No los hemos sabido reconocer ni valorar; sí los hemos reprimido o incluso hemos creado estereotipos sexistas al respecto: “Los hombres no lloran”… y hemos llegado a identificar su expresión como signo de “debilidad”.
Seguir así significa condenar las inteligencias “interpersonal” e “intrapersonal” (Gardner) al subdesarrollo provocando el “analfabetismo emocional” (Salovey y Goleman):
a) No conocer la amplísima gama de sentimientos y emociones humanas: no saber darles nombre siquiera.
b) No ser capaces de reconocer que están ahí.
c) No reconocerlos tampoco en los demás por no ser capaces de interpretar su lenguaje.
¿Qué son los sentimientos?.
Es el terreno del “impacto interior producido por las personas, las palabras, las cosas, los recuerdos y las ideas”.
Hay que saber distinguir entre “EMOCIONES” y “SENTIMIENTOS” y también entre éstos y los “ESTADOS DE ÁNIMO” y el “MODO DE SER”:
LOS SENTIMIENTOS:
“Los sentimientos son bloques de información integrada, síntesis de datos de experiencias anteriores, de deseos y de proyectos, del propio sistema de valores y de la realidad”: Están también estrechamente unidos a las emociones y con frecuencia arrancan de ellas mismas. Se prolongan en el tiempo y sobreviven a lo puntual.
LAS EMOCIONES:
“Las emociones son impulsos que comportan reacciones automáticas y constituyen un conjunto innato de sistemas de adaptación al medio”. Suelen ser intensas y su duración no muy larga.
ESTADO DE ÁNIMO:
“El estado de ánimo es una situación más apagada y difusa que la emoción; es como su rescoldo y suele ser mucho más duradero, puede permanecer desde horas hasta semanas”.
MODO DE SER:
“El modo de ser es algo estable, constituido por lo genético y por toda la experiencia vivida; lleva consigo una mayor propensión a unas emociones que a otras; se puede modificar, pero hay un núcleo que permanece siempre: Genio y figura hasta la sepultura”.
OTRAS PARTICULARIDADES DE LOS SENTIMIENTOS:
Los mismos sentimientos pueden tener varios nombres: Hay sentimientos que siendo distintos y teniendo nombres diferentes, son parecidos a otros: son como “de la misma familia”.
- Vivimos un momento de nuestra historia en la que valoramos en exceso lo físico y menospreciamos el mundo del espíritu, del interior, nuestros afectos, sentimientos e inquietudes más profundas.
- Seguir la inercia a la que nos lleva este modelo de sociedad es seguir negando parte esencial de nuestra identidad y convertirnos en auténticos analfabetos de nuestro mundo interior, de nosotros mismos.
- Nos conviene abrirnos a ese mundo interior, de manera que podamos conocernos a nosotros mismos, conociéndonos nos comprenderemos, conociéndonos y comprendiéndonos mejor sabremos comprender mejor a los demás y logrado esto aprenderemos a convivir con nosotros mismos y con los demás de forma constructiva y más solidaria.
- Los sentimientos –cuando los consideremos inadecuados o negativos- no tienen carga moral en sí mismos, no son "buenos ni malos"; no son el problema sino la expresión de aquello que los motiva. Conviene siempre analizarlos, indagar en ellos y atajar las causas para lograr la auténtica paz interior que experimentamos cuando esos sentimientos son positivos (expresión también de unas causas que subyacen siempre).
De cada cual y de cómo los maneje depende que “le sirvan” o “sólo los soporte” o, peor aún, huya de ellos, de reconocerlos y mucho menos expresarlos abiertamente.
CUESTIONES PARA EL DIÁLOGO EN FAMILIA:
- ¿Es importante "expresarnos tal como sentimos"?. ¿Qué estereotipos sociales conocemos que a veces nos impiden esa libertad y coherencia o al menos las dificultan?, ¿cómo superar esos estereotipos?.
- ¿Qué nos resulta más fácil: "hablar de lo que pensamos, de nuestras ideas",... o "hablar de lo que sentimos"?, ¿por qué?.
- ¿Por qué razones nos cuesta más expresar que "sentimos odio, rencor, envidia,..." que decir que "sentimos alegría, admiración, o satisfacción"?. ¿Nos parece esencial que seamos capaces de hablar con la misma naturalidad de unos u otros sentimientos?, ¿para qué es necesaria esa naturalidad con ambos?.
- ¿Solemos reprimir nuestros propios sentimientos?, ¿cuáles?, ¿por qué lo hacemos y para qué?. ¿Cómo podríamos hacer para cambiar esto?, ¿qué ayuda necesitamos de la pareja, de los hijos, de los padres,... para ser en esto más espontáneos sin por ello hacer daño a alguien?.
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