Dejarse
el móvil dentro de la nevera, o de la lavadora, o en cualquier otro sitio
absurdo. Y quien dice el móvil dice las gafas, o el mando de la tele. ¿Un
despiste?. Puede ser, pero también podría tratarse de un signo de alerta
temprana de alzhéimer.
Y es
que dejar las cosas en sitios disparatados, sin ser capaces de recordar por qué
ni cómo se pusieron allí, puede alertar que la persona que actúa así puede
estar empezando a sufrir alzhéimer.
No se
asuste si es su caso o el de alguien cercano, pues también podría tratarse de
un lapsus. Para pensar que realmente hay un problema degenerativo en el
cerebro, debe ser algo que se repite, y además no sería ese el único síntoma.
Porque
hay más señales de alerta, como olvidarse de fechas o eventos importantes (que
antes nunca se nos olvidaban), tener problemas para acordarse de algo que antes
se hacía casi mecánicamente (como una receta de cocina), perder destreza en los
movimientos, empezar a no aclararse con los números (los de las cuentas
personales, por ejemplo), olvidarse de jugar a algo fácil (por ejemplo, al
parchís), no recordar cosas sencillas recientes (como lo que se ha comido o con
quién se ha encontrado por la calle).
Todo
son pequeñas cosas, pero la acumulación de ellas es lo que lleva a sospechar
que algo no anda bien. Quienes sufren alzhéimer también empiezan a tener
dificultades para calcular distancias o distinguir colores, o para encontrar la
palabra adecuada para lo que se quiere decir.
Incluso
pueden no saber qué día es, si es de día o de noche, cómo han llegado a un
sitio o cómo volver, cuál es el valor del dinero que manejan, tienen cambios de
humor imprevistos, falta de aseo personal y empiezan a dejar de hacer cosas con
las que disfrutaban (como leer la prensa o ver la televisión) y a distanciarse
del mundo que les rodea.
La
enfermedad del olvido.
Lo
llaman “la enfermedad del olvido”, un nombre casi poético para una terrible
realidad: la de ir perdiendo poco a poco nuestros recuerdos, nuestros afectos,
nuestra autonomía y hasta nuestra identidad.
Y es
que el alzhéimer va dañando progresivamente las facultades cognitivas:
lenguaje, memoria, atención, orientación, resolución de problemas...
Si
sospecha que usted o algún familiar puede tener alzhéimer, deberá acudir al
médico, que será quien finalmente pueda diagnosticarlo. Pero ni siquiera para
él será un diagnóstico fácil, pues no hay una prueba que arroje un resultado
concluyente (como sería un análisis de sangre o una radiografía), por lo que
realmente lo que hacen las exploraciones es ir descartando otras causas que
pudieran explicar esos mismos síntomas.
Pero si
lo desea puede hacer un pequeño test que utilizan los propios médicos para
saber si las personas mayores con problemas de memoria (en quienes a menudo los
síntomas pueden ser fruto simplemente del paso de la edad, y no del alzhéimer),
sufren o no la enfermedad.
Se
llama test o árbol Codex (abreviatura de Cognitive Disorders Examination), y lo
desarrolló el Dr. Joël Belmin y su equipo, del servicio de geriatría del
Hospital Charles Foix et Université de París con la intención de crear un
método de diagnóstico mucho más rápido que los existentes hasta ese momento (en
los que se basa), de forma que los médicos de atención primaria pudieran
llevarlo a cabo sin grandes cálculos, y que a su vez no se viera influido en
los resultados por el nivel educativo del paciente.
Consta
de dos fases y, una vez terminado, no indica si se tiene o no alzhéimer, sino
que da cuatro escenarios: muy baja probabilidad de padecerlo, baja, alta o muy
alta. De esta forma, el médico puede derivar al paciente al especialista o
hacerle nuevas pruebas.
Primer
paso: combina dos ejercicios. Por un lado, el dibujo de un reloj (sCDT, de
Simplified Clock Drawing Test) y por otro, la repetición de tres palabras
(3-word recall).
- En primer lugar se pide al paciente que repita y recuerde tres palabras sencillas que le proponga quien haga el test (mesa, casa, manzana…).
- Una vez memorizadas se pasa al segundo ejercicio, para lo que se da al paciente un papel en el que hay pintado un círculo de unos diez centímetros de diámetro, y se le pide que ponga en él los números correspondientes a las horas y, acto seguido, que dibuje las manecillas para marcar una hora determinada que se le indique. Pasa la prueba de este ejercicio si todo lo hace correctamente y no la pasa si falla en algo.
- Y a continuación se vuelve a las palabras, pidiéndole que repita las que había memorizado.
En
ambos casos la prueba ha terminado y no ha durado más de dos minutos.
Segundo paso: Si una
de las dos pruebas (la del reloj o la de las palabras) se ha superado, pero no
así la otra, se pasa a la siguiente fase, en la que apenas se empleará un
minuto más.
- Se trata simplemente de plantear al paciente cinco preguntas relacionadas con la orientación espacial (en qué ciudad estamos, en qué edificio, en qué planta…).
Tenga
en cuenta que aunque puede someter a su familiar a este test, ha sido creado
para ser llevado a cabo por personal médico, por lo que no deberá sacar
conclusiones sobre su salud a raíz de sus resultados, algo que corresponde al
facultativo.
Una
terrible epidemia.
Por muy
sencillo que sea este test, lo que está claro es que el alzhéimer no es ningún
juego. Más bien se trata de una terrible epidemia.
En
España unas 800.000 personas padecen la enfermedad y las estimaciones hablan de
que la sufrirán 1,5 millones en 2050 a consecuencia del progresivo
envejecimiento de la población. El 21 de septiembre es el Día Mundial del Alzhéimer y quizá oiga hablar mucho de cifras y datos… pero de soluciones
poco se habla.
Y eso
es así por la sencilla razón de que el alzhéimer es una de esas grandes
incógnitas de la medicina, pues no es que no haya una solución, sino que ni
siquiera hay una explicación convincente respecto al cómo y por qué se produce,
pese a todos los esfuerzos que se hacen por arrojar luz a semejante misterio.
El
alzhéimer tiene un componente genético, y se sabe que el riesgo de padecerlo se
multiplica por tres si un familiar de primer grado está afectado y por siete si
lo están dos de segundo grado.
Y
después existen factores de riesgo sobre los que los investigadores no se ponen
de acuerdo respecto a su grado de influencia: niveles bajos tanto de ingresos
como educativos, microtraumatismos craneales, falta de estimulación
intelectual…
Ante
tanta incertidumbre, parece que lo único que cabe es resignarse. Y no es así.
Hoy quiero darle un mensaje positivo: prevenir la enfermedad es a día de hoy la
única estrategia que de verdad funciona. Y es algo que puede hacerse.
No le
estoy hablando de aprender a tocar un instrumento, un segundo idioma o hacer
puzzles y crucigramas (y no es que todo eso no sirva para nada, sino que en
realidad son distintas formas de estimular el funcionamiento del cerebro y la
memoria, algo que numerosos estudios han demostrado útil en la prevención).
Pero lo
que ahora quiero decirle es que hay algo más que podemos hacer tanto para
prevenir el alzhéimer como para ralentizar su evolución si ya ha hecho acto de
presencia.
Ese
“algo” está relacionado con la alimentación. Y no es “algo”… sino “mucho”.
Me
gustaría poder resumírselo en una lista de “coma esto” y “no coma de esto
otro”, pero si lo hiciera así no entendería la trascendencia de la dieta en la
prevención del alzhéimer. Es necesario comprender qué ocurre en el interior
de las neuronas cuando se tiene alzhéimer, seguir la pista de las grasas y
comprender por qué una dieta equivocada nos conduce hacia la enfermedad.
Porque
no basta que le diga que con la dieta adecuada (pobre en pan, pasta, fructosa y
dulces, entre otros alimentos vetados, y rica en verdura, frutas y grasas
buenas) se puede lograr una gran diferencia. Es necesario entender por qué
hay alimentos que benefician a las células cerebrales, protegiéndolas y hasta
reparándolas, y por qué hay otros que las destruyen. Y también que no todas las
aguas son iguales y que es necesario elegir cuidadosamente las que bebe, así
como que hay ciertas sustancias, completamente naturales y a la venta en
cualquier herbolario, capaces de prevenir y ralentizar el avance del alzhéimer.
Sólo desde un profundo conocimiento podrá usted mismo escoger los alimentos y
seguir una dieta que va a marcar la diferencia en su cerebro.
Fuentes empleadas:
- “The cognitive disorders examination (Codex)”. Joël Belmin, Sylvie Pariel, Philomène Surun, Caroline Bentot, Dorin Feteanu, Véronique Lefebvre des Noettes. Hôpital Charles Foix et Université Paris 6, Ivry-sur-Seine. La Presse Médicale (Impact Factor: 1.17). 10/2007; 36(9 Pt 1):1183-90. DOI: 10.1016/j.lpm.2007.03.016. PubMed. Cherry KE, Simmons-D’Gerolamo SS. Long-term effectiveness of spaced-retrieval memory training for older adults with probable Azheimer’s disease. Exp Aging Res. 2005 Jul-Sep; 31(3):261-89. PubMed PMID: 16036722.
PARA AMPLIAR O CONTRASTAR:
- Alzhéimer y alimentación.
- A los cuidadores de personas con alzhéimer.
- 10 señales de advertencia del alzhéimer.
- Signos y síntomas de la enfermedad de alzhéimer.
- ¿Cómo detectar los síntomas de la enfermedad de alzhéimer?.
- 10 factores para diagnosticar la enfermedad de alzhéimer en 5 minutos.
- Test CODEX.
- Alzhéimer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario