Un
columnista económico en la revista inglesa The Spectator se quejaba una vez en
uno de sus artículos de la tristeza de las comidas cada vez que comía con un
“súper rico”.
Un día
almorzó con Lord Bamford, un adinerado industrial coleccionista de automóviles
Ferrari, y éste se limitó a comer una pequeña ensalada de crudités sin aliñar.
“Comida de conejos”, se rió el columnista.
Pero no
es el único multimillonario que disfruta de una comida más bien austera que de
los suculentos manjares que se suelen relacionar con las personas más
adineradas.
El más
rico de los multimillonarios de Londres, Sri Hinduja, de origen indio, dueño de
un inmenso grupo industrial, químico y de armamento, bebe únicamente té y sólo
come verduras; hasta el punto de que, cuando la reina de Inglaterra lo invita
al Palacio de Buckingham, él va con su comida ¡guardada en un tupper!.
También
Marc Zuckerberg, el joven creador de Facebook, se hizo cuasi-vegetariano en
2011, precisamente el año en que más aumentó su fortuna. Explicó entonces que
había entrado en un nuevo enfoque “cara a cara” con la comida: “este año
prácticamente me he vuelto vegetariano […]. Creo que mucha gente olvida que un
ser vivo debe morir para que podamos comérnoslo, y mi objetivo es no dejar que
eso se me olvide nunca, así como estar más agradecido de lo que tengo”. Muchos
de sus amigos, precisó, hacen lo mismo que él.
Larry Ellison, CEO de Oracle, a la cabeza de una colosal fortuna es conocido por ser
un “vegetariano + pescado”.
Y los
fundadores de Google, Larry Page y Serguéi Brin, han insistido desde los
comienzos de su andadura en que todos sus empleados comiesen “bio” en el
“Googleplex”, la sede de la empresa.
No
todos los ricos son iguales.
Ahora
bien, es importante subrayar que estos ejemplos pertenecen a los más ricos
entre los ricos. Entre ellos y nosotros, la gente común, hay una clase muy
numerosa de personas adineradas que, al contrario, disfrutan de su fortuna sin
ningún tipo de límite o norma en el plano alimenticio, como demuestran por
ejemplo las dramáticas tasas de diabetes en los países del Golfo o entre los
ciudadanos más ricos de China, India, Brasil, México…
Pero no
todo es blanco o negro. Uno de los hombres más ricos del mundo, Warren Buffett,
ha explicado en numerosas ocasiones que jamás, desde la época en la que era
estudiante, cambió su dieta.
Hay que
decir que Warren Buffet sigue viviendo en la modesta vivienda que compró en
1957 en un popular barrio de Omaha, en una zona del interior de Estados Unidos.
También
se hizo famoso por su respuesta a un periodista que le preguntó por qué no se
compraba trajes más caros. “¡Pero si yo compro trajes caros!. Es sólo que
parecen malos cuando soy yo el que se los pone”, le dijo.
Más
ricos y más sanos.
Es en
los barrios más ricos de Nueva York, Silicon Valley y Hollywood, así como en el
entorno financiero de Londres, Ginebra y Zúrich, donde puede encontrarse mayor
porcentaje de vegetarianos, ecologistas y practicantes de yoga, en comparación
con el resto de la población.
La
lección que se puede extraer de ello es que, cuando no queda nada ya por desear
en lo que respecta a la vida material, se pierden las ganas de comer caviar,
foie y langosta, o de cenar todos los días en restaurantes de varias estrellas.
La
imagen tan extendida de la vida de los “súper ricos”, llena de fiestas regadas
con champán y de mesas con montañas y montañas de deliciosos canapés, es un
cliché fomentado por la publicidad, el cine y los videoclips con los que se
hace creer a la gente que la felicidad es eso (es decir, disponer de los medios
para poder pagar todo eso). Según ella, si alguien quiere ser feliz debe
conseguir dinero suficiente para poder llevar ese tren de vida.
Pero en
realidad es una mentira, una estafa cuyo único fin es empujarle a consumir más.
La
mejor comida del mundo.
Desde
los tiempos más remotos, y en todas las civilizaciones, los sabios han
comprendido que no hay mejor bebida que un gran vaso de agua fresca tras
realizar un esfuerzo.
Los
montañeros saben que no hay comida más suculenta que la rebanada de pan con jamón
que se come de cuclillas sobre una roca mientras los rayos del sol naciente
acarician la cima de la montaña, después de una agotadora marcha iniciada a las
4 de la madrugada.
Asimismo,
los marineros saben que no hay mayor placer para el estómago que un buen plato
de sopa humeante en la bodega del barco después de 12 horas de lucha contra la
tempestad.
Este
principio de “austeridad feliz” ha sido ampliamente explicado por Séneca,
filósofo nacido en Córdoba y referente del estoicismo. También inmensamente
rico, se dio cuenta de que la única forma en la que él conseguía ser
verdaderamente feliz era vistiendo ropas simples, durmiendo a la intemperie
bajo las estrellas, bebiendo agua fresca y comiendo comidas ligeras.
Es
importante destacar que Séneca vivió exactamente en la época de Jesucristo
(nació en el 4 a. C.), quien también enseñó que “es más difícil que un hombre
rico entre en el Reino de los Cielos, que un camello pase por el ojo de una
aguja”. O, dicho de otra forma: que los bienes materiales son un obstáculo para
conseguir la santidad.
Pero
las virtudes del desapego hacia lo material fueron también predicadas por otros
innumerables sabios, profetas y filósofos a través de los siglos: Confucio,
Buda, Moisés, Sócrates, Cicerón, San Francisco de Asís…
Hoy día
esta sabiduría es todavía predicada por algunos expertos como Nassim Nicholas Taleb (ensayista, investigador y financiero de origen libanés), quien recuerda
que el cuerpo tiene una maravillosa forma de fortalecerse cuando se somete a
pruebas, al contrario que ante la comodidad y la abundancia, que lo debilitan y
lo enferman. Y también por Pierre Rabhi (político, escritor y filósofo francés
de origen argelino), de quien he tomado prestada, precisamente, la expresión
“austeridad feliz”; o por el papa Francisco, entre tantos otros que apelan a la
pobreza voluntaria, la sobriedad y la austeridad.
A
Carlos Slim se le define, por su parte, como un filántropo enemigo de la
ostentación y la extravagancia, informal y a quien le gusta trabajar en mangas
de camisa. Vive en la misma casa desde hace más de 30 años y sigue vistiendo el
mismo tipo de ropa.
También
ha veraneado varias veces en Avión, un pequeño pueblo de Orense de apenas 2.500
habitantes y en el que su anfitrión era el también millonario Olegario Vázquez Raña, natural del lugar (adonde regresa cada año para poder “estar tranquilo”,
dice). ¡Una foto de ambos jugando al dominó en una taberna, como dos “abuelos”
más, dio la vuelta al mundo!.
Consejos
prácticos para una vida feliz.
El día
que conocí al famoso escritor franco-ruso Andreï Makine me reconoció que sus
éxitos literarios le habían reportado mucho dinero, pero que lo había donado a
personas “que lo necesitaban más que él”.
Cuando
lo felicité por tal gesto de generosidad me respondió que no lo había hecho por
eso, sino porque por encima de todo no quiere complicarse la vida. En el
momento en que uno empieza a poseer cosas, empieza a perder el tiempo. Una gran
casa requiere más mantenimiento que una pequeña, un gran coche se aparca mucho
peor que uno pequeño (¡y todavía mucho peor que una bicicleta!), del mismo modo
que cuesta más atarse unos zapatos de cordones que calzarse unas simples
sandalias. Y así, un largo etcétera.
Acumular
estos pequeños gestos durante un largo período supone al final perder años de
vida.
Una de
las elecciones más importantes que se toman en la vida es la de vivir en un
lugar accesible y práctico. Ir y venir a pie o en bicicleta al trabajo es una de
las cosas que más mejoran el día a día. Lo ideal sería también poder hacer la
compra y los recados a pie, y es que sin duda tener un mercado en una calle
próxima le ahorrará cada semana horas perdidas en parkings, rotondas y centros
comerciales.
Al vivir
en un edificio, lo mejor sería dar preferencia a los pisos más bajos, con lo
que se evita depender del ascensor. Además, si se elige una pequeña superficie,
se perderá menos el tiempo atravesando habitaciones, limpiado la casa e incluso
abriendo y cerrando las ventanas.
De
igual modo, la publicidad, las redes sociales, la televisión… incitan
constantemente a comprar ropa nueva, si bien la mayoría de la gente tiene una o
dos combinaciones favoritas que son las que finalmente lleva puestas la mayor
parte del tiempo (según la estación). ¡Tengamos el coraje de vaciar nuestros
armarios de toda esa ropa y calzado que jamás nos ponemos y donémoslos!. Ni se
imagina cuánto espacio puede llegar a ganar en su vida.
Vivir
en una región soleada es también una gran ventaja, ya que se puede vestir menos
ropa y más sencilla, lo que permite ahorrar mucho tiempo de colada e incluso al
vestirse.
Con
frecuencia las cocinas son demasiado grandes, y es que, aunque las revistas y
los diseñadores de interiores nos hacen soñar con magníficas cocinas
sobreequipadas, la realidad es que en la mayoría de las ocasiones se
infrautilizan. Como sucede con la ropa, al final solemos usar siempre la misma
cazuela, la misma sartén y los mismos dos o tres utensilios básicos de toda la
vida. Y por esa misma razón tampoco tiene sentido guiarse por libros de cocina
cuyas recetas incluyen ingredientes o material de cocina demasiado complejos,
que sólo va a usar una vez en la vida ¡y que terminará por olvidar incluso que
los tiene!.
Y cuando nos vamos de viaje y que parece que la felicidad consiste en irse a
un lugar lo más lejano y exótico posible (para luego contárselo a todo el
mundo), plantéese su destino. Irse a la otra punta del mundo no le hará
necesariamente más feliz. Al contrario, los tiempos de espera en los
aeropuertos, los equipajes perdidos, las escalas, la diferencia horaria, la
llegada al hotel… todo eso le robará un precioso tiempo de sus vacaciones,
además de que le cansará inútilmente.
Y con
todo el dinero que se ahorre siguiendo estos consejos, puede comprar alimentos
“bio” y de buena calidad que sí van a mejorar (y mucho) su calidad de vida.
¿A qué esperamos para ser felices?.
Ya lo
ve, el éxito económico lleva a algunos a vivir de una forma incluso mucho más
simple que antes. Eso demuestra que no hay ninguna necesidad de ser rico para
ser feliz. Así que, ¿por qué no empezar ya?. ¡No perdamos más tiempo!.
Huyamos
de las falsas promesas de los anuncios que pretenden hacernos consumir más.
Y
también agradezcamos la lección de todos esos multimillonarios que he
mencionado a lo largo del texto, que son la verdadera prueba de que la máxima
“la felicidad está en lo simple” no es únicamente un buen eslogan, sino que
algunos realmente la convierten en su forma de vida.
Luis
Miguel Oliveiras
Artículo original: https://www.saludnutricionbienestar.com/que-comen-los-ricos/
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Fuentes empeladas por el autor:
- Martin Vander Weyer. “Are we killing investment banking? And if we are, should we care?”. The Spectator. May, 2014.
- “Mark Zuckerberg quasi végétarien”. AFP. Le Figaro. May, 2011.
- Eva Perasso. « TECH-GURUS ARE LEADING THE GEEK DINNER REVOLUTION ». Fine Dinning Lovers. July, 2011
- Paul Zimmet, Jonathan Shaw, Shirley Murray, Richard Sicree. “L’épidémie de diabète en plein envol: les prévisions pour le futur”. Diabetes Voice. Juin, 2003.
- Sendoh. “I buy expensive suits. They just look cheap on me”. Watching Buffet. March, 2014.
- Marcos Mosteiro. "La verdadera historia de los hombres más ricos del mundo". The Luxonomist. Junio, 2015.
- Seis millonarios de la nada. El Mundo Magazine.
- Natalia Puga. "El hombre más rico del mundo repite vacaciones en Galicia". El Mundo. Agosto, 2014.
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