupuis
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Fuentes empleadas por el autor:
  • Alawi A, et al. Statins, Low-Density Lipoprotein Cholesterol, and Risk of Cancer. Journal of the American College of Cardiologists 2008;52(14):1141-7
  • Peto R, et al. Analyses of cancer data from three ezetimibe trials. N Engl J Med. 2008;359(13):1357-66
  • Rossebo AB, et al. Intensive lipid lowering with simvastatin and ezetimibe in aortic stenosis. N Engl J Med. 2008;359(13):1343-56
  • Schatzkin A, et al. Serum cholesterol and cancer in the NHANES I epidemiologic followup study. National Health and Nutrition Examination Survey. Lancet 1987;2:298-301
  • Yang X, et al. Independent associations between low-density lipoprotein cholesterol and cancer among patients with type 2 diabetes mellitus. Canadian Medical Association Journal 2008;179(5):427-437
  • Michel de Lorgeril (avec Patricia Salen), Prévenir l'infarctus et l'AVC – Thierry Souccar Editions (2012)


PARA AMPLIAR Y/O CONTRASTAR:

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