El desarrollo afectivo puede entenderse como el camino a través del cual las personas establecen unos afectos y una forma de vivir y entender los mismos. Es un proceso continuo y complejo, con múltiples influencias. Este proceso va a determinar el tipo de vínculos interpersonales que establezca la persona y va a marcar el estilo de relacionarse con los demás.
Desde que nacemos las personas mostramos un marcado interés y curiosidad por aquellos seres de nuestra especie que nos rodean. Los niños y niñas nacen con la necesidad de establecer vínculos afectivos, estos son fundamentales para la supervivencia.
Los afectos son los sentimientos que tenemos hacia los demás (cariño, amor, amistad, compasión, pena, etc.). Estos son inherentes a las personas, es decir no podemos separarlos del individuo, todos convivimos con estos sentimientos.
Por lo tanto podríamos decir que el desarrollo afectivo, es un proceso de evolución de unas cualidades innatas del ser humano (cualidades con las que nacemos). El desarrollo de estas cualidades es necesario y al mismo fundamental que se produzca de forma positiva, ya que las personas vivimos en sociedad, nos relacionamos con los demás constantemente y establecemos vínculos de diversa índole afectiva, incluyendo figuras de apego en nuestras vidas. La calidad de estas relaciones y vínculos va a venir determinada por el desarrollo afectivo que cada persona haya tenido.
Por lo tanto podríamos decir que el desarrollo afectivo, es un proceso de evolución de unas cualidades innatas del ser humano (cualidades con las que nacemos). El desarrollo de estas cualidades es necesario y al mismo fundamental que se produzca de forma positiva, ya que las personas vivimos en sociedad, nos relacionamos con los demás constantemente y establecemos vínculos de diversa índole afectiva, incluyendo figuras de apego en nuestras vidas. La calidad de estas relaciones y vínculos va a venir determinada por el desarrollo afectivo que cada persona haya tenido.
INFANTIL:
0-3 años:
- Los bebés se sienten desvalidos en el mundo, es por ello que en un primer momento los afectos o relaciones con los demás están estrechamente ligados a la satisfacción de sus necesidades vitales (alimentación, cuidados, etc). aparece una reacción afectiva hacia aquellas personas que satisfacen sus necesidades.
- Poco después comienzan a interactuar con estas personas (aunque aun no hayan alcanzado el lenguaje), buscan ahora el afecto de estas figuras no sólo cubrir sus necesidades.
- Estas personas cercanas se convierten en las figuras de apego, las cuales van a ejercer una gran influencia en el desarrollo de los pequeños. Los niños y niñas imitan las conductas afectivas de estas figuras de apego, y sus sentimientos se verán influenciados en gran medida por la comunicación que tengan con sus figuras de apego.
- Al producirse algún cambio, como el nacimiento de un nuevo hermano, aparecerán nuevos registros afectivos como los celos.
3-6 años:
- Las figuras de apego, determinan las reacciones afectivas de los pequeños. La aprobación o censura de estas reacciones va hacer que algunas reacciones se consoliden y otras se eliminen. Los niños y niñas buscan agradar a sus personas importantes y experimentaran una gran alegría cuando su conducta reciba aprobación por parte de éstos.
- Se produce también un mimetismo con respecto a las figuras de apego, es decir los niños y niñas van a imitar las conductas y sentimientos afectivos de estas personas significativas.
- Comienzan a comprender matices más complejos de la expresión afectiva tanto a nivel verbal como no verbal.
- Aparece un nuevo tipo de afecto la amistad, comienzan a relacionarse con los iguales, con sentimientos de reciprocidad.
6 a 9 años:
- Las figuras de apego siguen siendo fundamentales pero van cobrando fuerza otras nuevas figuras. Los niños y niñas poco a poco comienzan a desprenderse de la protección materna.
- Se amplía el mundo de los niños y niñas, se relacionan con más personas y aparecen más experiencias afectivas.
- En esta etapa suavizan su expresión emocional, aprenden a auto controlarse, los afectos son menos intensos, pero más ricos y variados.
- Los niños y niñas en esta etapa se vuelven más reservados en la expresión de los afectos.
- Son capaces de comprender los sentimientos propios y de los otros, porque tienen una mayor variedad de experiencias afectivas que les permite entender estados que antes no entendían.
- La amistad se transforma, ya no solo se basa en una relación de reciprocidad, le valoran en función a unas características internas reciprocidad, confianza y colaboración.
12 años en adelante:
- En esta etapa todo se centra en los afectos, en lo que sienten. Este periodo se caracteriza por la convivencia de sentimientos contradictorios (aman y odian, necesitan soledad pero también compañía).
- Aparece la mayor contradicción de todas, se hacen aún mas reservados en su expresión emocional y aparece un gran dilema la necesidad de afecto frente al miedo a ser visto como necesitado de afecto.
- Tienen salida sentimientos hasta antes desconocidos como el amor.
- La amistad se basa en la intimidad.
- Las figuras de apego pierden fuerza y el grupo cobra un valor fundamental, como espacio de vivencia colectiva, de complicidad, alegrías, dudas, descubrimientos, etc.
- Muestra siempre tus afectos de forma verbal y no verbal. Procura usar a menudo los gestos de cariño (besos y abrazos), con ellos y con los demás.
- Déjales autonomía para que establezcan nuevos vínculos afectivos.
- Evita los chantajes afectivos. (no utilices expresiones como no te voy a querer si…).
- Estate siempre pendiente de ellos, pero al mismo tiempo dales libertad. Es decir no les hagas crear estilos inseguros de relación, crecerán con desconfianza, y tampoco estilos ansiosos de relación.
- Aporta unos afectos positivos desde el comienzo, los niños y niñas iniciarán cada nueva relación esperando que se repitan los patrones de las anteriores relaciones. Si la relación es inconstante y ofrece poca seguridad los niños y niñas no confiaran a la hora de establecer vínculos afectivos.
- Cuida tus conductas afectivas con ellos y con las demás personas de la familia, los pequeños mimetizarán lo que hagas.
- Presta atención a cómo te sientes cuando les vayas a hablar, ya que tu forma de comunicarte con ellos les va a afectar.
- Ante cualquier cambio presta especial atención a como se lo toman los más pequeños.
- Sepárate poco a poco de ellos, pero siempre atento. Déjales autonomía para que establezcan nuevos vínculos afectivos.
- Sirve de ejemplo a la hora de mostrar tus afectos, de relacionarte con los demás, con otros miembros de la familia, amigos, vecinos, etc.
- Acompaña al pequeño en su separación del núcleo familiar, sirve de guía en su nuevo entorno donde formara nuevos vínculos.
- Habla con ellos, explícales tus afectos y los de los demás.
- Ten paciencia con ellos, sé comprensivo ante sus contradicciones.
- Ayúdale a identificar, entender, asumir y enfrentarse a los sentimientos.
- Aunque las figuras de apego pierdan fuerza, recuerda que es un periodo en el que necesitan despegarse más, pero en el cual necesitan más que nunca sentir el afecto de los demás. No olvides darles tu afecto aunque parezca que no lo necesitan.
- Habla con ellos con naturalidad sobre los nuevos sentimientos que aparecen, no les fuerces, puedes hablarles contándoles tus sentimientos.
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Qué ideas de las aquí expresadas te han servido o te pueden servir para mejorar tu relación afectiva con tus hijos y ayudarles a desarrollar mejor su afectividad?.
- ¿Qué otras añadirías desde tu experiencia o conocimientos al respecto y te han aportado beneficios en la relación con tus hijos?.
- En tu experiencia de hija/o, ¿qué recuerdos guardas de tus padres en los que te demostraron su afecto y te enseñaron a ser una persona afectuosa?. ¿Qué importancia ha tenido eso en tu vida?.
- ¿Cuál va a ser tu compromiso de hoy para demostrar a tus hijos tu cariño y tu interés de que a su vez ellos aprendan también a ser sensibles ante esas muestras afectivas y a expresarlas con los demás?.
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