Apuntábamos también la importancia de "respetar la iniciativa
de los niños y niñas en la elección y desarrollo de sus juegos"
así como el que nos animemos a "jugar con nuestros hijos",
compartir el juego con ellos y aprovechar todo su potencial para EDUCAR también
a través de ellos.
Señalábamos las "normas" como instrumento que los
niños siguen en el desarrollo de sus juegos y que, para ellos, son tan
esenciales como el mismo juego, razón por la cual nosotros los adultos
deberemos respetar también.
Etc...
En este artículo hablaremos de los "instrumentos materiales"
del juego, especialmente de los juguetes.
El juego es el trabajo del niño y los juguetes son sus herramientas.
Por lo tanto, tampoco los juguetes son elementos "sin relevancia":
tienen una gran importancia aunque su valor no está tanto en ellos sino en el
propio niño que es donde está el juego. Es decir: la "perfección" del
juguete no está en su precio ni en su acabado y la maravilla de sus
automatismos sino en las posibilidades que ofrece al niño para que éste haga
con ello lo que quiera, sin esquemas prefabricados, dando rienda suelta a su
imaginación; eljuguete perfecto es el que hace idear el
juego al niño, el que le sugiere muchos y variados usos.
Los padres y
madres somos quienes decidimos "qué juguetes" entran en casa y
debemos seguir siéndolo porque "somos muy importantes en la realización y
desarrollo integral y armónico de nuestros hijos". Por lo tanto, en
la elección de los juguetes hay que procurar que éstos sean lo más variados
posible y sirvan a los fines educativos que pretendemos, a los intereses del
niño o niña y le permitan seguir desarrollando su imaginación, "seguir
trabajando".
1.
No se trata, por lo tanto, de
llenar la casa de juguetes sino de que haya variedad en sus
finalidades.
2.
Existen juguetes para cuatro
finalidades fundamentales: Para el aire libre, para imitación,
para ejercicios de manipulación y composición y para motivar
a la lectura; todos los juguetes de estos grupos pueden servir a los
objetivos que deseamos alcanzar, es cuestión de armonizarlos lo mejor
posible y de acuerdo con los intereses de los niños y niñas, por
supuesto.
3.
Huir de los juguetes extremadamente
"terminados" porque aunque atraen mucho al principio (cosa que saben
muy bien los fabricantes y comerciantes) en cuanto el niño o niña ha visto
"como funciona" unas pocas veces... pierde ya casi todo su interés en
él y no lo utiliza para más nada. Tienen mucho más valor aquéllos que
permitan inventar, crear,...
4.
Otro principio fundamental es que
los juguetes mantengan una progresión en la dificultad para
que los niños vayan desarrollando sus cualidades a la vez que enlazan con las
actividades cotidianas.
5.
Y... algo más que importante: Si el
niño o niña tiene a su lado quien le guíe u oriente (sin rigideces),
que se preste a participar,... y luego sea capaz de dejarle solo o sola sin
apropiarse del juego... ese niño o esa niña sacará del juego y de sus juguetes
un rendimiento maravilloso.
Otras observaciones.
- El juguete carece de sexo, porque la funcionalidad que se busca en ellos ha dejado anticuados conceptos ya superados: ya no hay trabajos de hombres y de mujeres y tampoco las tareas del hogar son exclusivas de nadie sino que es trabajo compartido de todos. Los juguetes tampoco.
- Los juguetes tienen un valor simbólico más que real para los niños: expresan con ellos lo que piensan, lo que desean, lo que ven, lo que sienten,... son una extraordinaria fuente de información para nosotros. Aprovechemos esa información, estemos "al loro".
- Los juguetes tampoco tienen "edad": es un error arrebatar al niño un juguete "porque ya no tiene edad para estar con eso": por la razón ya expresada (el niño ve en el juguete una forma de expresarse y lo necesita para ello).
- Hemos de cuidar mucho, especialmente, los "juguetes-ternura": muñecas y muñecos, elementos de la vida cotidiana en los que se expresan afectos,... porque si el afecto es la base fundamental de toda educación... los instrumentos de juego relacionados con el amor, cariño,... nos darán muchas claves educativas, aparte de ayudar al niño a exteriorizar esos sentimientos.
- Sí a los juguetes didácticos, pero no sea todo eso; hay quien piensa que para ayudar a sus hijos lo mejor es cargar en eso las tintas. "Hay que comer de todo", de forma sana, equilibrada y suficiente.
- ¿Disfraces?... cuanto más transformables mejor; si sólo sirven para un personaje... acabarán engrosando los percheros de ropa ocasionales y de lujo... hasta que nos hartemos de que estén ocupando sitio inúltimente.
- Aunque en sí los juguetes no son violentos (es el niño quien transfiere en ellos la violencia que observa en su derredor o la que siente en su interior) no es aconsejable su adquisición porque con ello estamos transfiriendo nuestros esquemas o nuestros modos adultos -equivocados además, por otra parte- de resolver un conflicto,... cuando pueden haber muchas otras maneras de canalizar esa agresividad, tensión o violencia. El juguete bélico o que denota violencia alimenta aún más esa forma equivocada de resolver un conflicto.
Como queda dicho, los fabricantes y comerciantes conocen muy bien
"este mercado", saben aplicar de forma genial el principio de que
"la primera imagen es la que cuenta". No es nada casual que
dediquen tanto empeño en adornar, embellecer y mostrar una presentación
fantástica e impactante de los juguetes; saben que es con eso con lo que los
niños se quedan; saben que eso es lo único que necesitan para vender sus
productos, ya que una vez vendido... poco o nada importará ya que el niño descubra
que tras desembalarlo... aquello se queda en menos de la mitad (a veces en
mucho menos aún) y que, finalmente, la pasión por ese juguete le va a durar
sólo unos días... si es que llega. ¡Pero el juguete ya está vendido!, y eso es
lo único que a los comerciantes les interesa: es su negocio.
Nuestro
negocio es:
1.
Que ese juguete
responda a lo que con él queramos conseguir, no tiene que ser un simple tapón para la boca de nuestros hijos.
2.
Un instrumento que fomente
su imaginación y, por lo tanto, ofrezca distintas posibilidades, sea
versátil.
3.
Que entre dentro de
nuestras posibilidades y guarde proporción con lo que gastamos en
bienes de primera necesidad.
4.
Cuidar la percepción que nuestros
hijos obtienen de nuestra forma de responder a sus demandas materiales:
·
Si satisfacemos de inmediato todo
lo que nos piden y cuando nos lo piden o exigen... estaremos educando niños y
niñas caprichosos que no van a valorar nunca eso que reciben: acabarán pensando
que eso que llega a sus manos no cuesta nada y además se le debe ya de
antemano.
·
Si, por el contrario, ponemos límites,
razonados con ellos -en todo lo posible- o quizás no, pero sí son claros para
nosotros... enseñaremos implícitamente a
comprender que "conseguir algo requiere de esfuerzo, buen razonamiento,
actuación coherente,... y que en la convivencia y conflicto de intereses y
necesidades es necesario aprender a priorizar, manejarse con criterios
razonables aceptados por todos, ceder, aceptar que el punto de vista del otro
cuenta, que somos interdependientes y el mundo no gira todo él alrededor mío
sino que en él habitamos todos",...
5.
Asegurarnos de que este
juguete cumpla con la normativa vigente para su
comercialización -por razones éticas y de salud- (hay ciertos países que
fabrican y venden ingentes cantidades de juguetes que luego exportan a otros
países y entran sin que se ejerza control efectivo alguno sobre ellos; estos
juguetes que se venden aquí y provienen de esos países se han fabricado
explotando mano de obra infantil, empleando materiales sumamente tóxicos en su
decoración, etc… pero, eso sí, más baratos que los fabricados aquí -ese
abaratamiento del precio final se consigue a través de la explotación de la
mano de obra y la utilización de materiales de muy baja calidad y nulo respeto
al medio ambiente-)..
El mayor problema se produce cuando padres e hijos no coincidimos en
los gustos a la hora de seleccionar el juguete requerido. Ahí entra el
análisis, la reflexión y el peso de los argumentos que tengamos unos y otros
para decantarnos por una opción u otra o bien llegar a un acuerdo consensuado
que satisfaga a ambas partes.
Siempre y en todo
caso somos los padres y madres quienes tenemos la responsabilidad de
educar a nuestros hijos y, por lo tanto, son nuestras las decisiones finales a
adoptar.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
·
¿Cumplen los juguetes de nuestros
hijos las "Normas para elegir bien los juguetes", "Otras
observaciones" y "Nuestro negocio es..."?. ¿Estamos al menos en
esa línea?, ¿estamos conformes con lo que en esos apartados señalamos?.
·
¿Qué dificultades hallamos para
vivir adecuadamente esos criterios que hemos apuntado?, ¿qué nos ayuda a
cumplirlos?. Compartamos en pareja todo lo que al respecto surja de nosotros ya
que tan importante es "vivir criterios comunes a la hora de educar en lo
académico o el trabajo como tenerlos también en el juego, ocio y tiempo
libre".
·
¿Cómo podríamos avanzar en aquello
que detectamos que es mejorable o en lo que haya que rectificar?. ¿Nos parece
importante que en ese plan de "mejora" de nuestra acción educativa se
implique el resto de la familia y amistades?, ¿lo hablamos con ellos también?.
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