Antes de
nada, nos conviene saber "qué es el adviento, cuándo se
celebra, finalidad de esta celebración, simbología y su
significado".
El adviento (latín: adventus Redemptoris, «venida
del Redentor») es el primer período del año litúrgico cristiano, que consiste en un tiempo de
preparación para el nacimiento de Cristo.
Su duración es
de 21 a 28 días, dado que se celebran los cuatro domingos más próximos a la festividad
de Navidad. Los fieles lo consideran un tiempo de
reflexión, de renovación y reconciliación.
Marca
el inicio del año litúrgico en casi todas las confesiones cristianas.
Durante este periodo los feligreses se preparan para celebrar la conmemoración
del nacimiento de Jesucristo y para
renovar la esperanza en la segunda Venida de Cristo Jesús, al final de los
tiempos, o Parusía.
Simbología:
Durante el
adviento, se coloca en las iglesias y también en algunos hogares una corona en
algunos casos de ramas de pino, en otras de lianas de hiedra,… llamada corona de adviento,
con cuatro velas, una por cada domingo de adviento.
- Hay una pequeña tradición de
adviento que concede a cada una de esas cuatro velas una
virtud que hay que mejorar en esa semana, ejemplo: la primera, el amor; la
segunda, la paz; la tercera, la tolerancia y la cuarta, la fe.
- Los domingos de adviento la
familia o la comunidad se reúne en torno a la corona de adviento. Luego,
se lee la Biblia y alguna meditación.
- La corona se puede llevar al
templo para ser bendecida por el sacerdote si así se desea y llevarla de
nuevo al hogar para ubicarla donde la familia crea más conveniente (suele
ser en el recibidor).
Otros
símbolos propios de este tiempo son: el color morado o violeta
(significa “preparación espiritual, reflexión, penitencia, duelo”) y es el que
viste el sacerdote durante todo el adviento, también en Cuaresma, celebraciones
penitenciales y de difuntos; el verde como color de esperanza
(el ramaje de la corona de adviento expresa ese sentido: la esperanza en la
llegada del Mesías).
La fiesta religiosa más señalada en este
tiempo es la "Inmaculada Concepción", el 8 de
diciembre.
Cultura del hecho religioso.
Podemos acercarnos a esta celebración como a otras de significado religioso
para los creyentes de muchas maneras. Cuando no se tiene fe o no se comparte la
de quienes celebran fechas así podemos optar por:
- Vivir completamente de espaldas
a estas manifestaciones religiosas, por supuesto, e ignorar su valor y sus
implicaciones en nuestra propia cultura (infinidad de festividades,
costumbres, obras de arte pictórico, escultórico, arquitectónico,
musical, etc... serían imposibles de entender sin conocer el
hecho religioso). La cuestión en esta opción es si "esa
ignorancia por la que optáramos es algo que nos ayude a entendernos
en el marco sociocultural en el que nos encontramos o no".
- Obviamente, con esta
postura no se produce conocimiento alguno, ni nos
beneficia esa ignorancia en la comprensión de la realidad y nuestro
contexto.
- Observar estas
manifestaciones como algo
propio e identificativo de una determinada cultura religiosa y vivencia de
todo su ritualismo como forma de expresar su religiosidad, sin
necesidad de que ello nos lleve a implicarnos en su
dinámica y, al mismo tiempo, siendo respetuosos con dichas manifestaciones.
- Somos en esta postura simples
"espectadores" pasivos pero al menos hay ya un mínimo
acercamiento.
- Aún sin implicarnos en su
desarrollo, sin embargo también podemos optar por
"conocer con amplitud y profundidad el sentido que esas celebraciones
tienen para los fieles de esa religión", con la intención de
comprender y entender claramente todo su valor y riqueza no sólo
religiosa sino también cultural y su trascendencia en lo social.
- Con esta actitud no sólo
captamos lo que "parece ser" sino también nos enriquecemos,
ampliamos conocimiento sobre el hecho religiso y si
profundizamos algo en ella logramos llegar a una clara comprensión del
sentido de esta celebración.
La Iglesia Cristiana Católica no obliga a nadie a participar de
estas celebraciones, ni siquiera a los propios fieles cristianos
católicos. Sencillamente nos invita a acercarnos y participar en la
medida que cada cual considere posible.
Educación en la fe.
Si además de optar por la 3ª opción queremos vivir y
enseñar a vivir el adviento... entonces estamos en el camino de "educar en
la fe", educar en la celebración de este tiempo.
¿Cómo vivir el sentido del adviento?.
- Partimos de la finalidad de
este tiempo: "prepararnos", decimos, para el
nacimiento de Jesús y "estar preparados" significa
"disponer nuestro ser, nuestro ambiente más cercano y cotidiano
a su venida".
- Esta preparación tiene su
pedagogía, su
proceso:
- Empezamos por pararnos
un poco, reflexionar sobre nosotros mismos, sobre nuestras prácticas
y actitudes.
- Las comparamos con el
mensaje que el Maestro de Nazaret nos enseñó con sus hechos,
actitudes y palabras.
- Detectamos nuestras
incoherencias y desvíos y analizamos claramente sus
causas.
- Nos proponemos actitudes y
compromisos concretos, revisables, que renueven completamente nuestra
vida o pongan ese proceso de conversión y renovación en camino, más
de acuerdo con Aquél que nos inspira con su ejemplo.
Es para este cometido que utilizamos los diferentes elementos simbólicos
del adviento, especialmente la "corona de adviento" y las
celebraciones litúrgicas correspondientes de este tiempo. La religiosidad
no serviría para nada si no es en función de una vida creyente más
auténtica.
Para ampliar:
¿Cómo
vivir en familia el sentido religioso de la "corona de adviento"?.
Esta corona la podemos confeccionar conforme nos sea posible; unos lo
hacen con ramaje de pino, otros con lianas de hiedra,... no importa al caso. Lo
importante es el significado que queramos expresar con ella. Por
supuesto no necesita ser comprada.
Para que cada cual elija o vea la forma de confeccionarla, así
como el significado de todos sus elementos les invitamos a
entrar en los siguientes enlaces-web:
En la lectura de estas webs habremos descubierto también maneras de servirnos
de sus elementos y su simbología para vivir la espiritualidad de este tiempo, y
si queremos vivir esto en familia es más que interesante e importante que hagamos
partícipes a todos los miembros del hogar en todo el proceso: desde
la localización de todos los elementos que elijamos para formar esta
corona hasta la última celebración que realicemos en familia a su
alrededor o junto a ella en el último domingo de adviento.Conclusiones.
La renovación de nuestras vidas personales y la familiar es algo que nos
conviene realizar a diario, sin esperar a tiempos especiales, pero también es
cierto que "nos viene muy bien este tiempo" para:
- Renovarnos personal y
comunitariamente.
- Practicar nuestra responsabilidad
como "primeros y principales catequistas" de nuestros
hijos.
- Valorar y tomar conciencia
de nuestra identidad cristiana.
- Reavivar nuestra comunicación
en familia, compartir juntos nuestras realidades y propuestas de
vida cristiana.
- Expresar nuestra interioridad.
- En suma: buscar la
plena adhesión a Jesús de Nazaret... y nada mejor para ello que leer y
meditar la Palabra y tratar de vivirla, día a día.
- ¿Cómo hemos vivido hasta la fecha este tiempo litúrgico?. ¿Nos parece importante darle el significado que tiene y vivirlo con autenticidad?.
- ¿Viviríamos quizás de otra manera la Navidad si previamente interiorizamos este tiempo de preparación?.
- ¿Qué importancia le damos a vivir este tiempo también en comunidad parroquial o de comunidad de base, aparte de vivirlo en familia?.
- Si en tu familia viven la tradición de la "corona de adviento", ¿cómo lo hacen?, ¿cómo concretamente?.
- ¿Es importante educar en el conocimiento de la simbología religiosa?. Comparte tu experiencia.
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