Hoy en la radio (y digo “en la radio” sin especificar emisora alguna porque es algo común a muchas –la mayoría- como también puede verse en la televisión) escuché los testimonios de muy diversas personas que opinaban sobre la Navidad, lo que para ellas significan estos días.
Para unas personas estos días son tristes, muy tristes, debido a la nostalgia que sienten al recordar a personas que ya no están físicamente entre nosotros.
Para otras completamente al revés: alegres, siempre alegres, maravillosas, donde todo parece ser posible y todo rebosa ilusión y posibilidades mil por todas partes.
Para muchas… son días de mucho ajetreo, infinidad de gastos, compromisos que cumplir,… un auténtico agobio.
Unos quisieran suprimir por lo tanto estas “fiestas” y otros…”fomentarlas más todavía y que esos maravillosos deseos y hermosas palabras que en estos días se escuchan no sean sólo en estas fechas sino también a lo largo de todo el año” (se hablaba de esa hipocresía social expresada en entusiasmos que luego a lo largo del año brillan por su absoluta ausencia… como si la gente a la que decimos querer sólo existiera en Navidad).
En todos estos casos había un denominador común: el consumismo, los lujos, el derroche,… la fiesta por la fiesta,… parece ser su único denominador común.
A nadie le escuché hablar sobre lo que realmente es la Navidad.
¿Y la Navidad?, ¿dónde está?.
Soy docente y en la materia que imparto doy “Cultura del Hecho Religioso” en toda su amplitud e implicaciones, causas y consecuencias.
Cuando hablo de la Navidad a mis alumnos obviamente me remito a lo que la Biblia dice de ella y en sus escasas líneas de lo que se habla es del nacimiento de Jesús, de la encarnación de todo un Dios en la realidad humana, sencilla y humilde de un diminuto pueblo en la tierra de Israel.
En aquel acontecimiento no hubo lujos, honores ni derroches; no hubo ostentación de poder ni de riquezas; ni siquiera había posada para su madre, María, y su marido José: tan sólo pudieron ofrecerles un espacio junto a algunos animales. Encima… al poco tiempo de nacer tuvieron que emigrar, dejar su país, huir a Egipto porque corría riesgo de morir a manos del poder establecido.
¿En qué se parece aquello a lo que hoy hacemos en estas fechas?.
¿A qué viene tanto despilfarro, tanto ruido, tanto agobio por los regalos y tanta mezquindad como la que este absurdo consumismo nos va metiendo en el coco?.
¿Qué sentido tiene tanta parafernalia en estas dos semanas que pasan como un suspiro y de las cuales no disfrutamos apenas nada porque todo se lo llevan “las cosas” y nada se lleva la celebración de lo que la Navidad significa realmente?.
¿En qué valores relacionados con la Navidad educamos a nuestros hijos?.
Cuando cada año pregunto a mis alumnos sobre “lo que celebramos en la Navidad” las respuestas muchas veces no pueden ser más desilusionantes:
- “Es cuando llega Papá Noël y nos trae muchos regalos”.
En el colegio todos los años se hace concurso de “tarjetas de Navidad” y el alumnado, con absoluta libertad confecciona a su modo su tarjeta, hace el dibujo que quiere y lo decora conforme cree conveniente. Aproximadamente el 95% de las tarjetas sólo muestran paquetes-regalo, lucecitas, el papá Noel o los Reyes Magos y ya está. Tan sólo ese 5% restante es el que refleja el elemento esencial de la Navidad: la imagen del nacimiento de Jesús.
¿Y por qué pasa esto?.
Echemos un vistazo a lo que la caja tonta predica constantemente, fijémonos en las campañas publicitarias en Navidad: todo son papás noeles y santas claus por todas partes, calcetines a rayas, gorros blanco/rojo (fieles a la Coca-Cola), escaparates rebosantes de mil cosas, consumismo puro y duro,…. Y si encima en los colegios o en la misma familia no hablamos de lo que es realmente el motivo esencial por el cual se celebra la Navidad… ¿qué van a expresar los niños?.
Los niños y niñas no van a comprender lo que es la Navidad si no hay quien se lo dé a entender y le enseñe a vivirla; eso no se aprende por arte de magia.
Nuestras propuestas.
Ya sabemos que el “compromiso” no está de moda hoy, quizás nunca lo haya estado y las razones son obvias: requiere esfuerzo, constancia,… pero sobre todo CONVICCIÓN. Sin convencimiento todo compromiso por noble que sea se vuelve una carga inaguantable, pero cuando hay convencimiento en lugar de ser una carga es un gozo vivirlo.
Los padres y madres somos guías insustituibles para nuestros hijos. Lo somos desde el primer instante, desde que vienen a nuestro mundo: les enseñamos a hablar, comer, expresar los afectos, caminar,… cuidamos de su salud, les llevamos a la guarde, luego al colegio,… les enseñamos la importancia de vivir unas normas de convivencia que les permitan vivir en armonía con el resto de la sociedad, el respeto y cuidado de la naturaleza en todas sus formas,…
También somos guías en el terreno de la fe y el conocimiento del hecho religioso. Y como en todo lo más importante y esencial es el “ejemplo”: no podemos predicar teoría sin práctica. Así que si queremos educarles en la fe y en un conocimiento adecuado del hecho religioso lo mejor es que les demos ejemplo.
Pueden ayudarnos en ello estas ideas:
- - Participar de los actos litúrgicos que en la parroquia de nuestro barrio se lleven a cabo.
- - Hagamos diálogo con nuestros hijos sobre la simbología religiosa que en estos días de Navidad han ido observando: sus elementos y su significado.
- - Profundicemos en lo que el nacimiento de Jesús nos enseña: dónde viene a nacer, quiénes fueron los primeros en visitarle, qué sucedió poco tiempo después de nacer,… y sus paralelismos con tantas personas como hoy viven esas mismas realidades.
- - Contrastar esa experiencia con el modo en que hoy lo celebramos; ejercitemos el sentido crítico y la coherencia con lo que de verdad Navidad significa.
- - …
Equipo de redacción del "Proyecto EDUCANDO JUNTOS"
Tengan un buen año 2019 y que en él se puedan llevar a cabo todos aquellos proyectos que hagan de nuestra Tierra un verdadero hogar, una auténtica Casa Común de toda la humanidad, toda, sin excluir a nadie.
PARA AMPLIAR:
PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
Si queremos saber "qué concepto tienen nuestros hijos sobre la Navidad" es muy sencillo: preguntémosles:
- ¿Qué es la Navidad?, ¿qué celebramos en ella?.
Si queremos desarrollar el sentido crítico y la vivencia auténtica de la Navidad:
- ¿Qué te parecen las maneras en que celebramos la Navidad todos los años?.
- ¿Cómo deberíamos celebrarla para asemejarla más a lo que fue realmente?.
- ¿Qué actitudes y compromisos debiéramos adoptar los que nos decimos cristianos no sólo en Navidad sino también a lo largo de todo el año?, ¿por qué?, ¿para qué?.
- ¿A qué nos podríamos comprometer nosotros de cara a la celebración de la Navidad en el próximo año?.
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