1. El Guronsan para los estudiantes cansados.
La creencia popular reza que una pastilla de
Guronsan contiene tanta cafeína como 27 cafés. Se trataría de un producto
milagro para ayudar a concentrarse y rendir a los estudiantes cansados y para
estimular a los empleados desmotivados. Pero no es más que un cuento.
El Guronsan que se vende en nuestro país apenas contiene cafeína (lleva 50 mg, mucho menos que un
café, que tiene 95-200 mg). Y su supuesto efecto dopante no le viene tampoco
del resto de ingredientes.
- Azúcar de mesa (sacarosa).
- Sal (sodio).
- 400 mg de glucuronamida, un compuesto químico que no posee ninguna propiedad medicinal demostrada.
- Sabor a Gin fizz para dar la impresión de que se trata de un producto activo (también porque es efervescente) y aditivos.
Si de verdad quiere evitar el cansancio, lo mejor
es llevar una alimentación adecuada.
Y para situaciones de especial actividad
intelectual, cansancio y estrés, tiene a su disposición muchos tónicos
naturales que permiten recuperar y mantener la energía de forma duradera y
resistir mejor el estrés (como el polen fresco, el agua de mar en ampollas, la
hoja de ortiga en grajeas, el fucus en infusión…). La naturaleza es muy sabia y
ha puesto a nuestra disposición infinidad de soluciones para todo tipo de
situaciones.
2. Desinfectantes y antisépticos para las heridas.
Cualquier padre se sentiría culpable si no
tuviese a mano agua oxigenada o alcohol para curar las heridas. Y que escueza
al aplicarlo se considera una muestra de su eficacia contra las infecciones.
Estos productos estrella de la venta sin receta
en farmacias, los desinfectantes y antisépticos, son de lo más inútil; ninguno
es más eficaz (ni de uso universal) que el agua caliente del grifo (siempre que
estemos en un lugar, como ocurre en nuestro país, en el que el agua corriente
ofrezca suficientes garantías).
El mercurocromo, que es tóxico, se ha prohibido y
tampoco debe utilizarse nunca alcohol sobre la piel; únicamente es válido para
desinfectar instrumental (termómetros o agujas). El agua oxigenada quema
increíblemente las heridas, la clorhexidina hace que persistan multitud de
gérmenes y la tintura de yodo mancha y puede provocar alergias.
Sólo nos queda el clorhidrato de octenidina, que
es muy eficaz contra una amplia gama de microorganismos infecciosos (bacterias,
virus y hongos) pero que, sin embargo, en realidad únicamente es útil en
entornos hospitalarios, para grandes heridas y quemaduras con alto riesgo de
infección. Es el mismo caso de los antibióticos que se aplican sobre la piel.
Por eso, deje que sean los médicos quienes manipulen estos productos.
Para las heridas leves, lo mejor, sin duda, es
lavar abundantemente la herida con agua caliente. Hay que echarle valor al
principio, pero el milagro es que este tratamiento puede eliminar en su
totalidad el dolor en un tiempo récord y acelera de manera considerable la
cicatrización. Además, para los niños, que ante todo necesitan que se les
tranquilice, el beso “mágico” de papá o mamá va a ser más efectivo que
cualquier producto.
Sobre las heridas que sangran es mejor aplicar un
vendaje moderadamente compresivo con algún producto graso para que no arranque
la herida cuando se la quite. También puede consultar uno de mis anteriores
textos para conocer cómo tratar las pequeñas heridas con más detalle.
3. Medicamentos contra el resfriado.
Lo normal sería eliminar los virus antes de que
llegue a notar los síntomas (goteo de la nariz, oídos taponados, dolor de
cabeza y ojos llorosos).
Sin embargo, incluso si su sistema inmunitario ha
sido lento en un principio, es el único patrón de este barco y es quien se va a
encargar de eliminar el resfriado, por lo que no podrá hacer nada para acelerar
su curación. Le va a llevar de una semana a diez días.
Por el contrario, y de cara a evitar el próximo,
puede tomar vitamina C, vitamina D, probióticos para la flora intestinal (foco
importante del sistema inmunitario) y poner mayor atención a la alimentación
evitando la comida basura.
No crea que va a obtener un efecto positivo
semejante tomando medicamentos para el resfriado.
Aunque existen por decenas en los estantes de las
farmacias (paracetamol, aspirina, ibuprofeno…), todos tienen efectos nocivos
que superan sus insignificantes ventajas.
En realidad, hay que ser consciente de su modo de
acción: en lugar de “curarle el resfriado”, la mayoría simplemente contienen
paracetamol o ibuprofeno, productos que bajan la fiebre y eliminan el dolor,
que no es lo ideal, ya que la fiebre es un mecanismo natural para eliminar los
virus.
Para destaponarle la nariz y los oídos, contienen
productos que estrechan los vasos sanguíneos, pero la consecuencia es que se
expone a un riesgo de accidente cerebrovascular, infarto de miocardio y
problemas neurológicos graves.
Por lo tanto, no deben tomarlos en ningún caso
los menores de 15 años ni las personas que padezcan trastornos cardiovasculares
o neurológicos.
Por último, contienen antihistamínicos, que
reducen las reacciones inmunitarias, eliminando los síntomas, pero dejando
también vía libre a los virus.
Es más recomendable tomar un buen trago caliente
de limón, miel y una gotita de ron, caldo de pollo (con los huesos y mucha
médula) o vahos con eucalipto.
4. Medicamentos contra la osteoporosis.
Las mujeres se inclinan cada vez más por tomar
medicamentos contra la osteoporosis (enfermedad de los huesos porosos), dado
que tras la menopausia sus huesos tienden a volverse frágiles.
Sin embargo, esos medicamentos no han servido
para que se produzcan menos fracturas en mujeres de avanzada edad. Y no es de
extrañar: no hay ningún estudio que demuestre que los bifosfonatos
(medicamentos contra la osteoporosis) fortalezcan la solidez de los huesos.
Los bifosfonatos son productos procedentes de la
industria de los detergentes, utilizados para que el magnesio y el calcio no se
depositen en los tejidos. Funcionan bloqueando la capacidad del cuerpo para
destruir las células viejas de los huesos. En principio, esto puede parecer que
es bueno, si no fuera porque tenemos ese mecanismo de destrucción de las
células viejas de los huesos para permitir que se sustituyan por nuevas células
más sólidas.
Si impide que se desarrolle este proceso natural,
no se sorprenda si sus huesos se vuelven cada vez más frágiles.
Los huesos, como los músculos, se fortalecen
cuando se utilizan y se ablandan cuando no se utilizan. Por lo tanto, para
mantener unos huesos sólidos, hay que someterlos a esfuerzos mediante el
ejercicio físico. Además, va a encontrar todas las sales minerales necesarias
para su mantenimiento comiendo mucha verdura, sobre todo la de color verde.
Así que ya sabe, no se deje el dinero en la
farmacia comprando productos inútiles y con efectos secundarios teniendo a su
alcance soluciones más sencillas y naturales.
¡A su salud!.
Luis Miguel Oliveiras
Artículo original: https://www.saludnutricionbienestar.com/cuatro-timos-venta-farmacia/
Artículo original: https://www.saludnutricionbienestar.com/cuatro-timos-venta-farmacia/
No hay comentarios:
Publicar un comentario