Sin embargo, no pocos padres y madres argumentan la necesidad de "educar a sus hijos en y para la competencia porque de facto la sociedad funciona así", dicen.
Por lo tanto, sus actitudes y estrategias educativas para con sus hijos incitan constantemente a una competitividad que aunque no niega la "competencia" o "capacitación" de los hijos para el ejercicio de una tarea sin embargo empujan también hacia la "competencia contra otros estudiantes a quienes se ve ya como futuros rivales en la consecución de un puesto honorífico en una carrera académica y después en un puesto de trabajo de prestigio".
Indicadores de esta obsesión.
Se dan ya desde la misma Educación Infantil: Padres y madres empeñados en que sus hijos aprendan a leer e incluso escribir lo antes posible, a saber contar, sumar y...
- La cosa se hace realmente grave cuando ese rendimiento que se trata de conseguir a fuerza de presionar tanto a sus hijos como al profesorado lleva aparejados ciertos comentarios de los padres a sus hijos en los cuales se detectan "comparaciones":
- - "Mira, Fulanito ya sabe leer, me lo ha dicho su madre, ¿y tú...?".
- - "No te juntes con Tal y Cual que no saben nada, tú júntate con...".
- O bien hablan con la tutora del aula para que ésta siga con el niño o niña las mismas pautas academicistas que en casa se siguen para que "ese niño o niña avance más rápido"... sin tener en cuenta que "además de lo académico los niños en estas edades desarrollan otro tipo de aprendizajes tan importantes o mucho más que lo estrictamente académico", especialmente los relacionados con la socialización:
- Educación inclusiva: respetando y promoviendo la integración de niños y niñas con necesidades educativas y de atención especiales.
- Atención a la diversidad: aprendiendo a convivir e interactuar con quienes son niños procedentes de otros países, culturas, creencias,...
- Desarrollo del autoconcepto, autoestima, autonomía,...
- Educación de la expresión de emociones y sentimientos,...
- Educación en valores y normas de convivencia.
- ...
- Ya en Primaria, a veces los padres imponen a sus hijos obtener notas superiores a tal o cual cifra so pena de sufrir arrestos o privación de tiempo de juego (cuando ese tiempo de juego es tan importante para su desarrollo personal en estas edades como el estudio):
- - "Si no me sacas 8 ó 9 como mínimo en todas las notas olvídate de salir con tus amigos a jugar el partido de fútbol del sábado por la mañana".
- O peor aún: - "Tú has de sacar más nota que el hijo de los vecinos del 4º, sería una vergüenza que ese niño te ganara; tú puedes más que él".
- Incluso rizando el rizo:
- - "No me vale que saques en todo notables y sobresalientes, quiero que seas el primero de tu clase, en todo, ¡que no se diga!".
- O bien: - "Me haces pasar mucha vergüenza cuando veo tus notas; eso no se le hace a un padre".
- Haciendo comparaciones y descalificando:
- - "Yo nunca suspendí ninguna ¿y tú?, ¿no te da vergüenza?; ¡eres un vago!".
- - "Fíjate en tu hermana, mira qué notas trae siempre, ¿cuándo vas a conseguir tú una cosa así?".
- ...
¿Es malo pedir a los hijos esfuerzo en su trabajo académico?. El sentido común y la experiencia nos dicen que "los hijos necesitan elaborar su propio código de conducta, sus criterios de actuación,... y para eso es imprescindible nuestra colaboración; tanto con la palabra como con nuestro ejemplo nosotros vamos aportando esas referencias claras que ellos necesitan".
Lo que puede ser negativo o positivo es la manera o maneras que empleamos para lograr que mejoren en sus rendimientos.Si nuestro hijo o hija no obtiene resultados que son de esperar en él o ella... analicemos primero las causas de ese bajo rendimiento, todas, todas las posibles razones de esos resultados y luego trabajemos en erradicar esas causas. "No sirve de mucho andar con una fregona matándose a recoger el agua que hay en el suelo si seguimos dejando que el grifo la siga derramando en él, habrá que cerrar el grifo y luego recoger el agua caída".
En las etapas de Infantil y Primaria lo fundamental no es tanto el rendimiento académico final sino los siguientes objetivos:
- Socializar: aprender a convivir con sus iguales, conocer, comprender, vivir e interiorizar normas que ayudan en la convivencia.
- Desarrollar armónicamente la persona: en el plano físico, psíquico y espiritual.
- Adquirir habilidades y técnicas para el trabajo académico.
- Armonizar sus saberes, cualidades o aptitudes y actitudes para afrontar cualquier problema y resolverlo con autonomía.
- Fomentar la motivación para el estudio, el desarrollo de todas sus facultades y habilidades,...
- ...
Lo que nuestros hijos son capaces de hacer en sus vidas sólo lo pueden determinar ellos y pueden experimentarse en estas edades cambios y ritmos a veces espectaculares... pero esos cambios no van a depender de los sistemas de evaluación ni de las notas, jamás; esos cambios forman parte de su proceso de desarrollo personal (que es único en cada individuo) y también forman parte de la calidad de relación que seamos capaces de establecer con ellos.
Evitemos a toda costa:
- El angustiarlos con obtener ciertas calificaciones que les hagan perder de vista incluso que son niños y que hay otras facetas de la vida tan importantes o más que esas notas.
- El compararles constantemente con otros niños del colegio, con sus hermanos o con nosotros mismos.
- El imponerles el modelo competitivo del mercantilismo social -que nadie quiere... pero sin embargo reproducimos con tanta facilidad-.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
- ¿Nos consideramos a nosotros mismos, los adultos, personas competitivas, que andamos constantemente comparándonos o compitiendo con los demás?. Si fuera así, preguntémonos: ¿en qué grado está influyendo en nuestros hijos nuestro modo de pensar, hablar y vivir?.
- ¿Hay alguno de estos "indicadores de obsesión por las notas" en nosotros?, ¿hay otros que aquí no hemos mencionado?. ¿Cómo erradicarlos, cómo corregir esa competitividad malsana?.
- Si no es nuestro caso pero, sin embargo, deseamos que nuestros hijos adquieran el hábito del esfuerzo y autosuperación constante ¿cómo planteamos esa propuesta?, ¿qué estrategias seguimos?.
- ¿Para qué educamos a nuestros hijos?.
- ¿Es sana la competencia diaria?.
- El mundo en el que transitan nuestros hijos.
- ¿Educación para la competitividad?.
- Cuidado con la competitividad.
- Competitividad: consecuencias negativas.
- Cómo educar a nuestros hijos sin perder la calma.
- Pros y contras del sistema social competitivo.
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