Los
productos refrescantes para el aliento que se venden en el supermercado
enmascaran momentáneamente el mal aliento, pero sin atacar su causa. Sin embargo para
acabar con el mal aliento es necesario tratarlo de raíz.
El mal
aliento no suele ser un problema local, originado en la boca. Normalmente está
provocado por una digestión incompleta en el estómago y por la fermentación de
alimentos en los intestinos.
Las infecciones por hongos (Candida albicans), acumulaciones de metales pesados (como mercurio), indigestión, el mal funcionamiento de los riñones o del hígado e incluso desórdenes pulmonares también pueden ser su causa.
Las infecciones por hongos (Candida albicans), acumulaciones de metales pesados (como mercurio), indigestión, el mal funcionamiento de los riñones o del hígado e incluso desórdenes pulmonares también pueden ser su causa.
Se
acumulan compuestos sulfurosos en las vísceras y su cuerpo se libra de ellos
evacuándolos por los pulmones y, por lo tanto, a través del aliento.
Por
fortuna, este problema a menudo puede tratarse con simples productos naturales
totalmente inocuos para el organismo.
Un tubo
digestivo sano.
La
primera regla es limpiar su tubo digestivo. Ingiera más fibras solubles, como
el psilio, del que puede tomar una cucharada sopera disuelta en un vaso de agua
por la mañana y por la tarde para limpiar su colon.
Beba
regularmente agua. Atención: no estoy diciendo que tenga que saturarse de agua,
tal como recomiendan las autoridades sanitarias, que querrían convertirnos en
plantas verdes tropicales.
El
exceso de agua es malo para la salud, ya que elimina valiosos minerales
presentes en sus órganos. En cambio, beber un gran vaso de agua por la mañana
10 minutos antes del desayuno es una excelente manera de purificar sus riñones.
Durante el resto de la jornada, un vaso de agua en cada comida y una taza de té
verde dos veces al día son más que suficientes, a menos por supuesto que esté
realizando un ejercicio físico intenso o que viva en un país caluroso.
Seguirá
tanto mejor estas primeras reglas en la medida en que elija alimentos que
contengan fibra... y agua. Un ejemplo claro es la ensalada verde, pero también
la contienen las frutas, las hortalizas crudas, los brotes y las habas.
Para
funcionar bien, su tubo digestivo necesita una flora intestinal de calidad. Y
así será si cultiva en él buenas bacterias, consumiendo regularmente
"probióticos", bacilos que se denominan de este modo porque
"favorecen la vida".
Tome a
diario un complemento de Lactobacillus acidophilus (disponible en las tiendas
bio) o consuma productos que lo contengan, como el kéfir. Estas bacterias
“buenas” facilitarán su digestión y eliminarán los bacilos malos que producen
gases malolientes.
Factores
agravantes.
- El ajo y la cebolla, que contienen muchos componentes sulfurosos, provocan mal aliento.
- Las personas que digieren mal la lactosa (el azúcar de la leche) -que son muchas- pueden tener mal aliento cuando consumen productos lácteos.
- Una mala higiene bucal no facilita las cosas: la acumulación de placa dental, la caries, las enfermedades de las encías y los restos de alimentos que se pudren entre los dientes son factores agravantes.
Así
pues, tiene la posibilidad de mejorar su estado actuando sobre todos estos
factores.
Una vez
que haya hecho todo ello, habrá tratado el fondo del problema. Ahora bien,
puede no ser suficiente en todos los casos. ¡Y es aquí donde puedo aportarle
información verdaderamente útil!.
Seguramente
recuerda que su madre ponía una buena dosis de perejil en los platos que
llevaban mucho ajo.
El
motivo es que el perejil contiene muchísima clorofila, ese pigmento verde que
confiere su color característico a las hojas y las plantas. Y la clorofila es
un potente desodorante natural para el organismo.
En
1950, el Dr. Howard Westcott publicó las conclusiones de un estudio que había
llevado a cabo sobre pacientes anémicos, durante el cual pudo constatar que el
olor de la orina de quienes habían tomado clorofila era mucho menos fuerte.
Supuso
entonces que la clorofila atenuaba el mal aliento y los olores corporales, un
hecho que verificó en el curso de una pequeña prueba informal que realizó con
otros médicos y enfermeras.
Les
hizo tomar zumo de cebolla (una práctica afortunadamente poco extendida) y
constató que el olor disminuía enormemente en aquellos que después realizaron
enjuagues bucales con clorofila.
No hizo
falta más para desencadenar un movimiento mundial a favor de los chicles y los
dentífricos de clorofila.
Doble
efecto de la clorofila.
La
razón del poder de la clorofila para combatir el mal aliento es doble.
- En primer lugar, suprime los olores en la boca y en la garganta.
- Pero en segundo lugar -y esto es lo más interesante- la clorofila es fuertemente alcalina, lo que quiere decir que tiene un efecto beneficioso sobre las vías digestivas al regular la producción de bacterias y desintoxicar el cuerpo.
La
actividad desintoxicante de la clorofila en el flujo sanguíneo tiene un efecto
purificante sobre todo el cuerpo que refresca el aliento.
Pero
atención: muchas personas confunden la menta con la clorofila.
La menta,
así como los enjuagues bucales de menta, no hacen nada para combatir el mal
aliento. Se limitan a enmascarar el olor, sin atacar las causas internas del
problema.
Además,
según estudios realizados en los últimos años en la Universidad de Sao Paulo, en
Brasil, la utilización diaria de enjuagues bucales tiene consecuencias en:
- El riesgo de cáncer de boca.
- La erosión del esmalte dental.
- El aumento de la sensibilidad de los dientes.
Sin
embargo, el aspecto más molesto de los enjuagues bucales es que pueden agravar
sus problemas de aliento. Esto se debe a que suelen contener alcohol, que mata
masivamente las bacterias presentes en su boca. El efecto inmediato es que el
aliento mejora, pero el efecto a largo plazo es que el espacio liberado es
rápidamente colonizado por malas bacterias. Por lo tanto, recurrir a enjuages
bucales contra el mal aliento no hace sino incrementar el círculo vicioso.
La
clorofila, sin embargo, no produce ningún “efecto dominó” de este tipo; al
contrario, actúa de modo positivo sobre la salud general, ya que tiene también
propiedades anticancerígenas, antioxidantes y antiinflamatorias.
Contiene
asimismo muchos nutrientes esenciales: vitamina A, C, E y K, ácido fólico (B9),
hierro, calcio y magnesio.
Tiene
un potente efecto quelante, es decir, se une a los metales pesados, como el
mercurio, y los evacúa del cuerpo.
Como
cabría esperar, encontrará gran cantidad de clorofila en las hortalizas verdes
y las algas. El mate (infusión que se consume en Sudamérica) es una de las
fuentes conocidas más ricas en clorofila.
Eneldo,
alfalfa y perejil.
Masticar
granos de eneldo es otra manera excelente de atenuar el mal aliento, al igual
que tomar granos de anís –de sabor parecido al eneldo- al final de cada comida.
Por último, puede elegir tomar complementos alimenticios a base de clorofila:
la dosis estándar es de 1 cucharadita de granulado o un comprimido de 100 mg al
día después de cada comida.
Si
elige tomar un complemento de clorofila en forma líquida, como la alfalfa
líquida, es posible tomar hasta una cucharada sopera o de 500 a 1.000 mg al
día. El líquido debe estar diluido en zumo o en agua.
Sin
embargo, es preferible el remedio de nuestras madres: el perejil.
Si toma hojas de perejil con la comida, éstas acompañarán a los alimentos a lo
largo de la digestión, produciendo así su efecto refrescante allí donde hace
falta y cuando hace falta.
Y para
terminar, el punto de vista del Dr. Gérard Mégret.
"Ya
saben que el lenguaje médico adora los términos pomposos y difíciles de
comprender.
El 'mal
aliento' no escapa a esta norma, ya que nosotros lo llamamos en nuestra jerga
'halitosis'. Hay que decir que no se trata de una enfermedad en sí misma, sino
de un síntoma incluido en el marco de una enfermedad (como la fiebre en
relación con la gripe, por ejemplo).
A
propósito del mal aliento, se puede suscribir esta verdad esencial aplicable a
(casi) todos los ámbitos de la medicina: vale más tratar la causa que sus
efectos.
Sus
múltiples orígenes (bucal, otorrinolaringológico, broncopulmonar y digestivo)
se han expuesto ya suficientemente. Quizá deba añadirse a éstos un elemento
importante, que depende de cada persona y sobre el cual cualquier posible acción
está más limitada: el pH ('la acidez') de la saliva. Por otra parte, diversos
estudios recientes han tenido en cuenta otra posible causa, más difícil de
demostrar, pero que puede tratarse con éxito: la Helicobacter pilori, una
bacteria también responsable de un gran número de úlceras de estómago y
duodeno.
Pero
antes de llegar a la fibroscopia gástrica, comience por aplicar los sencillos
consejos que le han dado antes".
Juan-M.
Dupuis
Artículo original: http://www.saludnutricionbienestar.com/remedios-naturales-contra-el-mal-aliento/
PARA AMPLIAR:
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