En
esencia, mi advertencia va dirigida a que se tome muy en serio su protección
durante sus paseos por el campo. El peligro que representan las garrapatas en
la transmisión de enfermedades (especialmente el lyme) está subestimado. El
riesgo nos acecha en un simple paseo o al acariciar a nuestras mascotas, y esta
enfermedad puede causar terribles padecimientos muchos años después.
La
enfermedad de Lyme tiene todos los ingredientes para haberse convertido en un
auténtico reto para la medicina moderna, y nos obliga a todos a estar muy
alerta.
El
primer peligro es que, por varias razones, es muy difícil que se diagnostique
en su fase más temprana y, sin embargo, el diagnóstico precoz y su tratamiento
inmediato son esenciales.
Si no se trata, la enfermedad de Lyme puede tener unas consecuencias gravísimas que además pueden pasar años hasta que se asocien a la picadura de la garrapata, pues los síntomas se confunden con los de otras enfermedades (neurológicas, neurodegenerativas, cardiovasculares, articulares, lupus, fibromialgia…).
Si no se trata, la enfermedad de Lyme puede tener unas consecuencias gravísimas que además pueden pasar años hasta que se asocien a la picadura de la garrapata, pues los síntomas se confunden con los de otras enfermedades (neurológicas, neurodegenerativas, cardiovasculares, articulares, lupus, fibromialgia…).
Además,
las enfermedades que transmiten las garrapatas al hombre han aumentado un 300%
en los últimos veinte años, así que es imprescindible tener las ideas claras
respecto a cómo protegerse.
Las
bacterias transmitidas por la garrapata que originan la enfermedad de Lyme son
las espiroquetas, denominadas así porque parecen muelles o cables de teléfono
en miniatura. En concreto, las “culpables” del lyme son las bacterias del
género Borrelia. Por lo tanto, el lyme se contrae por la mordedura de una
garrapata que a su vez sea portadora.
Un
peligro real y subestimado.
Esta
enfermedad ha sido localizada en todos los continentes menos en la Antártida.
Hoy en día afecta a toda Europa, a excepción quizá de las zonas de montaña.
El lyme
es una enfermedad silenciosa e infradiagnosticada, que pasa bastante
desapercibida en España pese a que no para de crecer. Se calcula que en toda
Europa la contraen unas 65.000 personas al año, y la presencia de un gato en
casa aumentaría el riesgo de positividad un 30%.
Y es
que muchas personas están infectadas y no lo saben. La enfermedad puede, en
efecto, permanecer en silencio, posiblemente porque el sistema inmunitario la
mantiene a raya. Cuando se manifiesta, lo que puede ocurrir años después, los
pacientes sufren infinidad de trastornos nerviosos, musculares y articulares
que producen desconcierto entre los médicos, a veces incluso escepticismo.
Si la
enfermedad no se detecta en los días siguientes a la picadura ni es tratada en
su fase inicial con antibióticos, no hay duda de que puede tener unas
consecuencias muy graves: manifestaciones neurológicas (parálisis facial,
meningitis…), manifestaciones reumatológicas con artritis inflamatoria,
manifestaciones cardiovasculares, etc. Los enfermos suelen pasarse unos cuantos
años sufriendo, deambulando de médico en médico, antes de ser diagnosticados
por fin.
En
defensa de los médicos que no aciertan con el diagnóstico hay que decir que la
enfermedad de Lyme imita los síntomas de otras enfermedades, como la
poliartritis reumatoide, la esclerosis múltiple, la esclerosis lateralamiotrófica, la fibromialgia, el lupus, las enfermedades neurodegenerativas…
Por eso a esta enfermedad también se la conoce como “la gran imitadora”.
Se
acompaña de fatiga crónica, problemas de memoria y depresión. Muchos pacientes
viven un auténtico calvario, ya que al sufrimiento deben sumar a menudo la
incomprensión de los médicos, que acaban cuestionando el equilibrio psíquico de
las personas que acuden a ellos buscando ayuda.
Pero,
¿cómo nos transmiten enfermedades las garrapatas?.
Las
garrapatas se alimentan de sangre de animales. Si ese animal es portador de una
bacteria, la garrapata puede transmitir dicha bacteria a otro animal. El
problema es que puede que ese otro animal sea usted, que simplemente haya salido
a dar un paseo por el campo. O su perro o gato, al que usted más tarde mete en
su casa.
La vida
de la garrapata pasa por tres fases: larva, ninfa y adulta. Para crecer, debe
encontrar un huésped con el que darse un “banquete de sangre”. En cada fase se
alimenta de la sangre de sus presas para después iniciar un período de latencia
durante el cual se transforma y pasa a la siguiente fase.
Al
nacer, las larvas no están infectadas y, por tanto, no resultan peligrosas para
el hombre. Pero si se infectan alimentándose en la fase de larvas, pueden
transmitir la bacteria al hombre. Así pues, la enfermedad de Lyme se transmite
sobre todo por las ninfas, que son minúsculas que a menudo pasan
desapercibidas y pican sin causar dolor.
Las
garrapatas adultas trepan a las hierbas y arbustos que bordean los caminos a la
espera de un animal. Por su parte, las garrapatas inmaduras se suelen situar en
las hojas caídas que se amontonan bajo los árboles, y es así como las ninfas se
suben fácilmente a los perros que se tumban en las hojas.
Una
garrapata puede permanecer varios días en la piel sin ser detectada. Cuanto más
tiempo pase en contacto con la piel, mayor será el riesgo de que transmita sus
bacterias. Y las bacterias se moverán entonces por todo el organismo.
Una
mujer embarazada infectada puede transmitir la enfermedad al futuro bebé. En
teoría, la enfermedad podría incluso transmitirse por una trasfusión de sangre
de una persona infectada (una perspectiva especialmente preocupante). Hasta la
fecha no se ha registrado ningún caso de lyme transmitida por la sangre, pero
se sabe que la B. Burgdoferi s.s. puede sobrevivir 48 horas en sangre humana
destinada a transfusiones, y unos investigadores han demostrado que un ratón
sano que recibe sangre infectada de otro ratón se infecta a su vez.
Los
síntomas del lyme.
La
infección puede ser silenciosa. De cada 100 personas que han sido picadas por
una garrapata, 5 desarrollan anticuerpos, y 1 de cada 10 personas con síntomas
se convertirá en enfermo crónico.
La
incubación dura por lo general entre 7 y 14 días, aunque puede oscilar entre 1
y 36. Unos días o semanas después de la mordedura de garrapata, en la piel
puede aparecer una mancha roja con forma de anillo. Este enrojecimiento que
tiende a extenderse a partir del punto central que constituye la picadura de la
garrapata se denomina erythema migrans o eritema migrante (EM).
Si no
se receta ningún tratamiento, el EM dura unas semanas o unos meses, hasta que
acaba desapareciendo. En algunos casos, el EM o las manifestaciones cutáneas de
la infección se acompañan de síntomas de tipo gripal, como fiebre, dolores
articulares y musculares, dolores de cabeza, malestar, fatiga y rigidez en el
cuello, pero sin los signos respiratorios de la gripe.
Unas
semanas o unos meses más tarde, y en ocasiones incluso hasta dos años después
de la infección, pueden aparecer nuevos síntomas. Estos varían según la clase
de organismo infeccioso. Los dolores articulares tipo artritis son habituales
con una infección de la B. Burgdorferi s.s., y se ven a menudo entre pacientes
europeos. Son dolores intermitentes, con o sin inflamación articular. La
rodilla suele verse afectada y estas artropatías pueden durar meses o incluso
años.
Los
signos neurológicos aparecen en cerca del 15% de los pacientes infectados. Los
signos más habituales son meningitis, parálisis facial y radiculitis
(inflamación de un nervio), pero también, aunque con menor frecuencia,
mielitis, inflamación de los nervios craneales y encefalitis. Algunos de estos
signos pueden prolongarse varios meses y producir secuelas.
Los
signos cardiovasculares (palpitaciones, vértigos o dolores torácicos) se
observan a veces entre los pacientes de Norteamérica, pero en Europa son poco
habituales.
Varios
meses o incluso años después de la infección inicial, algunos pacientes pasan a
la tercera fase de la enfermedad y sufren artritis crónica, problemas
neurológicos o una afección de la piel denominada acrodermatitis crónica atrófica, que aparece sobre todo en las extremidades. Comienza como una
coloración roja acompañada de inflamación y le sigue una atrofia progresiva en
las zonas afectadas. Las mujeres la padecen más que los hombres.
El
diagnóstico de la enfermedad es muy complicado. Se realiza a partir del
historial del paciente, los signos clínicos, la respuesta a los antibióticos y
las pruebas indirectas de laboratorio.
Es
importantísimo que el médico realice un diagnóstico correcto lo antes posible
para empezar el tratamiento también cuanto antes. Pero le aseguro que no
siempre es fácil. Así que los principales mensajes con los que debe quedarse
son protegerse conciendudamente en sus paseos por el campo para evitar los
riesgos y acudir al médico cuanto antes si le ha mordido una garrapata.
Cómo
protegerse.
La
mejor prevención que existe hoy en día es protegerse contra las garrapatas
cuando se salga a pasear por el bosque o zonas de maleza, especialmente entre
los meses de abril y septiembre (aunque las picaduras pueden producirse todo el
año, también en invierno, puesto que las garrapatas sobreviven a temperaturas
frías). Asimismo hay que asegurarse de llevar vestimenta que cubra el cuerpo
adecuadamente cuando se trabaja en un jardín o un parque (por ejemplo al cortar
el césped).
En el
jardín de casa no se deben acumular hojas, ya que esos montones son muy
apreciados por las garrapatas.
Para
evitar que le piquen en el bosque, no se adentre en zonas frondosas, cubiertas
de maleza con hierbas altas y hojas secas, y camine por la parte central de los
senderos. Utilice ropa de manga larga y pantalones largos que le cubran todo el
cuerpo, con los calcetines por encima del pantalón, para evitar que las
garrapatas suban por las piernas. También puede ser útil llevar ropa clara,
para poder detectar más fácilmente las garrapatas. Si tiene el pelo largo,
mejor llevarlo recogido, y evite tumbarse directamente sobre el suelo.
Antes
de salir a pasear, puede aplicarse un repelente sobre la piel e incluso se
puede rociar la ropa con productos a base de permetrina, en especial los
zapatos, pantalones y calcetines. Y no se olvide de rociar también la tienda de
campaña, en caso de que vaya a dormir en ella.
Para
una mayor eficacia, es recomendable darse una ducha o un baño en las dos horas
posteriores al paseo. Además, se trata de la ocasión perfecta para detectar una
garrapata, con la oportunidad de eliminarla de forma natural gracias al agua y
el jabón. Y no vuelva a utilizar la ropa que se haya utilizado en el paseo sin
antes lavarla, pues en ella puede haber alguna garrapata adherida.
Se debe
revisar el cuerpo minuciosamente, utilizando incluso un espejo. Los padres
deben inspeccionar con atención a los niños, sobre todo en la zona de las
axilas, las orejas, el ombligo, las rodillas, las piernas y el pelo.
Las
mascotas (perros y gatos) pueden tanto contraer la enfermedad de Lyme como
transmitir las garrapatas a las personas. Debe examinar con cuidado a los
animales que hayan salido con usted a pasear, así como la ropa y las mochilas
que se hayan utilizado. Se pueden matar las garrapatas metiendo la ropa y las
mochilas en la secadora a temperatura máxima durante una hora.
Qué
hacer si encuentra una garrapata en su piel.
Si se
encuentra una garrapata en la piel, no aplique productos que contengan éter,
petróleo o cualquier otro componente químico. Con ayuda de unas pinzas
estrechas (sirven las de depilar) o una pinza especial de venta en farmacias,
agarre la garrapata lo más cerca posible de la piel y tire de ella con
suavidad, pero con firmeza, hacia el exterior. No gire ni zarandee la
garrapata, ya que corre el riesgo de separar el cuerpo de la parte que se
engancha a la piel. Si eso ocurre, retire la parte restante con las pinzas y
aplíquese un antiséptico en la zona (alcohol, producto de yodo, etc…).
Durante
30 días, hay que vigilar con atención la zona afectada para detectar la posible
aparición de un eritema migrante (EM) o alguna rojez sospechosa, para en ese
caso iniciar un tratamiento con antibióticos. La presencia de un pequeño
eritema alrededor de la picadura inmediatamente después de que le haya picado
una garrapata o en las primeras 24 horas es consecuencia de una reacción a los
compuestos salivales de la garrapata y no debe confundirse con un eritema
migrante. Sabiendo que el EM no siempre es exclusivo de la infección, lo mejor
es que acuda al médico en el momento en que le pique una garrapata o se dé
cuenta de que le ha picado.
Una
última advertencia: la enfermedad de Lyme es una gran desconocida no sólo para
la población, sino también para muchos profesionales de la salud. Pero es
importantísimo que sea tratada cuando se encuentra en sus primeras fases, tan
pronto como sea posible.
La
enfermedad está infradiagnosticada y muchos médicos tienen dificultades para
acertar con el diagnóstico. Si tiene dudas, no espere a que la enfermedad vaya
a peor. Acuda a otro médico. En nuestro país la mayoría de hospitales disponen
de servicios de enfermedades infecciosas. También existen asociaciones que
pueden informarle acerca de a dónde acudir.
No se
trata de dejar de salir al campo o disfrutar de la naturaleza, sino simplemente
de saber que existe ese minúsculo enemigo y de tomar las medidas adecuadas.
¡A su
salud!.
Luis
Miguel Oliveiras
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PARA AMPLIAR:
PARA AMPLIAR:
- Prevenga la enfermedad de Lyme.
- Cómo prevenir la enfermedad de Lyme.
- Enfermedad de Lyme: prevención.
- 7 maneras naturales de tratar la enfermedad de Lyme.
- 31 remedios caseros para el tratamiento de la enfermedad de Lyme.
- Enfermedad de Lyme.
- Cómo arrancar una garrapata al perro.
- Cómo quitar correctamente una garrapata.
- Extracción de garrapatas.
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