domingo, 17 de noviembre de 2019

Telómeros

¿Conoce bien sus telómeros?.
Nuestras células contienen 46 cromosomas cada una distribuidos en 23 pares. Los cromosomas, que contienen la información genética, tienen la capacidad de duplicarse durante la división celular. Así, la célula madre da origen a dos células hijas idénticas, que es lo que permite a nuestros tejidos y a nuestros órganos renovarse y, en definitiva, es lo que nos permite vivir y conservar la salud durante mucho tiempo.


En los años 70 se descubrió que las extremidades de los cromosomas están protegidas por una especie de capuchones a los que se llamó “telómeros”. Para que se haga una idea, los telómeros actúan como los pequeños herretes de plástico que protegen los cordones de los zapatos. Sin ese trozo de plástico, el cordón se deshilacharía rápidamente y se volvería inservible.
Los cromosomas funcionan de la misma manera; estos telómeros protegen la información genética en el núcleo de sus cromosomas y tienen además la importante función de ayudar a que su ADN se replique con más facilidad, para permitir la división celular y, por lo tanto, el nacimiento de una nueva célula.
Sin los telómeros no pueden duplicarse y la célula madre no conseguiría producir nuevas células hijas. Moriría sin haber sido reemplazada, y así es como el tejido u órgano va envejeciendo.
Cuanto más largos son los telómeros, las células están mejor protegidas y más fácilmente pueden reproducirse y regenerar sus órganos.

Y así es como llegamos al problema de los telómeros.
El problema es que, con cada división celular, los telómeros pierden decenas o cientos de ácidos nucleicos.
Esto significa que, según pasan los años, los telómeros se van haciendo más y más cortos.
Cuando se vuelven demasiado cortos ya no pueden asegurar su papel de protectores, por lo que la célula deja de dividirse y entra en “senescencia” (envejecimiento), y finalmente muere, sin haber sido reemplazada.
Además, cuando los telómeros se acortan, su material genético no está tan bien protegido. Entonces aumenta el riesgo de mutaciones anárquicas en sus cromosomas y el riesgo de cáncer.

Su esperanza de vida está ligada al tamaño de sus telómeros.

El acortamiento de los telómeros es el principio del fin.
Todo ocurre como si tuviera un reloj de arena en cada una de sus células. Cuando la arena ha terminado de caer, la célula muere, sólo que en vez de arena son en realidad los telómeros los que se van acortando hasta el día en el que se vuelven demasiado cortos para funcionar.
Lo que es más increíble es que en teoría bastaría con medir el tamaño de nuestros telómeros para conocer ¡el número de años que nos quedan por vivir!.
En definitiva: nuestra esperanza de vida y nuestra salud están ligadas a la longitud de nuestros telómeros.
De hecho, varios estudios han demostrado que las personas con telómeros cortos tienen un riesgo más elevado de morir. Algunos autores han establecido incluso un tamaño crítico por debajo del cual el riesgo de “muerte inminente” es muy elevado.
También se ha demostrado que las personas con telómeros cortos tienen mucho más riesgo de morir de cáncer. Mientras que la incidencia anual es de 5,1 casos por 1.000 entre las personas con telómeros largos, ésta es de 22,5 casos por 1.000 entre quienes los tienen cortos, lo que significa un riesgo 4,4 veces más elevado.
El hecho de tener los telómeros cortos aumenta también el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular y de padecer alzhéimer.

Así es como usted puede actuar sobre sus telómeros.

La primera buena noticia es que el desgaste de nuestros telómeros no es necesariamente inevitable.
De hecho, hoy sabemos que existe una enzima que permite a los telómeros preservar su tamaño óptimo. Se trata de la telomerasa.
Fue descubierta por tres investigadores, Elisabeth Blackburn, Carol Greider y Jack Szostak, que recibieron por ello el premio Nobel de Medicina en 2009.
Desde entonces se han realizado descubrimientos fascinantes sobre la telomerasa.
Por ejemplo, se ha descubierto que ciertos animales poseen una telomerasa “súper activa”, de tal manera que sus telómeros no se acortan nunca. Se trata, por ejemplo, de las tortugas laúd y de las langostas, los campeones de la longevidad, capaces de vivir más allá de los 200 años.
La telomerasa en el hombre es muy activa durante el desarrollo embrionario y todavía lo es en la infancia, durante el crecimiento. Pero después, en la edad adulta, la telomerasa deja de funcionar. Está como apagada, y esa es la razón por la que nuestros telómeros se acortan.
Por eso el descubrimiento que realmente lo cambió todo fue el que publicó en 1998 la famosa revista Science.
Unos investigadores consiguieron estimular la producción de telomerasa en las células humanas. Observaron entonces que el tamaño de los telómeros ya casi no disminuía y que las células podían vivir así mucho más tiempo.
Y esto es lo que me lleva directamente a la segunda buena noticia que tengo para usted: ¡es posible reactivar la telomerasa!.

El cycloastragenol reactiva la telomerasa.

La reactivación de la telomerasa es actualmente la estrategia antienvejecimiento más prometedora para las personas que buscan una mejor salud global “rejuveneciendo” sus órganos y las funciones que éstos desempeñan y con ello también ganar años de vida.
Para aumentar la actividad de la telomerasa los investigadores antes sólo podían hacerlo mediante modificaciones genéticas que eran totalmente imposibles de llevar a cabo en el hombre. Por tanto, sólo trabajaban con células en cultivo, en el laboratorio. Pero desde hace varios años se ha descubierto otro método mucho más simple. Se trata de una molécula natural, el cycloastragenol, que tiene la capacidad de activar la telomerasa en el seno de nuestras células.
Se ha demostrado que el cycloastragenol es capaz de reactivar la telomerasa en las células inmunitarias y en las neuronas.
El cycloastragenol se extrae de una planta, el astrágalo. Desgraciadamente es sumamente rara y costosa. Además, cada planta de astrágalo sólo contiene una cantidad ínfima de cycloastragenol.
Unos investigadores dieron un gran paso en las investigaciones sobre la telomerasa al añadir cycloastragenol a la comida de los ratones con los que investigaban. Y así pudieron observar un aumento de la longitud media de sus telómeros y la prueba más clara del efecto de esta sustancia en el organismo: observaron que los ratones envejecían más despacio y estaban en mejor estado de salud general.
Pero las personas no somos ratones, así que quedaba demostrar la eficacia de esta molécula en el hombre.
Y es lo que hizo en 2016 un equipo español en el que también participaron investigadores estadounidenses. En este estudio, 97 voluntarios mayores de 53 años recibieron una píldora de cycloastragenol al día durante 1 año. La longitud de los telómeros de sus glóbulos blancos se midió al principio y al final del estudio. Mientras que los telómeros de las personas con complementación de placebo se redujeron, el tamaño medio de los telómeros de las personas complementadas con el cycloastragenol aumentó considerablemente.
Es decir, el cycloastragenol no sólo podía ralentizar el acortamiento de los telómeros, sino que también podía volver a alargarlos, lo que equivaldría a dar completamente la vuelta al reloj de arena que fluye en el corazón de nuestras células.

El secreto de la longevidad de la medicina china.

Permítame contarle más sobre el astrágalo, la planta que produce el cycloastragenol.
En la medicina china se conoce como “huang qi” ().
En efecto, el astrágalo se utiliza desde hace milenios como planta adaptógena, pues favorece el vigor y mejora la resistencia física y mental del organismo, y también estimula las defensas inmunitarias naturales del organismo.
Además del cycloastragenol, las raíces del astrágalo contienen otra sustancia activa llamada astragalósido IV.
Un artículo publicado en 2017 concluía claramente que esta sustancia actúa sobre la función cardíaca, manteniendo un sistema cardiovascular sano y ayudando a regular la glucemia. También tendría propiedades antioxidantes que ayudarían a mantener la movilidad y la flexibilidad de las articulaciones.
El astrágalo siempre se ha conocido y utilizado en China por sus excepcionales propiedades antienvejecimiento. Hoy sabemos que es en parte gracias a sus sustancias activas capaces de reactivar la telomerasa: el cycloastragenol y el astragalósido IV.

Y precisamente el producto del que hoy quería hablarle contiene estas sustancias en la cantidad, con la estandarización y la biodisponibilidad adecuadas para que el organismo pueda aprovechar todos sus beneficios, empezando por su papel clave en la activación de la telomerasa sobre la longitud de los telómeros. En definitiva: para detener e incluso revertir el envejecimiento celular y con ello el de todos nuestros órganos y el nuestro mismo.

Epigalocatequin galato: ¡el té verde también actúa en los telómeros!.

El epigalocatequin galato (EGCG) es un compuesto natural extraído del té verde. Pertenece a la gran familia de los polifenoles y es precisamente gracias al EGCG por lo que el té verde actúa sobre las funciones cognitivas y el sistema cardiovascular.
Se ha demostrado que mejora la concentración y el aprendizaje y que ayuda a luchar contra los problemas de memoria asociados al envejecimiento. Y no sólo eso. También ayuda a mantener la salud cardíaca, al actuar sobre varios factores de riesgo en las dolencias cardiovasculares (regular la glucemia, triglicéridos, hipertensión…). 
El té verde es por tanto muy útil si quiere proteger su organismo de un envejecimiento prematuro.
Pero a esto hay que añadir otro descubrimiento importante, y es que el té verde protege los telómeros, tal como demostró en 2010 un gran estudio epidemiológico, al mantener el ADN celular intacto, especialmente a nivel de los telómeros.
Así que comprenderá el gran acierto de haber añadido EGCG a una formulación pensada para actuar directamente sobre las células preservando los telómeros.

La carnosina pone freno a la destrucción de los telómeros.

La carnosina es un péptido que encontramos de forma natural en todas las células y más concretamente en las de los músculos y el cerebro.
Juega varios papeles en el organismo, pero sobre todo es conocida por ser capaz de atrapar los radicales libres, limitar las reacciones de la glicación de las proteínas y regular el equilibrio ácido-base. Así, la carnosina consigue hacer frente a estos tres males que agreden a las células y que están ligados al envejecimiento: la oxidación, la glicación y la acidificación.
En 2004 fue descubierta una cuarta propiedad antienvejecimiento de la carnosina… (y sí, es exactamente lo que usted está pensando).
La carnosina también es capaz de actuar en lo más profundo de nuestras células para proteger los telómeros. Se ha demostrado en células humanas que reduce de forma importante la velocidad a la que los telómeros se acortan.
Es por eso que haber incorporado carnosina a esta formulación antiedad es otro gran acierto.

Dos vitaminas para impedir que la homocisteína recorte sus telómeros.

La homocisteína es un aminoácido que sirve de intermediario en varios procesos metabólicos. Pero puede plantear graves problemas cuando se encuentra en cantidades demasiado elevadas en la circulación sanguínea, que es cuando se habla de hiperhomocisteinemia.
En 2008 se demostró que la homocisteína triplica la velocidad a la que los telómeros se acortan.
Las vitaminas B9 y B12 juegan por lo tanto un papel importante en la protección de los telómeros por la vía de reducir la homocisteína, tal como se confirmó en 2009 en un estudio epidemiológico.

Composición exacta de Fórmula Telómeros.

El producto del que le estoy hablando, y que tengo que reconocerle que me entusiasma, reúne todas estas sustancias que se ha demostrado científicamente que actúan sobre los telómeros en una fórmula única. He aquí su composición exacta:
  • 500 mg de un extracto de raíces de astrágalo (equivalente a 50 mg de astragalósido IV y a 8 mg de cycloastragenol).
  • 834 mg de extracto de té verde (equivalente a 250 mg de EGCG).
  • 500 mg de carnosina pura.
  • 200 µg de vitamina B9.
  • 5 µg de vitamina B12.
El cycloastragenol, más caro que el oro.

En efecto, el cycloastragenol no está presente en las raíces del astrágalo más que en cantidades infinitesimales. Hacen falta por tanto varias decenas de kilos de raíces para extraer unos pocos gramos de cycloastragenol.
Y no se trata de unas raíces cualquiera. Para obtener un extracto de calidad es necesario utilizar astrágalo cultivado en unas condiciones muy particulares. Y las raíces son recolectadas al cabo de dos años para que puedan tener tiempo de cargarse de sustancias activas. El proceso posterior de producción también es complejo y costoso. Necesita varias etapas de extracción y de purificación para conseguir concentrar el cycloastragenol.
Sin embargo, es la sustancia clave para reactivar la telomerasa, por lo que el objetivo prioritario del laboratorio era poder incorporarla a su fórmula antienvejecimiento.

Sé a ciencia cierta que muchas personas deberán renunciar a adquirirlo, y vayan por ello de antemano mis disculpas ante todos lo que no podrán beneficiarse de este producto por razones económicas. Ojalá en algún momento se convierta en un producto realmente asequible del que podamos beneficiarnos todos.

Si quiere apostar por actuar sobre el corazón mismo desde sus células, ralentizando y revirtiendo el acortamiento progresivo de los telómeros de sus cromosomas, previniendo multitud de enfermedades asociadas a este proceso degenerativo y ganando años de vida y buena salud, en este enlace puede solicitar directamente este complemento, del que simplemente deberá tomar 4 cápsulas al día, 2 por la mañana y 2 por la noche.

El sueño de detener el envejecimiento ya está aquí.

¡A su salud!.
Felipe M. Miller
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