Solemos fijarnos mucho, cuando tratamos de educar, en lo que hacen mal
nuestros hijos o aquéllos que están a nuestro cargo; tendemos a fijarnos mucho
más en lo negativo que en lo positivo. Ello no significa que lo positivo no
exista (está y en muy alto grado).
Pero igualmente nos sucede entre nosotros. Nos fijamos en nuestras
carencias, dificultades, meteduras de pata,... y no resaltamos suficientemente
todo lo bueno y abundante que hay en nuestro quehacer de dada día.
De eso va este artículo. No pretendemos "animar", tampoco
"hacer la pelota",... sencillamente reconocer ese buen hacer y
expresar gratitud por esos motivos de esperanza que esa bondad nos aporta a
todos los padres y madres del mundo, a todos los maestros y maestras, a todos
quienes hacemos de la educación vocación y compromiso en nuestras vidas.
Sabemos
que las personas “que se portan bien” no obtienen apenas refuerzo. Las
noticias están llenas de malhechores a los que se les concede notoriedad y no
quince minutos de gloria, sino horas y horas, mientras que las buenas noticias
nunca tienen cabida en los informativos.
En el mundo de la educación ocurre algo similar: los educadores que
realizan su trabajo de forma excelente, los niños que se esfuerzan, que consigan
los objetivos, no reciben el refuerzo que merecen. Y no me refiero
a incentivos económicos o similares. Otro tanto sucede con los padres y
madres que cada día educan a sus hijos convenientemente.
La
mayoría educa bien.
Rindamos un homenaje a esos cientos y miles de familias que educan
razonablemente bien y que constituyen la gran mayoría de la sociedad.
Los maestros y maestras solemos quejarnos de la falta de implicación de los
padres y madres en el trabajo educativo en relación con las tareas escolares
pero lo hacemos cuando observamos fallos o carencias, dificultades en
los niños y niñas que están a nuestro cargo durante el horario lectivo; sin
embargo hay una gran parte de padres y madres que SÍ están demostrando ese "saber
estar" y apoyar los esfuerzos que desde el ámbito docente estamos
desarrollando.
Prueba de ello son los siguientes detalles:
- Los niños y niñas vienen al colegio; el absentismo es la anécdota,
apenas hay nadie que falte a clase.
- Este alumnado viene, en gran mayoría, bien arreglado: aseados, bien
vestidos (sin lujos pero bien vestidos), habiendo dormido las horas
adecuadas,...
- La mayoría trae las tareas terminadas (aquéllas que se llevaron a casa
el día anterior porque no dio tiempo en clase para terminarlas).
- A pesar de la disminución de ayudas y la gran precariedad laboral que
existe en nuestro país... los padres y madres, en su mayoría, hacen un
gran esfuerzo por comprar a sus hijos el material escolar que sea
necesario.
- En el comportamiento de los niños y niñas en el colegio se nota que
muchos padres y madres se esfuerzan en enseñar a sus hijos la importancia
de las normas, marcan límites, fomentan el respeto tanto hacia los adultos
como hacia sus iguales.
- El alumnado cuenta que colaboran en las tareas de la casa y cuando lo
hacen siempre hablan de los padres y madres: les consideran su inspiración
y su modelo.
- ...
... Y así podríamos seguir apuntando más y más detalles que nos pueden
hacer pensar y afirmar claramente que… la gran mayoría de las familias
educan bien a sus hijos. Si no fuera así, nuestra sociedad sería un
auténtico caos.
La actitud marca la diferencia.
Nuestros hijos no son perfectos, ni los primeros de la clase, ni los más
guapos ni los más listos… No se trata de esas cuestiones. Somos padres
también imperfectos, que cometemos errores, que probamos, que
ensayamos… La diferencia está en la actitud. Y estas son algunas de
las notas que marcan esa actitud de muchos padres y madres:
- Los hijos son el centro de preocupación. Piensan en sus
hijos, son el centro de su preocupación, piensan en cómo educarles, en
cómo hacerlo bien y en cómo hacerles mejores personas.
- Les dedican tiempo. Les dedican
tiempo, tiempo de calidad, y también en cantidad. Juegan con ellos, los
llevan o los traen del cole, del parque, de sus actividades, siempre que
tienen ocasión. Sus hijos nunca perciben que estorban a
sus padres y que en cuanto hay ocasión “los empaquetan”. Los padres
no les dedican sólo el tiempo que les sobra… Sus hijos están realmente en
el punto más alto de las prioridades.
- Son incondicionales. Quieren incondicionalmente a sus
hijos. Los aceptan como son, y no pretenden ni les preocupa ser
más que los de su vecino. Sus hijos también perciben esa aceptación y
no se sienten como “caballos de carrera” en una competición en
la que lo importante es el ego de sus padres.
- Exigentes. Son exigentes, no por
competitividad sino porque creen que sus hijos puede mejorar.
Por eso les corrigen, les elogian, les enseñan, les explican.
- Educan en valores. Los padres y
madres que educan bien les inculcan valores, valores que ellos
mismos viven y practican con el ejemplo.
- Con dudas y deseo de aprender. Son padres
que no se consideran más listos que nadie y que todo lo
saben. Por eso, no tienen inconveniente en pedir consejo, en dudar, en
colaborar con los educadores de sus hijos, en leer y preguntar.
- Y además. Una característica, entre otras muchas que cabría resaltar, que los
define también: Los padres y madres que educan bien, saben disfrutar de
sus hijos y hacen que sus hijos disfruten también de sus padres.
Sería ahora mismo muy hermoso firmar cada cual su nombre al pie de este
escrito si en algo o en mucho nos vemos reflejados porque si algo o mucho de
esto estamos llevando a la práctica... estamos por buen camino. Quizás muchos
no lo harían pero... sí les propongo lo siguiente: ¿qué les
parece si nos contamos unos a otros cómo llevamos a cabo esta gran
andadura educativa con nuestros hijos?.
Les invito a compartir experiencias, sencillas o complejas, fáciles o
difíciles, que nos han aportado POSITIVIDAD en la educación de los hijos, así
como aquellos pensamientos y reflexiones que este artículo basado en gran parte
en alguna reflexión que Jesús Jarque ha publicado en su blog
"Familia y Cole" que recomendamos por su excelente servicio a
la labor educativa y al buen entendimiento y colaboración entre la familia y la
escuela.
PARA AMPLIAR CONTRASTAR Y PROFUNDIZAR:
- A los padres que educan bien. (Artículo base
de esta entrada de hoy).
- Padres que educan bien y con amor.
- Padres
y madres que educan a sus hijos.
- Padres que educan, niños felices.
- Cómo educar bien a tu hijo.
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