¿Se
imagina que un día acude al supermercado porque le falta azúcar y sin embargo
compra sal?. ¿Y si además resulta que ya tenía 3 kilos de sal en su despensa?.
Este
esperpéntico ejemplo sirve para ilustrar un error que en ocasiones cometemos en
el cuidado de nuestra salud: no tomamos lo que nos falta y sí lo que nos sobra.
Y esto
es precisamente lo que ocurre con una de las grasas más saludables que existen
para nuestro organismo: los omega 3.
Los
omega 3 son ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga que se consideran
esenciales porque el organismo no dispone de la maquinaria enzimática necesaria
para su síntesis y deben obtenerse a través de la alimentación.
Su
nombre responde a la tercera posición en la que esta familia de grasas sitúa su
primer doble enlace, dentro de una cadena de 18 átomos de carbono.
Y
dentro de los ácidos del tipo omega 3 los que han demostrado mayores beneficios
para la salud son el eicosapentaenoico (EPA) y el docosaexaenoico (DHA), cuya
fuente principal de obtención son los pescados azules, así como el alfa linolénico (ALA), de origen vegetal.
Si echa
la vista atrás seguro que recordará cómo la ciencia se ha postrado ante la
fuerte evidencia y la infinidad de estudios en torno a la eficacia de los omega 3 para la salud general.
Muy
buenos (y no sólo para el corazón).
Acción
antiinflamatoria. Multitud de ensayos clínicos evalúan la suplementación
dietética con aceites de pescado en varias enfermedades inflamatorias y autoinmunes,
incluyendo artritis reumatoide, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa,
psoriasis, lupus eritematoso, esclerosis múltiple y migrañas, y revelan un
beneficio significativo, incluyendo una disminución de la actividad de la
enfermedad y la menor necesidad de usar fármacos antiinflamatorios.
Este
efecto se debe a que los ácidos omega 3 son capaces de reducir la producción de
citoquinas proinflamatorias, e incluso el factor de necrosis tumoral-alfa
(TNF-α), por lo que se evalúa incluso su utilidad en algunos tipos de cáncer,
en especial los hormonodependientes.
Prevención
cardiovascular. Existe una gran evidencia en relación a la disminución del
colesterol y los triglicéridos en sangre, por lo que personas con
hipercolesterolemia e hipertrigliceridemia deben contemplar los suplementos de
omega 3 como una opción terapéutica viable.
Trastornos
depresivos y alteraciones del sistema nervioso. El consumo de omega 3 también
se postula como una buena opción para reducir la incidencia de estos trastornos
de forma significativa, así como los síntomas asociados y las alteraciones de
los estados de ánimo.
Los
omega 3 además repercuten positivamente sobre la composición de las membranas
celulares, así como sobre múltiples procesos bioquímicos del organismo, en
especial la regulación de la presión sanguínea, la elasticidad de los vasos,
las reacciones inmunitarias y la agregación plaquetaria (responsable de la
formación de coágulos y de las trombosis).
Podemos
concluir que tantas propiedades e indicaciones terapéuticas hacen del omega 3
la grasa saludable por excelencia.
Omega 6
y omega 9: los otros ácidos grasos que hay que considerar.
Son los
últimos en llegar al exclusivo club de los ácidos saludables, y forman junto
con el omega 3 la trinidad de las “grasas buenas”.
El
omega 6, al igual que el omega 3, es un ácido graso esencial y por tanto debe
ser aportado diariamente por la dieta. Se encuentra de forma natural en aceites de semillas (de girasol, de maíz, de sésamo, etc.) y en los frutos secos. Pero
hay que tener en cuenta que este tipo de grasas se utilizan con frecuencia en
los piensos para la alimentación de las aves y animales de granja, con lo que
pasan después a su carne y a los huevos que ingerimos habitualmente. Esto hace
que el aporte diario de omega 6 sea excesivo en las dietas occidentales, sobre
todo en comparación con el de omega 3.
El
omega 9 (ácido oleico) es el ácido graso mayoritario en el aceite de oliva, uno
de los alimentos más destacados de la siempre recomendable dieta mediterránea.
Su uso extendido en la alimentación nos lleva a un consumo adecuado de omega 9,
siendo su déficit muy poco frecuente. A esto hay que sumar que el omega 9 no es
un ácido graso esencial, es decir, que el cuerpo es capaz de sintetizar cierta
cantidad por sí mismo.
¿Cómo
tomar omega 3?.
Volviendo
al omega 3, usted puede beneficiarse de sus innumerables propiedades saludables
por tres vías principales:
- Mediante la dieta, a través de semillas de lino y aceites vegetales y sobre todo del pescado azul, rico en ácidos EPA y DHA y cuyo consumo recomienda la Asociación Americana del Corazón al menos dos veces a la semana. El problema del pescado azul es que, como ya le he comentado en otras ocasiones, especies como el atún, el bonito, el pez espada o el cazón pueden estar fuertemente contaminadas por metales pesados. De esta forma, los beneficios que nos aporta el omega 3 los perdemos por la bioacumulación de mercurio en el organismo, que puede derivar en problemas cardiovasculares y cognitivos, en especial en mujeres embarazadas y en niños. Así que, pescado azul sí, pero con precauciones.
- Por los denominados alimentos funcionales que cuenten con omega 3 en su composición. Pero tenga en cuenta que no son lo mismo unos huevos enriquecidos al alimentar a las gallinas con semillas que tienen este ácido graso, que los productos comerciales que simplemente añaden omega 3 y lo anuncian a bombo y platillo en sus envases. No es oro todo lo que reluce.
- Con complementos alimenticios, en el caso de aquellas personas que no consiguen el aporte necesario de omega 3 en su dieta, no les gusta el pescado azul o quieren evitar una posible contaminación por mercurio.
A la
vista de toda la información que tiene sobre los diferentes ácidos grasos de la
familia Omega, seguramente ahora se estará haciendo la pregunta del millón: Omega 3: ¿sólo o en combinación con omega 6 y omega 9?.
Y es de
suma importancia para su salud que exista una buena relación entre los aportes
de los diferentes ácidos grasos omega, pues de ella depende que no le falten ni
le sobren estos ácidos grasos imprescindibles para la vida.
Mientras
que con el omega 9 no existe ningún problema, pues el aporte a través de la
alimentación es óptimo en los países mediterráneos, el ratio omega 3/omega 6 sí
genera complicaciones.
Tradicionalmente,
esta relación era de 1 frente a 2, 3 ó 4, pero durante las últimas décadas se
ha producido un enorme y grave desequilibrio en la dieta occidental. Como
consecuencia, el porcentaje de omega 6 que ingerimos con la alimentación
respecto al omega 3 está totalmente desproporcionado.
En
concreto, la relación de omega 3/omega 6 es de 1/16, cuando los estudios
concluyen que en la prevención de la enfermedad cardiovascular lo ideal es un
ratio de 1/4, con una reducción del riesgo de hasta el 70%.
Dicho
en palabras llanas: tenemos cuatro veces más omega 6 del recomendado para la
buena salud cardiovascular.
Otros
estudios concluyen que un ratio de 1/2,5 reduce la proliferación de células
cancerígenas en cáncer colorrectal, y para reducir la inflamación en casos de
artritis reumatoide se propone una relación de 1/2 ó 1/3.
En
definitiva, el desequilibrio de estos ácidos puede llegar a afectar gravemente
a su salud.
Por
ejemplo, en pacientes con asma, la relación 1/5 reduce la inflamación mientras
que cuando el ratio aumenta a 1/10 se producen consecuencias adversas.
Y
quedarnos cortos de omega 3 y largos de omega 6 también conlleva un estado
crónico inflamatorio en el cuerpo que aumenta el riesgo de enfermedad
cardiovascular y cáncer.
Por
todo ello, para tener una relación adecuada de ácidos grasos deberá aumentar el
consumo de omega 3 (si no ingiere la cantidad adecuada a través de la
alimentación) reducir el de omega 6 y vigilar el de omega 9.
El
complemento, de omega 3. ¿Pero cuál?.
Como
acaba de ver, sobran las razones para que el consumo de omega 3 sea
suplementado de forma aislada, sin incluir omega 6 ni omega 9.
Así que
aléjese de los complementos que tienen los tres tipos de omega en su
composición. Además de hacerle perder tiempo y dinero, pueden perjudicar
gravemente su salud en lugar de beneficiarla.
Esta es
la premisa fundamental que ha presidido la selección de un complemento para
usted que sólo tuviera omega 3. Y créame cuando le digo que la búsqueda ha sido
una de las más complicadas, ya que pocos son los laboratorios que no
comercializan esta grasa saludable tan de moda.
Lo
segundo que he verificado es el tipo de omega 3 que contiene este complemento,
y que son EPA, DHA y ALA, los más activos y estudiados, y la cantidad de cada
uno de ellos. Y es aquí donde la EFSA (European Food Safety Authority) no deja
lugar a la duda: para el mantenimiento de la salud cardiovascular la suma de
EPA+DHA debe ser de mínimo 250 mg entre ambas sustancias, tanto para niños como
para adultos.
Pues
bien, el complemento de hoy alcanza los 800 mg de EPA y los 141 mg de DHA
(procedentes de aceite de pescado). A esto hay que añadir los 368 mg de ALA
(procedente de aceite de lino).
Y la
tercera de las pruebas que este complemento pasa con nota muy alta son las
fuentes naturales de extracción, en un mercado donde no todos sus competidores
garantizan el origen de los aceites marinos y vegetales. Y sinceramente, para
mí esto es más que importante: es imprescindible.
Además,
si le preocupa la contaminación de los océanos, sepa que el suplemento que hoy
le recomiendo cuenta con el certificado Friend of the Sea, que garantiza una
política sostenible de conservación del mundo marino y que los aceites de
pescado provienen de peces de una zona oceánica alejada de la industria, libre
de metales pesados y dioxinas.
En
cuanto a la fuente de extracción del ácido graso ALA, procedente del aceite de
linaza, los métodos utilizados garantizan la pureza y calidad en el producto
final al realizarse en 1ª presión en frío.
Y por
si fuera poco, las cápsulas son estables, protegiendo a las grasas de la
oxidación y garantizando la más alta calidad en el momento del consumo.
Todos
estos factores marcan la diferencia en relación a otros productos que he investigado.
Tomando
4 cápsulas diarias de este complemento con un vaso de agua, 2 por la mañana y 2
por la noche, obtendrá una larga lista de beneficios para su salud, dándole a
su organismo sólo el omega 3 que éste necesita:
- Prevención cardiovascular.
- Efecto antiinflamatorio.
- Mejora de la circulación sanguínea.
- Mejora de la salud cerebral.
Si lo
desea, puede pedirlo en este enlace.
¡A su
salud!.
Felipe
M. Miller
Artículo original: https://www.saludnutricionbienestar.com/omega-3-6-9-equilibrio-perfecto-cuerpo-necesita/
Artículo original: https://www.saludnutricionbienestar.com/omega-3-6-9-equilibrio-perfecto-cuerpo-necesita/
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