La
familia es el tesoro más grande que tenemos, y a medida que vamos creciendo
puede que nos alejemos un poco de ella. Éste día, nació para recordar que la
familia es lo más importante.
El
centro de todo es la familia, la cual te brindará el soporte y la ayuda para
avanzar en tu vida. Por eso es que el 15 de mayo se festeja el Día Internacional de la Familia, sin embargo no es un día comercial, y tal vez, por
eso no se conozca tanto. Para festejarlo y disfrutarlo sólo hace falta estar
con tus seres queridos, y si quieren, realizar actividades en familia.
El
origen de esta celebración se encuentra en el año 1994, que fue declarado por
las Naciones Unidas, como el Año Internacional de la Familia.
Hace
algunos años el concepto de familia comenzó a cambiar y ampliarse mucho más; ésta fue una de las causas por las que se decidió darle una fecha especial a
las mismas. Se lo consideró un año de reflexión y de celebración en torno a
todas las familias del mundo.
Hay familias, en las que hay padre y madre e hijos (un hijo o más hijos) y también hay familias en que sólo está el padre o la madre con los hijos... pero no porque falte el cónyuge (por razones las que sean) deja de ser ese padre o madre con sus hijos una familia con el mismo valor que cualquier otra.
Lo
principal y más importante que se intenta expresar originariamente, y al
celebrar año a año ese día, es que no importa como sea tu familia, si es chica,
grande, con un padre y una madre, con dos madres, con dos padres, monoparental,... lo importante es el amor
que se tienen y la ayuda y comprensión que entre todos se brindan.
Reflexionemos sobre nuestra realidad concreta.
Como bien sabemos todos, "no hay familia perfecta" porque tampoco las personas somos perfectas. Incluso a veces habiendo dos personas cada una de ellas maravillosas... sin embargo se producen conflictos en su relación que hacen desdibujar la gran calidad humana que hay en cada una de ellas,... así que ¿a quién le puede extrañar que en todas las familias haya sus dificultades, limitaciones, desacuerdos,...?.
Pisar el presente pero mirando adelante.
Puede que mirando a nuestra pareja nos preguntemos ante el desconcierto que nos produce la dificultad actual de entendernos: "¿Por qué me uní a ella?". O bien, cuando es al revés (cuando reconocemos que el que mete la pata más que nadie es uno mismo): "¿Cómo es posible que me aguante todavía?".
No es ningún mal síntoma que nos preguntemos estas cosas, más bien es al revés: son signo de reflexión, de tomarnos nuestra vida común en serio, de darle significado a nuestra relación; no nos vive la vida conyugal a nosotros, somos nosotros que vivimos la vida conyugal.
Necesitamos ACTUALIZAR nuestro compromiso de pareja cada día. Aquel momento en que nos prometimos amor eterno no es algo del pasado; aquel "Sí, quiero" se pronuncia desde el corazón cada día, cada hora, a cada instante,... allá donde estemos, hagamos lo que hagamos, pase lo que pase,... desde nuestro corazón ha de brotar constantemente ese "Sí, quiero" si de verdad AMAMOS a nuestra pareja.
Y cuando miramos a nuestros hijos -cuando ya son
dos o quizás más- puede que nos preguntemos: "¿Cómo es posible que sean
tan distintos y tengan comportamientos tan dispares, actitudes tan
diferentes,... cuando a todos les hemos educado con las mismas reglas,
criterios,... con el mismo amor?".
Incluso cuando sea uno solo puede que también nos
asalte la duda ante unas conductas opuestas a lo que le enseñamos: "¿De
dónde sacará esas cosas que dice y hace si siempre le dijimos cosa bien
distinta y con él/ella tuvimos cuidado en aportarle buen ejemplo?".
Nuestro hijo, o nuestra hija, tiene su propia personalidad: la tiene desde el
mismo instante en que fue concebido/a y a partir de aquel instante ha ido
desarrollando lo que le es constitutivo; podemos influir, ayudar a reflexionar,
darle buenos ejemplos, decirle sabias palabras, aportar criterios que le ayuden
a orientar su vida,... pero al final siempre es él/ella quien tomará sus
decisiones. Siempre fue alguien distinto a nosotros incluso durante los 9 meses
de embarazo.
¿Y cuando los hijos son adoptivos?. Desde estas
líneas rendimos un homenaje a las familias que adoptan "nuevos hijos"
porque son merecedoras de todas nuestras alabanzas. No hace falta explicar el
porqué ¿verdad?.
Si los padres biológicos tienen sus dificultades,
no pocas, en acertar el modo de acompañar a sus hijos en el desarrollo personal
de los mismos... ¡cuánto más esos padres y madres que deciden dar todo su amor
a ese niño/a que conocieron cuando ya tenía unos años! (en el mejor de los casos
unos meses ya).
No es lo mismo -por mucho que algunos digan que
es igual-. Sin embargo sí coincidimos en afirmar que "si los padres que
deciden adoptar a estos niños/as toman la actitud de AMAR a estos nuevos hijos
con el mismo amor y tienen para con ellos las mismas actitudes educativas que
con un hijo biológico... todo se podrá ir resolviendo como en cualquier otra
familia" (con aciertos y errores, momentos maravillosos y otros... para
echar a correr,... pero bueno, eso forma parte de la vida familiar también).
Siempre y en todo caso, VIVAMOS EN EL PRESENTE: De los errores que hayamos cometido aprendamos y lejos de regodearnos en lamentaciones... imaginemos el futuro inmediato: el que queremos vivir YA MISMO y visualicemos "qué hemos de hacer y cómo para que ese futuro inmediato y lo que vendrá después pueda ser posible".
Siempre y en todo caso, ACTUALICEMOS NUESTRO COMPROMISO DE AMOR, tanto a la pareja como a nuestros hijos. El amor en la familia no es un simple sentimiento, es una actitud, un compromiso,... que a veces -no pocas- exige sacrificio, mucha reflexión, pensar no sólo en nosotros mismos sino también en el resto de los miembros de la familia: el bien ha de ser común y no el de uno a costa del de los otros.
Siempre y en todo caso, BUSQUEMOS LA ARMONÍA y pongamos los medios para que ésta pueda darse. A veces queremos las cosas tan perfectas que como nos creemos que ya lo somos nos ponemos a exigir que los demás lo sean también y no cesamos de ver defectos, fallos,... y andamos recalcándolos constantemente... en lugar de apreciar tanto de bueno como hay en todos. Si dedicáramos mucha más energía en resaltar lo positivo, mucho más que lo negativo,... si tuviéramos más sentido del humor,... a lo mejor nuestras relaciones serían mucho más fluidas, alegres... y creceríamos más y mejor.
¡¡Feliz Día de la familia!!, todos los días del año.
PARA LA REFLEXIÓN Y DIÁLOGO EN FAMILIA:
Aunque este artículo pretende sobre todo ser una alabanza a la familia, sea ésta como sea en cada hogar, también puede ayudarnos su contenido, y los enlaces ofrecidos para ampliar, motivo para nuestra reflexión y diálogo:
- ¿Qué destacaríamos de esta entrada y de sus enlaces para ampliar?, ¿qué nos ha aportado?.
- ¿En qué creemos que nuestra vida familiar necesita revitalizarse más?.
- ¿Qué estoy dispuesto/a a hacer para contribuir a esa mejoría?. ¿Qué necesito de los demás miembros de la unidad familiar?.
- ¿Cuál podría ser mi compromiso personal para hoy mismo?, ¿cuál podría ser el compromiso de pareja? ¿y el de toda la unidad familiar?.
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