Cuando
era pequeño veraneaba con mi familia en un pueblo costero. Un día me encontraba
jugando en la orilla junto a mi primo cuando éste comenzó a quejarse de un
fuerte calambre en la pierna y un escozor terrible. Le había picado una medusa.
Acudimos
corriendo junto a mi madre y mis tías, que le dijeron que debía orinarse
encima. ¡Craso error!. Aunque, evidentemente, ellas no lo sabían. Únicamente
hicieron uso de la sabiduría popular, que asegura que el efecto de la orina sobre
la zona afectada por la picadura alivia el escozor.
Sin
embargo, aunque esa solución efectivamente puede ayudar en algunos casos,
debido al efecto del amoníaco que contiene la orina, resulta contraproducente
en otros (más tarde supimos que aquello fue lo que le sucedió a mi primo).
Aquella
experiencia me hizo entender muchos años después la importancia de actuar
correctamente ante una picadura de medusa.
Y por eso hoy quiero aclararle algunas de las dudas más comunes que surgen al respecto:
Y por eso hoy quiero aclararle algunas de las dudas más comunes que surgen al respecto:
1.
¿Qué hacer cuando pica una medusa?.
Lo
más recomendable, ante la mínima duda, es acudir siempre al puesto de socorro o
primeros auxilios más cercano. En caso de que el estado de la persona picada
por la medusa empeore pasada media hora o que los síntomas vayan más allá de la
manifestación local (por ejemplo, si se sufren mareos, vómitos, taquicardias…),
lo más recomendable es acudir directamente a un centro sanitario.
En
un primer momento, tras la picadura, lo urgente es limpiar la zona afectada. Si
dispone de los medios necesarios puede tratar de realizar esta limpieza usted
mismo; si no, acuda directamente al puesto de socorro o de primeros auxilios
más próximo.
Lo
primero es retirar las partes de la medusa (de sus tentáculos) que se hayan
quedado adheridas a la piel. Para ello, presione con cuidado con un elemento
duro, como por ejemplo un DNI o una tarjeta de crédito, y ayúdese con agua de mar (ojo: no utilice nunca agua dulce). Inmediatamente después debe desinfectar
la zona.
El
uso de amoníaco rebajado con agua (la orina puede valer como medida de
emergencia, pero mejor optar por lo primero) o de vinagre puede ayudar a
desactivar los cnidocitos (células especializadas de los cnidarios -medusas,
corales, anémonas de mar y demás familia- que segregan una sustancia urticante
que les resulta útil tanto para defenderse como para atacar), ya que tienen un
pH alcalino el primero y ligeramente ácido el segundo.
Pero
esta solución también esconde un problema, y es que mientras que un pH alcalino
(como el del amoníaco rebajado con agua) es útil ante la picadura de una clase
de medusas, es contraproducente en el caso de otras.
Así,
el pH alcalino es eficaz contra la picadura de los escifozoos, grupo al que
pertenecen entre otras la medusa luna (Aurelia aurita), el acalefo azul o
aguamar (Rhizostoma pulmo) y la medusa luminiscente (Pelagia noctiluca), varias
de las medusas más comunes en nuestras aguas.
Sin
embargo, resulta nefasto si se aplica sobre la picadura de una cubomedusa como
la avispa de mar (Carybdea marsupialis), cuya presencia en determinadas zonas
del Mediterráneo es muy notable, ya que activa los cnidocitos y empeora la
situación.
Contra
la picadura de las cubomedusas hay que usar un pH ácido que inactive sus
cnidocitos. No obstante, lo recomendable es que este tipo de aplicaciones las
lleve a cabo un experto o sanitario y teniendo constancia fehaciente de cuál es
la especie de medusa responsable de la picadura, lo cual no es tarea sencilla.
Si
quiere profundizar acerca de los tipos de medusas de mayor presencia en
nuestras costas, cómo identificarlas y los efectos específicos de la picadura
de unas y otras puede consultar el primer documento que encontrará en las
fuentes al pie del texto. (1)
2.
Pero, ¿por qué pican?.
¿Por
qué pican las medusas?. ¿Es porque se sienten atacadas o amenazadas?. Es decir,
¿es ese su mecanismo de defensa?.
Para
ayudar a entenderlo bien he hablado con el Dr. César Bordehore, que es experto
en ecosistemas y biodiversidad marina y una de las personas que más sabe sobre
medusas.
“Las
medusas son carnívoras; pero tienen un problema, y es que no ven a sus presas
ni son capaces de detectarlas en la distancia”, explica.
Así,
la forma en que las medusas capturan el zooplancton y los pequeños peces es
atrapándolos con sus tentáculos y, cuando detectan una presa (mediante un
mecanismo de reconocimiento bioquímico al contacto), los cnidocitos disparan
miles de filamentos cargados de toxina.
Si
la presa es un pez pequeño, el veneno inyectado es capaz de matarlo, y entonces
los tentáculos de la medusa se repliegan hasta llevar la presa a su boca (un
orificio que da paso directamente a su cavidad gástrica). Cuando la presa es
una persona, los cnidocitos se disparan igual y, aunque no consiga matarla, “la
toxina puede generarle una reacción tóxica o alérgica” notable, recuerda el Dr.Bordehore.
Evitar
las picaduras de medusa pasa por algo muy sencillo y muy complicado al mismo
tiempo: no bañarse.
Esta
es sin duda la mejor solución para los casos extremos, como cuando existen
avisos por acumulación en el agua de gran número de medusas o por la presencia
en la zona de algunas de las especies más peligrosas (por ejemplo, la medusa luminiscente -Pelagia noctiluca-).
Si
quiere extremar la precaución para protegerse en una zona de gran presencia de
medusas lo mejor es que se bañe con ropa. Ésta debe ser preferiblemente de
materiales tipo lycra, que no pesan y se adhieren perfectamente a la piel, sin
dejar huecos ni bolsas de aire.
Debe
cubrir la mayor extensión de piel posible (por ejemplo, con camisetas de manga
larga, mallas…). Pero recuerde que las zonas desprotegidas siempre estarán en riesgo
y que, de cualquier modo, no se trata de una solución absolutamente infalible
(se han dado casos de picaduras a través de la ropa).
Quizá
haya oído que las cremas solares o untarse con vaselina también sirve para
protegerse, pero lo cierto es que el supuesto efecto deslizante contra el
agarre de las medusas no siempre funciona.
En
el mercado pueden encontrarse cremas solares con protección específica frente a
las medusas. Yo no puedo decirle si funcionan o no, pero muchos expertos dudan
que sean eficaces en el 100% de los casos. Además, no hay que olvidar que es
una opción que plantea otros problemas: por un lado, el efecto de los posibles
componentes tóxicos sobre la piel y, por el otro, los restos de crema que
pueden ir a parar al mar en forma de residuo contaminante.
En
definitiva, ante la presencia de medusas la mejor decisión es no bañarse.
Cuando no haya medusas y quiera darse un baño, lo aconsejable es que preste
atención igualmente a los alrededores y nunca baje la guardia. Además de eso,
si quiere extremar las precauciones puede optar por camiseta de manga larga y
mallas como vestimenta para su chapuzón.
4.
¿Hay ahora más medusas que antes?.
“Ahora
hay muchas más medusas que antes; ¡son una plaga!”. “Cuando éramos pequeños
aparecía una cada verano, y eso con suerte”. Son las frases típicas que se oyen
en la playa cuando la presencia masiva de medusas en las orillas obliga a
desaconsejar el baño y convierte a estas criaturas en el principal tema de
conversación, a veces incluso ocupando minutos en los telediarios.
Sin
embargo, el Dr. Bordehore recuerda que “no hay una respuesta única a si las
lluvias o la modificación de cualquier factor ambiental afecta positiva o
negativamente a la presencia de medusas”.
De
hecho, en realidad cada especie de medusa tiene un ciclo biológico particular.
Es decir, que unas pueden verse afectadas por las lluvias -por ejemplo, a más
lluvias, más alejadas de la costa-, pero otras no, ni positiva ni
negativamente.
En
este sentido, se pueden diferenciar dos tipos de medusa:
- Por un lado, las que viven generalmente alejadas de la costa y que, por efecto de las corrientes, son transportadas hacia las playas. Es el caso de la medusa luminiscente (Pelagia noctiluca) y el acalefo azul (Rhizostoma pulmo), la primera con una picadura más potente y la segunda casi sin efectos sobre las personas.
- Por el otro, un grupo de especies de medusa que se podrían denominar “residentes”, es decir, que viven cerca de la costa y que por tanto no dependen de las corrientes para hacer acto de presencia en las zonas de baño. Entre ellas se encuentran, por ejemplo, la avispa de mar (Carybdea marsupialis) y la medusa cruz (Olindias phosphorica).
Ahora
bien, tanto para las medusas del primer grupo como para las del segundo también
es un factor determinante la cantidad de alimento que pueden encontrar en una
determinada área. Y esto, a su vez, está muy relacionado con la fertilización
del mar por parte del hombre, en especial por culpa de las aguas cargadas de
fertilizantes nitrogenados agrícolas o por el fósforo proveniente de los
detergentes, por ejemplo.
5.
¿En qué zonas hay mayor concentración de medusas?.
El
Dr. Bordehore está especializado en el área del Mediterráneo, pero afirma que
por lo general no existe un patrón que explique la presencia de más o menos
medusas en un punto u otro.
“Lo
que sí tenemos son playas con mayor incidencia de picaduras que otras, pero
está claro que el número de picaduras no sólo depende de si hay medusas, sino
también de la cantidad de bañistas”.
Además,
a esta heterogeneidad espacial se suma la temporal, de año en año, explica, lo
cual complica mucho cualquier tipo de pronóstico.
“Donde
sí hay una cierta homogeneidad entre años es en el caso de las especies de
medusas ‘residentes’, que viven en un determinado tramo de litoral de no
demasiados kilómetros”, continúa.
Se
refiere a diversos arenales diseminados por todo el litoral a los que se
debería prestar una atención especial, pues mediante el manejo de la calidad
del ecosistema podría llegar a reducirse notablemente la presencia de medusas urticantes.
Una
de las especies más peligrosas que se pueden encontrar en las playas españolas
es la carabela portuguesa (Physalia physalis), que curiosamente no es una
medusa sino una colonia de zooides flotante, aunque por su forma y el modo en
que pica es muy similar a ellas.
Se
sabe que una carabela portuguesa provocó la muerte a un bañista en Cerdeña con
una picadura en 2010, aunque por lo general su picadura no mata, sino que se
queda en unos daños relativamente severos.
Pero
¡puede respirar tranquilo!. Lo cierto es que en nuestras costas la carabela portuguesa se ha detectado sólo en contadas ocasiones. Además, a diferencia de
muchas medusas, este organismo se ve fácilmente porque tiene una parte que
flota por encima del agua.
Como
siempre (aunque en el caso de la carabela portuguesa más si cabe), lo principal
es evitar la picadura. Si ve alguna en la zona no se bañe en ningún caso, pues
poseen tentáculos de varios metros de largo que podrían alcanzarle aunque se
encontrase a cierta distancia. También podría haber trozos urticantes dispersos
en el agua, incluso de individuos mucho más pequeños que merodeasen por la
zona.
Si
sospecha que le ha picado una carabela portuguesa, no se lave bajo ningún
concepto con agua dulce. Utilice agua del mar para retirar los restos de
tentáculos adheridos a la piel y acuda al centro hospitalario más cercano
inmediatamente, incluso si no nota ningún síntoma (éstos pueden aparecer con el
paso de las horas).
Unas
últimas consideraciones ante una picadura.
Las
picaduras de medusa reiteradas (lo que se conoce como “repicadura”)
sensibilizan cada vez más al paciente, lo que puede derivar en reacciones más
graves, al igual que sucede en el caso de las avispas.
Y
lo que es todavía peor: para que se produzca esta mayor sensibilización la
segunda picadura ni siquiera tiene que ser inmediata a la anterior, sino que
pueden estar separadas por años.
Es
decir, que tras una picadura de medusa lo mejor será que se fíe de su instinto
y del cierto “miedo” que quizá desarrolle, ya que es lo que le va a permitir
estar más alerta y ser más prudente en el futuro ante la presencia de estas
desagradables visitantes.
Por
otro lado, gracias a un proyecto pionero puesto en marcha en nuestro país hoy
se sabe que la picadura de medusas puede ser no sólo tóxica sino también
alérgica. Es decir, que en muchos casos las reacciones experimentadas tras su
picadura están mediadas por componentes alergénicos. De hecho, esta “alergia a
las medusas” podría ser tan frecuente o más que la alergia a otras picaduras de
animales, como por ejemplo la de los himenópteros (avispas).
Quizá
dentro de unos cuantos años exista un tratamiento específico contra las
picaduras de medusa, pero por el momento la realidad es la que es. Por eso
quiero insistir de nuevo en lo que también el Dr. Bordehore hace especial
hincapié: la mejor medida contra la picadura de medusa es evitarla.
Así
que ya lo sabe: ante las medusas toda precaución es poca. Pero, eso sí, ¡no
deje que le amarguen las vacaciones, ni se quede sin darse ese chapuzón que
tanto le apetece!. Sólo trate de tener los ojos bien abiertos por si aparecen y,
si quiere ir un poco más allá a la hora de protegerse, utilice ropa de manga
larga y ceñida para bañarse.
Luis
Miguel Oliveiras
Artículo original: https://www.saludnutricionbienestar.com/picaduras-medusas-6-cosas-necesita-saber/
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Fuentes empeladas por el autor:
- http://www.cubomed.eu http://www.cubomed.eu/media/cms_page_media/1/Protocolos%202014.pdf (1).
- Investigador en el Instituto Universitario para el Estudio del Medio "Ramon Margalef" y profesor asociado en el Departamento de Ecología en la Universidad de Alicante.
- Perfil de César Bordehore. Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio (IMEM). Universidad de Alicante.
- “La alergia a las medusas se estudia por primera vez”. Salud, Nutrición y Bienestar. Abril, 2017. ICMAN (Instituto de Ciencias Marinas de Cádiz), IMEM (Instituto Multidisciplinar para el Estudio del Medio de Alicante).
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