Como decíamos en el capítulo "Causas y consecuencias del consumo de
drogas" puede haber infinidad de razones por las cuales una persona decida
consumirlas; en ese artículo apuntábamos aquéllas que observamos más generales
y llamábamos especialmente la atención sobre las que tienen que ver con
nuestro ser interno.
Tenemos unos intereses muy claros que se pueden resumir en uno solo: el que
nuestros hijos estén BIEN, que sean felices (ellos también lo desean) y no hay
gozo mayor para un padre o una madre que ver a sus hijos felices, entusiasmados
de vivir la vida por dificultosa que a veces pueda ponerse.
Pero... ¿tenemos todos esos mismos intereses?, ¿compartimos los mismos
criterios?, ¿hay una misma escala de valores para todo el mundo?.
Sociología
e intereses económicos relacionados con las drogas.
La respuesta a las preguntas anteriores es un NO rotundo.
- El negocio de
la droga (vídeo).
- Drogas, negocio redondo (vídeos).
- El negocio de las drogas mueve al año 84.000 millones
de dólares.
- El negocio de las drogas sintéticas.
En este "negocio" el valor de la vida humana es 0, su dignidad es
0,... sólo es considerada en cuanto consumidora; un número, una fuente de
ingresos... sin más.
Juventud, tiempo libre y drogas.
Nuestros hijos tienen su trabajo: los estudios; necesitan su descanso y
para ello, como todos, pueden disfrutar del tiempo libre; buscan divertirse,
ocupar ese tiempo libre de forma satisfactoria.
Por otra parte, se hallan en un momento de fuerte irrupción de multitud de
sensaciones, deseos de "comerse el mundo", explorar, conocer,
acercarse a la experiencia adulta de sus vidas; se da un impulso natural a la
experimentación de todo aquello que quieren dominar, a veces excesivamente
impulsivo, poco reflexivo.
Hay quien sabe muy bien todo eso y no lo emplea para hacer BIEN a nuestros
hijos sino... para otros fines bien distintos.
En ese marco de DESPERTAR de esa manera tan fuerte, casi explosiva, hacen
acto de presencia los "señores de la droga" (dicho de forma
muy breve):
- Ofrecen "el dorado" a cambio de nada. Con
palabras tranquilizadoras y ridiculización de las orientaciones de los
padres ofrecen la puerta abierta "sin entrada". ("La
entrada" la pagas a plazos después y cada vez con mayores
exigencias).
- Cuando eres tú quien ya pide
esa sustancia, te dan acceso a "contactos" que
te facilitarán esa sustancia. Tú pagas y listo, sólo eres para ellos un
cliente más, un adicto más... y su negocio durará mientras puedas pagar,
les importarás mientras llenes sus bolsillos de dinero. Si acabas en un
hospital, la cárcel (el síndrome de abstinencia lleva a acciones
desesperadas por conseguir dinero: llegan los tirones, robos con
violencia,...)... o el cementerio... es problema tuyo.
- La bajada de escaleras
a los pozos más profundos ya sólo es cuestión de tiempo y de
aquella noche de macrofiesta de repente te ves botado como una basura en
plena calle. (El proceso puede durar años pero el resultado nunca es mejor
que el punto de partida sino bien al contrario).
Este proceso es más complejo, por supuesto, y también muy distinto de unos
a otros según multitud de condicionantes y circunstancias pero en cualquier
caso lo que es denominador común a todas las variables es que "en este
entramado la persona no cuenta, sólo cuenta el beneficio económico que se
puede obtener de ella; se acaba mercantilizando todo... hasta su
dignidad".
Problema
familiar, problema institucional.
Hay infinidad de opiniones bien fundamentadas que coinciden en la siguientes conclusiones:
- No habría problemas derivados
de las drogas si los jóvenes contaran con una verdadera educación en
valores,
empezando por comprender que su propia vida es un don que hay que cuidar y
que nada en el mundo puede merecer abocarla a un basurero.
- Es tarea principal de los
padres el aportar a sus hijos esa educación en valores, empezando por dotarles de una fuerte
autoestima y habilidades sociales que les sirvan para poder
enfrentar los diferentes retos con los cuales se puedan encontrar.
- La droga no es el problema, el
problema es todo aquello que nos lleva a convertirnos en dependientes de
ella: los problemas que hay de fondo; por lo tanto la cuestión
debe centrarse en "cómo afrontamos esos problemas"
y los resolvemos.
- Compete también a los poderes
públicos y a sus instituciones el aportar a la sociedad
respuesta adecuada a sus necesidades; no puede ser solución el
prohibir botellones y al mismo tiempo promover espacios -dicen- que
"para la diversión" pero cargados hasta los topes de alcohol y
drogas de diseño. Si los efectos de la drogadicción (incluído el
alcoholismo) son un problema de salud, la administración pública debe
generar recursos que apuesten por "otras maneras de ayudar a
organizar el tiempo libre y la diversión".
¿Qué
podemos hacer en la familia?.
Cada padre y madre sabemos perfectamente lo que hay en el hogar, conocemos
la calidad de nuestras relaciones entre nosotros y con los hijos. ¿Nos satisface la cosa tal
como está?, ¿podemos mejorarla?, ¿queremos?. ¿Cómo empezar, cómo continuar,...
a dónde queremos llegar?.
Es conveniente que nos planteemos estas cuestiones pues de ellas arrancarán
las acciones concretas, actitudes y hechos, que irán llevándonos a lo que
queremos conseguir.
A modo de sugerencias abiertas a todo el mundo planteamos las siguientes
ideas:
- AMAR a nuestros hijos y
DEMOSTRÁRSELO. Puede
parecer una obviedad, algo innecesario de decir porque... ¿se puede tener
un hijo y luego no amarle si le amamos ya desde antes de que naciera?.
Pues no, no es una obviedad; les amamos y nuestra vida sería nada sin
ellos -eso decimos muchos-... pero ¿cómo se lo estamos demostrando?, ¿cómo
es nuestro caminar junto a ellos?, ¿cómo hacemos evidente nuestro cariño y
nuestro interés por ellos?.
- AUTOESTIMA. Es el fruto que produce una
relación cuando la persona amada comprueba que vale por sí misma, mucho
más que por lo que tiene, aparenta o es capaz de hacer. No se puede tener
autoestima si no se tiene experiencia de haber sido amados. Una persona
sin autoestima es presa fácil para cualquiera que trate de manipularle:
basta con hacerle sentir bien de alguna manera convirtiendo esos gestos
bien estudiados en trampa para fines nada filantrópicos.
- COMUNICACIÓN franca, honesta y abierta con nuestros hijos sobre éste y cualquier otro tema. Procuremos la suficiente confianza mutua como para poder compartir lo que al respecto queramos compartir unos y otros. No tengamos con ellos "temas tabú", ningún tema debe ser tabú pues el hecho de que no los hablemos no significa que desaparezca la necesidad de hablar de esos asuntos; si no lo hacen con nosotros... lo harán con otras personas y quizás algunas de esas personas no sean precisamente las más indicadas para orientar los pasos de nuestros hijos.
- COHERENCIA con lo que decimos.
Hagamos unidad entre nuestros "pensamientos, sentimientos palabras y
acciones". Esa unidad producirá en nosotros felicidad, verdadera
alegría y paz con nosotros mismos; haremos evidente ese bienestar y
podremos proponer a nuestros hijos ese mismo camino. Si nosotros no somos
buen ejemplo para nuestros hijos ¿de qué vamos a hablar?, ¿qué discurso
van a poder escuchar con atención?, ¿seríamos creíbles?.
- EDUCAR EN VALORES. Es un clamor popular que
aumenta su fuerza de día en día. Hace ya años que se viene afirmando que
"la actual crisis económica es en realidad el resultado de una gran
crisis de valores"; no falta razón a tal afirmación. ¡Cuán diferentes
serían todas nuestras relaciones, también las laborales, socioplíticas y
económicas, si estuvieran verdaderamente cimentadas en valores humanos
bien asentados!. Ahí está la Declaración Universal de los Derechos
Humanos, la Declaración del Milenio, la Carta de la Tierra, la Doctrina
Social de la Iglesia, los mismos Evangelios,... que nos muestran
claramente el camino a seguir y las actitudes a adoptar que harían de la
humanidad algo NUEVO de verdad. ¿Cómo los estamos fomentando en nuestro
propio hogar?, ¿cómo los estamos viviendo?.
- EDUCAR EN EL USO INTELIGENTE DEL TIEMPO LIBRE.
¿Cuando nuestros hijos ya tienen sus 15 años?. Nunca es tarde, pero hay
que empezar antes: ¡desde el primer instante de su vida!. En primer lugar
nuestros hijos observarán en qué empleamos nosotros el tiempo libre y ésa
será la principal lección que ellos adquirirán y la que más les va a
influir; en segundo lugar estará las habilidades que les enseñaremos para
darle la vuelta "al aburrimiento" para generar iniciativa,
¡enseñémosles a buscar alternativas! evitando darles todo hecho o
corriendo alocados a darles todo lo que nos pidan para no oirles decir: "Papá,
mamá,... me aburro"; respondámosles: "Muy bien
y... ¿que podríamos hacer para pasarlo mejor?". Enseñémosles
a vivir felices sin correr detrás de las cosas sino sabiendo disfrutar de
sí mismos, de su creatividad, iniciativa, capacidad de organizarse solos o
en compañía de sus iguales pero sin depender de montaje alguno.
- REIVINDICAR MEDIDAS Y RECURSOS
ADECUADOS.
Pagamos impuestos públicos supuestamente "para recibir servicios
públicos a los que todos podamos tener acceso" y también "para
que esos servicios produzcan bien en las personas". ¿Conocemos esos
recursos que las administraciones públicas ponen a nuestro alcance?,
¿consideramos que lo que hay es suficiente?,... si no fuera así... no nos
quedemos de brazos cruzados, planteemos con decisión nuestras propuestas,
hagamos que los espacios montados para el negocio dejen de ser las únicas
alternativas que los medios de comunicación mencionen para la diversión.
- ¿Qué opinamos de estas 7
sugerencias para realizar en familia?, ¿son realizables?.
- ¿Cuáles son para nosotros ahora
mismo las más urgentes de llevarse a cabo?, ¿qué orden de realización
estableceríamos?.
- ¿Plantearíamos otras
sugerencias?, ¿cuáles y por qué?.
PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:
- Informe mundial sobre las drogas 2012.
- Estadísticas mundiales sobre el consumo de drogas.
- 250.000 muertes al año por consumo de drogas.
- Claves educativas para que los hijos no caigan en las
drogas.
- Cómo proteger a tus hijos contra las drogas.
- Droga: factores de riesgo familiares.
- Factores protectores frente al abuso de las drogas.
- Estrategias para prevenir el consumo de drogas.
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