Tiene
cerca de 5.000 años; es decir, que es tan antigua como la medicina tradicional china (hoy por hoy también conocida por las siglas MTC).
Al
igual que ésta, el Ayurveda se practica en la actualidad en todos los
continentes.
Y por
eso lo que hoy le traigo es una especie de “guía” con todo lo que necesita
saber si se propone seguir tratamientos a base de plantas o complementos ayurvédicos.
“Ayur
vêda” = el “sentido de la vida”.
En
primer lugar, el término “ayurveda” no implica única, ni siquiera principalmente,
la medicina o la salud.
Y es
que en sánscrito (lengua antigua de la India) “ayur vêda” significa “sentido de
la vida”, y en él se basa todo un sistema de creencias filosóficas sobre las
que se apoya la religión hinduista.
En la base de esta filosofía está la afirmación de que el Universo se compone de cinco elementos: aire, fuego, agua, tierra y éter (el cual simboliza el espacio).
En la base de esta filosofía está la afirmación de que el Universo se compone de cinco elementos: aire, fuego, agua, tierra y éter (el cual simboliza el espacio).
El
universo (o “macrocosmos”) permanece en armonía mientras que todos esos
elementos lo estén entre sí; es decir, cuando no hay ni demasiado ni demasiado
poco de ninguno de ellos.
A su
vez en el cuerpo humano, considerado una reproducción en miniatura del universo
(“microcosmos”), la armonía -y por tanto la buena salud física y mental-
también se debe al equilibrio entre esos cinco elementos.
La
enfermedad, el desequilibrio del universo.
Por lo
general, los elementos que definen el temperamento y la naturaleza de una
persona, al menos a grandes rasgos, son clasificables a través de los “doshas”
o “humores”.
Por ello
tanto el carácter como cualquier afección y enfermedad pueden ser interpretados
como un desequilibrio de “doshas”. La fiebre, por ejemplo, sería un exceso de
fuego, mientras que el asma una falta de aire. Y en los casos más graves podría
derivar en el caos más completo o incluso en la muerte de la persona.
Aunque
pueda resultar un concepto novedoso para el pensamiento occidental, no está
demasiado lejos de lo que pensaba el médico griego Hipócrates, considerado el
“padre” de la medicina occidental, que defendía también el buen equilibrio
entre los elementos y los “humores”. Y tampoco está alejado de lo que
tradicionalmente aconsejaban los médicos chinos, centrados en la armonía de los
flujos de energía.
Pero
estas coincidencias son menos casuales de lo que parecen: una parte de la India
fue conquistada por los griegos (con el macedonio Alejandro Magno a la cabeza)
en la misma época en la que vivió Hipócrates. Fue así como gran parte de su
filosofía, su saber y su forma de entender la medicina empezaron a expandirse
por todo el mundo.
En la
medicina china destaca el “Qi” o “energía vital”. Pues bien, su equivalente en
la medicina india es el “prana” o “soplo vital”, que circula a través de 72.000
canales o “nadis”.
La
energía se concentra en los 7 “chakras” principales, situados a lo largo de la
columna vertebral, y por ello los masajes a lo largo de los canales energéticos
permiten restablecer la circulación de las energías y estimular el “marma”, es
decir, los puntos de contacto entre la conciencia y el cuerpo.
A su
vez los nutrientes son los que permiten la formación de los “tejidos” (“dhatu”)
que componen el cuerpo humano, y cada tejido proporciona los nutrientes al
siguiente.
Pero,
antes de eso, los alimentos se transforman en plasma, que es el jugo que nutre
el organismo, y a su vez el plasma se transforma en sangre, también conocida
como “fluido vital” (“rakta”).
Este
proporciona los nutrientes necesarios a los músculos y luego a los tejidos
grasos, a los huesos, a las uñas, al pelo, a la médula ósea y finalmente a los
óvulos y el esperma.
Por eso
una buena alimentación es lo que garantiza que la cadena funcione y proporciona
una buena forma física. Y además si todo es correcto también produce el “ojas”,
la “luz” que procura brillo, serenidad e inmunidad al organismo y la cual se
podría comparar con el “aura”.
Usted
se convierte en lo que ve, oye y siente.
Según
el Ayurveda la alimentación necesaria para un óptimo funcionamiento del
organismo a nivel físico y espiritual es vegetariana, orgánica y a base de
germinados, frutas y verduras frescas y secas, así como de productos lácteos.
Pero en
cualquier caso debe estar acompañada de un buen descanso y de cierto tiempo
dedicado a la contemplación (viendo una puesta de sol, por ejemplo, o
simplemente encendiendo una vela y escuchando una canción de relajación).
Ahora
bien, esta contemplación puede también tener lugar mientras se llevan a cabo
actividades suaves, como por ejemplo la jardinería o la natación (lenta).
Y es
que la medicina ayurvédica considera que uno se convierte en lo que ve, oye y
siente. Es decir, que cuerpo y mente serían dos esponjas que absorben tanto las
buenas como las malas cosas que nos rodean.
De ahí
la importancia de situar al enfermo en un entorno armonioso, y de prestar
atención a la belleza y al equilibrio de los colores, los materiales, los
muebles, las obras de arte... También a los olores que respira y a los sonidos
que escucha.
En concreto
existe una música particular, la Gandharva Véda, que se considera un “baño para
el corazón y la salud”.
Algunos
fragmentos de esta melodía, denominados “raga”, pueden ser escuchados en
cualquier momento de la jornada, mientras que otros se asocian a los diferentes
ciclos del día.
La
medicina ayurvédica consiste en reestablecer los equilibrios. Por ello, para
compensar los excesos, ya sea en un sentido o en el otro, se utilizan el calor,
el frío, la sequedad, la humedad, la luz, la oscuridad, el soplo, la calma…
El
tratamiento ayurvédico se divide siempre en 4 grandes etapas:
1. La
desintoxicación (o “shodan”). Consiste en purificar el organismo para librarlo
de las toxinas. Los residuos (también conocidos como “mala”) provienen de la
alimentación y no se limitan a la orina, a las heces o al sudor. Deben poder
evacuarse por el conjunto de orificios del cuerpo, incluyendo la boca, los
oídos y los ojos. De ahí los estornudos, los bostezos, las lágrimas... ¡Nada
debe ser reprimido!.
2. La
atenuación (o “shaman”). Se basa en reequilibrar sus “doshas” con ayuda de
masajes de aceite de sésamo tibio, ejercicios de respiración, ayuno, gimnasia y
meditación, cantos y música.
3. El
rejuvenecimiento (o “rasayana”). Se trata de tonificar el organismo a través
del consumo de alimentos, plantas y minerales, pero también con ayuno, gimnasia
y meditación.
4. La
curación mental (o “satvajaya”). Se basa en conducir los flujos energéticos por
el cuerpo y liberar el pensamiento para producir una “elevación” espiritual.
Este
último punto, relativo al crecimiento del espíritu, se sale del campo de la
salud y la medicina y entra en el de la mente y el alma. Pero es que como ya
sabe muchas medicinas tradicionales mantienen un enfoque holístico en el que
cuerpo y mente suponen un “todo” indivisible, y el Ayurveda es una de ellas. De
ahí ciertos ritos como la iniciación a los “mantras” (oraciones sagradas), a
los “yantras” (diagramas o dibujos místicos) y al “tantra” (doctrina ritual
hinduista).
Todo un
sistema de vida.
Lo que
hoy quería plasmar es que para seguir los preceptos ayurvédicos no basta con
tomar una planta o seguir una sola rutina; ni siquiera realizar un completo
masaje con aceite de sésamo acompañado de meditación.
De
hecho, el enfoque ayurvédico es una completa disciplina difícil de llevar a la
práctica en su totalidad en el marco de la vida occidental.
Por eso
se dice que quien quiera iniciar el tratamiento de una enfermedad crónica a
través del Ayurveda debería irse a vivir a la India, ya que sólo allí adoptará
un ritmo de vida completamente nuevo.
Aunque
eso también pueda esconder riesgos un tanto insólitos e insospechados… ¿O acaso
no ha oído usted nunca hablar del “síndrome de la India”?.
Se
trata de una enfermedad que afecta a las personas que viajan a este país y se
ven tan profundamente marcadas que terminan cediendo a la angustia, al pánico y
al shock.
Tras
muchos años en el Consulado de Francia en Bombay, el psiquiatra Régis Airault
relató (en un libro llamado precisamente Locos por la India -todavía sin
traducir al español-) que había conocido a cientos de víctimas de este mal:
“Varias
semanas después de llegar a la India aparecen en algunos viajeros síntomas
alarmantes, alucinaciones o delirios psicóticos. Estos viven una auténtica
despersonalización, lo que yo llamo ‘la prueba de la India’”, afirma el
psiquiatra.
“Empiezan
perdiendo su dinero y otras posesiones y terminan olvidando hasta su nombre, su
identidad… Entonces entran en una forma de errante, o experimentan sentimientos
de éxtasis salvaje. Y es que la India, tierra de los mil y un templos y
‘ashrams’, despierta el impulso místico de los más racionalistas”.
Espero
no haberle inquietado demasiado. Está claro que, sin necesidad de mudarse a la
India (¡aunque indudablemente sería toda una experiencia!), asumir los
preceptos ayurvédicos entendiendo que se trata de un sistema de vida muy
diferente al nuestro puede aportar beneficios muy notables. Eso sí, dejándose
llevar y asumiendo el necesario cambio de filosofía que requiere, como una
nueva forma de entender la salud y la propia vida.
Luis
Miguel Oliveiras
Artículo original: https://www.saludnutricionbienestar.com/lo-que-el-ayurveda-puede-hacer-por-usted-aunque-no-viva-en-la-india/
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Fuentes empleadas por el autor y enlaces para ampliar:
- Aquí puede escuchar el Gandharva Veda: https://www.youtube.com/watch?v=-Ks8OaiOikM
- Aquí puede escuchar los fragmentos:
- Mañana: https://www.youtube.com/watch?v=ISEbAp79JW8
- Mediodía: https://www.youtube.com/watch?v=DOJ3NX4ZtLg
- Noche: https://www.youtube.com/watch?v=ubax1F5ORvQ
- Jo Cohen. “La musique, un baume pour le cœur et la santé”. La voie de l'Ayurveda. Sept 2013.
- ‘Fous de l'inde. Delires d’occidentaux et sentiment oceanique’. De Régis Airault. (Petite Bibliothèque Payot) (Francés) Libro de bolsillo – 16 mar 2016.
- Naïri Nahapétian, Pascale Senk. “Méfiez-vous du syndrome de l’Inde”. Psychologies May 2018.
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