Las
heces son un indicador muy fiable de la salud de nuestro cuerpo. Saber
descifrarlas realmente puede salvarle la vida. Quizá a algunos les choque el
vocabulario gráfico que hemos utilizado, pero su objetivo es facilitar la
comprensión, sin rodeos, eufemismos ni términos complicados.
Empecemos:
¿Le ha
pasado alguna vez que después de asomarse a la taza del váter ha pensado:
“Caray, ¡lo que ha salido de mi intestino!”?.
Si no
ha comido nada recientemente que pueda explicarlo, podría estar indicando una
enfermedad grave.
Por eso
aquí tiene una “guía topográfica” y un “atlas de especies raras” que pueden
salir del intestino. Sería recomendable imprimir esta guía y dejarla encima de
la pila de revistas del baño…
De qué
están hechas las heces.
De
inmediato pensamos en restos de comida. Sin embargo, los residuos evacuados no
proceden únicamente de la alimentación. Incluyen también sustancias producidas
por el organismo y que van a parar al intestino, como la bilis, los jugos del
páncreas, las células muertas de la sangre, el epitelio intestinal (la capa de
células que revisten el interior del intestino), las bacterias intestinales,
etc.
Todas
estas sustancias podrían formar una masa de gran tamaño que se quedaría
atascada en el intestino. Pero la naturaleza es sabia: están recubiertas por
una capa de mucosa, un producto viscoso, para que se deslicen mejor hacia la
salida.
De
todas maneras, si las heces pasan demasiado tiempo en el intestino, la mucosa
desaparece, las heces se secan y uno se encuentra sentado en la taza empujando
como un condenado arriesgándose a que le estallen las arterias carótidas (en el
cuello).
Esta
clase de sufrimiento no es natural, sobre todo si el objetivo es “aliviarse”.
Lo primero que hay que hacer cuando se está estreñido es beber suficiente agua,
ya que servirá para ablandar las heces y producir más mucosa.
Para
algunas personas, lo normal es ir al baño una o dos veces al día. Para otras,
el ritmo habitual es aliviarse tres veces por semana, sin que esas diferentes
frecuencias reflejen ningún problema en particular.
Lo
mismo ocurre con respecto a la forma, el tamaño, la consistencia y el color de
los excrementos. No hay patrones absolutos. Puede evacuar heces que representen
todo un arcoíris verde, marrón y pardusco sin tener que preocuparse por ello.
¿De
dónde procede el color marrón?.
El
hígado produce la bilis, que a continuación pasa al intestino. Está formada por
sales biliares (para digerir las grasas), colesterol y otros residuos como la
bilirrubina, resultante de la degradación de las proteínas de la sangre, entre
ellas la hemoglobina.
Cuando
los pigmentos de la bilis son digeridos, su color pasa del verde-amarillento al
marrón.
Algunos
colores extraños pueden indicar un problema intestinal. Por eso es importante
conocerlos.
Amarillo:
intolerancia al gluten.
Con
frecuencia las heces amarillas pueden ser aceitosas y desprenderán un olor a
huevo podrido asociado con el sulfuro de hidrógeno. Aparecen cuando las grasas
no han sido desintegradas por la bilis y pasan directamente al intestino.
Atención:
las heces amarillas pueden ser síntoma de una mala absorción del gluten, que
puede llegar hasta la intolerancia al gluten (enfermedad celíaca). Si es su
caso, consulte enseguida con su médico.
Verde
claro o verde fluorescente: no hay que preocuparse demasiado.
La
presencia de heces de color verde claro se explica por:
- Una digestión demasiado rápida. Cuando la comida atraviesa el cuerpo demasiado rápido, los pigmentos de color verde-amarillento de la bilis no se desintegran lo suficiente. Es habitual en los casos de diarrea provocada por la comida rápida.
- Una alimentación muy rica en verduras de hoja verde.
- Un consumo excesivo de colorantes alimentarios artificiales.
- Intolerancia al regaliz. Los caramelos y otros productos de regaliz de ahora suelen estar elaborados a base de anetol (aceite de anís) en lugar de regaliz natural. Las personas intolerantes al anetol pueden expulsar heces verdes y blandas después de consumirlo. También puede darse por un consumo excesivo de estos productos de regaliz a base de anetol, incluso entre las personas que no son alérgicas a éste.
- Un tratamiento con suplementos de hierro, que se utiliza para curar la anemia. También puede provocar estreñimiento o diarrea.
Durante
un tratamiento con hierro también se pueden observar heces negras.
Pero
cuidado, porque las heces negras (llamadas “melenas”, de melas, que significa
negro) pueden revelar una hemorragia digestiva alta (estómago o duodeno) por
tumor, úlcera o gastritis aguda erosiva. El color negro se debe a que las
enzimas digestivas degradan la sangre tornándola de ese color. Es, en
definitiva, sangre "digerida".
Cuando
el origen de la hemorragia es un tumor o una úlcera, las heces tendrán aspecto
de alquitrán (negras y viscosas) y desprenderán un olor insoportable. En ese
caso, es urgente ir al médico.
Las
heces negras también pueden aparecer después de una noche en la que se ha
consumido un exceso de alcohol de color negro, como por ejemplo cerveza
Guinness, amaro italiano o licor de regaliz negro.
Si está
tomando salicilato de bismuto vía oral para tratar problemas digestivos o
náuseas, también podrá observar heces negras. El salicilato de bismuto se
mezcla con pequeñas cantidades de sulfuro presentes en la saliva para formar
una sal negra insoluble (sulfato de bismuto) que puede teñir tanto la lengua
como las heces.
“Azul
de Prusia”.
Las
heces azules son una consecuencia rarísima de la ingesta de ferrocianuro de
hierro, también denominado “Azul de Prusia”. Este pigmento azul insoluble se
utiliza como agente quelante para tratar las intoxicaciones con metales pesados
como el talio y el cesio radioactivos.
También
se pueden observar heces azules cuando se consumen demasiadas bebidas
artificiales de uva con gas o también curasao, un licor azul elaborado con
naranjas.
Blanco:
problemas en el hígado.
Las
heces blanquecinas color arcilla se explican por la falta de bilis. Esta
escasez puede proceder de una obstrucción de las vías biliares provocada por un
cálculo biliar, una inflamación considerable de las vías biliares o una
inflamación del canal linfático a nivel del hilio hepático (la parte del hígado
por la que penetran los nervios y vasos sanguíneos).
En caso
de obstrucción, la bilis regresa al hígado. En ese caso, no sólo las heces se
vuelven blancas, sino que también la orina adquiere un color oscuro. Esto puede
igualmente provocar dolores abdominales e ictericia (coloración amarillenta de
los ojos y la piel).
Se
trata de una situación grave que requiere el consejo de un profesional.
También
se observan heces blancas tras la ingesta de papilla baritada (con bario) para
un estudio radiológico de contraste del aparato digestivo. Pero en este caso no
es grave y desaparece en un par de días.
Las
heces manchadas de sangre de un color rojo vivo o la presencia de restos de
sangre visibles en el baño indican que la sangre es todavía fresca, pues no le
ha dado tiempo a oscurecerse. Eso significa que se ha producido una hemorragia
en la parte inferior del intestino, muy cerca del recto. Es la consecuencia de
unas hemorroides internas.
Si las
heces son completamente rojas, es más probable que se deban a colorantes rojos
naturales o artificiales. Se trata de algo temporal que tiene lugar al consumir
remolacha, arándanos, zumo de tomate, gelatina roja y bebidas de colores.
Pero
¡ojo!: La presencia de sangre roja en las heces, o tras la defecación, también
puede ser signo indicativo de un cáncer colo-rectal. En este caso es obligada
una urgente visita al médico de familia o al especialista de aparato digestivo
para practicar una colonoscopia diagnóstica.
Burdeos
o morado: porfiria.
Las
heces adquieren un tono de vino tinto cuando hay exceso de porfirinas.
En
principio, las porfirinas participan en la formación de la hemoglobina de la
sangre, asociándose al hierro para formar hemo (ferrihemoglobina, resultante de
la oxidación de la hemoglobina con presencia de 3 ó 4 átomos de hierro), que
permitirá transportar los gases en la sangre.
La
porfiria es una enfermedad durante la cual los eritrocitos (o glóbulos rojos) no
se convierten en hemoglobina de forma normal. Esta disfunción hace que las
porfirinas pierdan su función inicial (la coloración roja de la sangre, ya que
las porfirinas son pigmentos sanguíneos).
Para
que no causen ninguna molestia, son expulsadas del cuerpo en las heces y en la
orina, en donde las encontramos en cantidades anormalmente altas; es entonces
cuando les prestan su color morado.
La
porfiria es una enfermedad de múltiples manifestaciones clínicas. No es un
proceso banal y siempre hay que acudir al médico para un diagnóstico exacto.
Hígado
+ hemorragia: heces plateadas.
Es
perfectamente posible tener heces plateadas. Se trata de una señal preocupante
del estado de nuestro intestino. Cuando las heces tienen el color de un viejo
candelabro de plata totalmente oxidado, hay que actuar con urgencia, porque ese
color plateado pone de manifiesto dos problemas:
- La falta de bilis debido a una obstrucción de las vías biliares, lo que causa las heces blancas.
- Una hemorragia en la parte superior del tracto gastrointestinal, que origina unas heces negras.
La
combinación de estos dos problemas produce heces blancas manchadas de una
sangre que ha tenido tiempo de oscurecerse, que es lo que proporciona a las
heces ese color plateado característico.
Si se
encuentra en esta situación, ¡acuda urgentemente al hospital!.
Pero
cuando se trata de heces no sólo cuenta el color, sino que la textura es igual
de importante. Para hacer un diagnóstico rápido de la textura basta con echar
un vistazo.
De
media, el producto de la digestión necesita 16 horas para atravesar el
intestino antes de ser expulsado. En el trascurso del viaje, el exceso de agua
es absorbido por el intestino grueso para proporcionar al recto una materia
fecal más compacta. Esta consistencia, sólida pero no firme, permite controlar
mejor el flujo de expulsión.
La
consistencia de la materia fecal depende de la rapidez con la que la materia
atraviesa el intestino. Si es demasiado rápido, será líquida. Si es demasiado
lento, formará unas bolitas ultracompactas como cacas de oveja, cabra o conejo
(por algo a este tipo de heces se les llama “heces cabrinas”, de cabra). Aquí
tiene los 7 tipos de heces más habituales según su textura:
Tipo 1:
Bolitas duras claramente separadas unas de otras que se parecen a la caca de
oveja, cabra o de conejo, que cuesta mucho expulsar. Es señal habitual de
estreñimiento. Hay una completamente natural y está libre de efectos secundarios. Esa maravilla que está a punto de cambiar su vida digestiva es una planta y se llama boldo.
Tipo 2:
Bolitas de Tipo 1 agregadas unas a otras como chorizos. Son más fáciles de
expulsar que las de Tipo 1, pero aún así se necesita hacer un gran esfuerzo. Es
una señal un poco menos grave de estreñimiento.
Tipo 3:
Heces en forma de chorizo con pequeñas grietas en la superficie. Es casi la
caca ideal, quizá un poco demasiado seca. Si tiene una tendencia natural a
estar estreñido, su objetivo es éste, siempre y cuando sea fácil de expulsar.
Si necesita empujar mucho, aún no ha llegado a ese punto.
Tipo 4:
Es la perfección personificada, ¡el Rolls Royce de las cacas!. Con su aspecto de
babosa, su forma definida, su superficie lisa y su recubrimiento de mucosa… es
como para que su dueño se sienta orgulloso. Se expulsa con facilidad. Si es su
caso, ¡felicidades!, pues es señal de una buena salud intestinal.
Tipo 5:
Pequeños trozos muy blandos con los contornos bien definidos. Se expulsan con
facilidad. Es una materia tal vez demasiado blanda, aunque aún no entra dentro
de la categoría de diarrea. Tampoco es señal de un funcionamiento óptimo del
intestino.
Tipo 6:
Si tiene la sensación de estar expulsando barro con pequeños trozos blandos de
contornos irregulares, que se acumula a montones en la taza, es un caso de
diarrea moderada.
Tipo 7:
Líquido, casi aceitoso, sin ningún trozo sólido. En ese caso no hay duda que
valga: es claramente diarrea. Si de repente siente como si le fuera a explotar
el intestino y sale corriendo al baño, con los glúteos apretados, prepárese
para este tipo 7. No avisa. No espera. Es mejor no pasarse de listo.
Para
recordar.
No se
trata de que realice el diagnóstico de una enfermedad usted solo simplemente
interpretando las heces. Consúltelo siempre con su médico.
Sin
embargo, sí es conveniente echar un ojo a la cantidad, la consistencia y el
color de las heces, pues es el barómetro de nuestra salud intestinal.
En
cualquier caso, no hay que olvidar que sentarse en la taza al estilo occidental
no es la posición natural para hacer nuestras necesidades.
Estamos
hechos para ir al baño en cuclillas. Es la posición que permite liberar al
colon de la influencia del músculo puborrectal. Así se queda alineado con el
recto, lo que facilita enormemente la evacuación de las heces, en línea recta.
Las
personas con tendencia a estreñirse pueden hacerse con un pequeño taburete de
20 cm de alto y colocarlo delante de la taza del baño. Al poner los pies encima
conseguirán adoptar la posición agachada natural para ir al baño, lo que
facilita enormemente las cosas.
¡A su
salud!.
Juan-M.
Dupuis
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Fuentes empleadas por el autor:
- WebMD, The scoop on poop.
- Mayo Clinic. Stool color: when to worry.
PARA AMPLIAR O CONTRASTAR:
- Forma, tamaño, color, olor y consistencia de nuestras heces.
- Materia fecal: lo que sus características revelan de tu salud.
- Los colores y formas de las heces y su significado.
- Cómo evaluar tu salud por medio del color de las heces.
- Cómo interpretar las heces y saber qué te cae bien.
- Los 10 mejores laxantes naturales para combatir el estreñimiento.
- Cómo eliminar el estreñimiento sin tomar laxantes.
- 10 remedios caseros para la diarrea.
- Cómo curar la diarrea rápidamente.
- Alimentos ideales para limpiar el intestino.
- Tu retrete está mal diseñado.
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