Cuando oímos la palabra "conflicto" inmediatamente nos llega a la mente una sensación negativa, malestar,... como si en sí el conflicto fuera algo negativo. ¿Por qué?.
Durante mucho tiempo y ahora también solemos emplear esa palabra casi siempre en relación con ejemplos de violencia, agresión, maltrato, falta de entendimiento,... y, efectivamente, hay muchos conflictos que afloran al exterior de estas maneras o son causa de esos efectos.
Cuando sucede esto y hacemos una abstracción de la palabra "conflicto" obtenemos lógicamente esa deducción.
CONSECUENCIAS:
- Optamos por acomodarnos incluso a esas situaciones desagradables dejándonos de hacer respetar y optar por una postura sumisa y callada ante eso que en el fondo nos desagrada y nos hace daño. "No queremos echar más leña al fuego".
¿Qué puede derivarse de estas posturas:
- El problema en realidad sigue sin resolverse, el conflicto sigue en pie.
- Insatisfacción con nosotros mismos y mantenimiento de la tensión frente al otro.
- Reforzamiento de la imagen negativa del conflicto y búsqueda de estrategias para evitarlo o hacer que éste nos haga sufrir lo menos posible.
-...
- Perspectiva positivista.
La realidad es que el conflicto en sí no es negativo ni positivo. El conflicto, dicho sencillamente, es un encuentro entre dos o más posturas, intereses, deseos, tendencias,... que no son compatibles o son muy difícilmente asumibles al mismo tiempo.
Eso puede darse dentro de uno mismo cuando estamos divididos, por ejemplo, cuando nos planteamos "lo que nos gustaría hacer" en un momento dado y "lo que nos conviene hacer, lo que nos interesa de verdad para nuestro bien". También puede darse entre unas personas y otras, unos grupos u otros, etc.Ese encuentro entre diferentes posturas o intereses o formas de hacer a veces antagónicas genera necesariamente:
- Diálogo entre las partes: procurando cada cual expresar sus planteamientos basados en los argumentos que los sustentan.
- Escuchados atentamente estos planteamientos con sus respectivos argumentos vamos entendiendo el "porqué de dichos planteamientos" y también vamos detectando sus fallas o aquello que sería visto de otro modo si nuestro interlocutor tuviera en cuenta cosas que nosotros sí valoramos.
- Debatimos, habiéndonos escuchado todo, hasta llegar a puntos de acuerdo que nos permita plantearnos formas de hacer que nos beneficien a todos.
- Si este "encuentro" de intereses se produce en uno mismo el proceso es el mismo: afrontar cada una de las opciones que se nos presentan, ver sus pros y contras, resolver las dudas que podamos tener buscando la mayor información posible que las disipe y optar al final por aquélla que mejores beneficios nos pueda aportar. Para realizar esto van a jugar un papel muy importante nuestra "escala de valores" y nuestra "capacidad de tener en cuenta a los demás": todos aquéllos a quienes influirá nuestra decisión final.
Obviamente más semejante a la perspectiva positivista que a la negativista, pero teniendo en cuenta que cuando los conflictos llevan en sí ya una carga y experiencias negativas conviene analizarlos bien y trabajarlos "con tiento" y sabiduría.
Aparte de esto hay que tener siempre en cuenta que cuando un conflicto se hace evidente en realidad sólo está señalando cuestiones que no están resueltas y que son ellas el verdadero conflicto, no sólo la manifestación del mismo.
En la base de ese conflicto hay "objetivos o espectativas, intereses, gustos, sentimientos, percepciones, prejuicios, malentendidos,... que no se han manifestado, no se han expuesto de forma clara ni mucho menos sosegada... pero aunque no se hayan expresado no por ello son inexistentes. Hay que atender a todo ese mundo interior o desconocido para las otras partes, incluso para uno mismo, antes de emitir juicio alguno al respecto.
UN ESQUEMA PARA ANALIZAR CONFLICTOS:
Aparte de esto hay que tener siempre en cuenta que cuando un conflicto se hace evidente en realidad sólo está señalando cuestiones que no están resueltas y que son ellas el verdadero conflicto, no sólo la manifestación del mismo.
En la base de ese conflicto hay "objetivos o espectativas, intereses, gustos, sentimientos, percepciones, prejuicios, malentendidos,... que no se han manifestado, no se han expuesto de forma clara ni mucho menos sosegada... pero aunque no se hayan expresado no por ello son inexistentes. Hay que atender a todo ese mundo interior o desconocido para las otras partes, incluso para uno mismo, antes de emitir juicio alguno al respecto.
UN ESQUEMA PARA ANALIZAR CONFLICTOS:
¿Cómo puede analizarse un conflicto, en particular interpersonal, para luego intervenir en él?. Una forma muy sencilla de hacerlo consiste en seguir los siguientes pasos:
1. Separar los tres aspectos presentes en el conflicto: personas, procesos, problemas.
2. Clarificar el origen, la estructura y la magnitud del problema.
Ello supone a su vez:- Establecer quién está involucrado y quién puede influir en el resultado.
- Concretar los asuntos más importantes a tratar.
- Distinguir y separar los intereses y necesidades de cada uno de los implicados.
- Controlar las dinámicas destructivas (generalizar, estereotipar, proliferar los problemas,…).
- Crear un ambiente de diálogo para buscar soluciones reales y constructivas.
- Separar los problemas de las personas e impedir la personalización.
- Centrarse primero en los intereses y necesidades de cada uno y no en su posturas.
- Establecer un ambiente que favorezca la negociación para evaluar así las bases de influencia mutua.
Dicen que "un problema bien planteado tiene ya el 90% de la solución en la mano"; por lo tanto, evitando temer tanto al conflicto que huyamos de él, nos resignemos a él o tratemos de anular al otro para tener la sensación de que así el problema está resuelto... no es solución.
Conviene, pues, empezar por aquí: "analizar adecuadamente el conflicto".
Les invito a entrar en los siguientes enlaces-web y ampliar o profundizar en estas cuestiones:
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