Lo ideal no es "estudiar para aprobar un examen" sino
"estudiar para aprender", sin embargo... la inmensa mayoría de los
estudiantes "estudian porque necesitan superar unos exámenes y con ellos
obtener unas notas que les servirán para obtener acceso a una carrera o a un
lugar de trabajo": para todos ellos puede quedar muy bonito eso de
"estudiar para aprender"... pero lamentablemente prima para ellos lo
urgente sobre lo importante.
La pregunta común, no obstante, para ambos (los que estudian para aprender
y los que estudian para aprobar un examen) es la misma: "¿Cómo hacer
para que se me quede en el coco lo que estudio?". A eso vamos a
tratar de responder en este artículo.
Clasificar los datos.
- COMO DATOS AISLADOS: Todo tema
o contenido que parezca al principio difícil de comprender o retener, se
vuelve fácil si se divide en partes cómodas y asequibles. Obviamente, hay
que comprender cada una de esas partes, analizarla y asimilarla.
- COMO DATOS INTEGRADOS EN
CONJUNTOS LÓGICOS: Para aprender bien una materia hay que descubrir la
relación que en ella hay entre las unidades simples que la componen ya que
cada dato tiene sentido en el contexto en que se halla: nuestra mente
actúa estableciendo constantemente relaciones y asociaciones.
La comprensión.
Comprender algo es entender las partes y el conjunto, el principio y el
final sin perderse nada por el camino. Aprenderse cosas de memoria como los
papagayos sin comprenderlas es malgastar el tiempo y el esfuerzo.
- Analizamos el conjunto de las
ideas que necesitamos grabar en nuestra mente como quien realiza una
visión de conjunto antes de lanzarse a dominar cada parte.
- Reflexionamos sobre cada una de
las partes y tratamos de entenderlas en su contexto, su significado
específico y finalmente profundizar en ellas y memorizarlas.
- Hacemos síntesis de todo lo
aprendido, haciéndonos capaces de formular con claridad ese tema o
materia.
Podemos saber que "hemos comprendido bien algo cuando somos capaces de
expresarlo aunque sea con palabras diferentes".
Algunos estudiantes dicen: "Me lo sé, eso me lo sé muy bien pero
es que no sé cómo explicarlo".
Si no saben cómo explicarlo o se traban con frecuencia, se equivocan
constantemente,... es porque el aprendizaje se realizó de manera confusa: no
había claridad y, por lo tanto, no podían fijarse bien esos datos que se quería
memorizar.
Para ello invitemos a nuestros hijos a:
- Expresar eso que han aprendido
de manera ORAL: Que nos expliquen lo que han asimilado de manera clara,
breve y sencilla, pero clara; no importa que sea con otras palabras distintas
a las del texto que estaban estudiando, lo que importa es que cojan
el sentido, incluso que sean capaces de relacionar ese aprendizaje con
otros saberes que ya poseían.
- Expresarlo por ESCRITO:
redactando ese saber en forma de síntesis, breve; si es capaz de hacerlo
mediante un esquema, cuadro sinóptico o en forma de telegrama, hasta en un
dibujo,... podremos constatar si domina la materia o no.
Para comprender bien invitemos a nuestros hijos a seguir estas sugerencias:
- Distinguir lo que es sustancial
y lo que es complementario en cada tema o contenido.
- Percibir de manera clara la
idea principal o directriz de ese contenido.
- Relacionar cada dato con los
demás, de forma rápida.
- Detenerse con insistencia en
aquello que más se resiste a ser asimilado con claridad y brevedad.
- No saltarse datos o
informaciones relacionadas que hallen, aunque no sea obligatoria su
memorización, ya que esa información bien empleada y puesta en su lugar
puede ayudar a entender mejor los datos esenciales.
La atención es la facultad por la que dirigimos nuestros sentidos
interiores y exteriores hacia el objeto que queremos dominar, comprender o
asimilar.
ATENDER supone tres momentos:
- Adaptación de los sentidos
exteriores: ojos, oídos, manos, postura,... Y también de nuestro interior:
imaginación, pensamientos, sentimientos,...
- Conservación fija de esos
sentidos en el objeto elegido; si no se tiene costumbre de esto y nos
"distraemos" con demasiada facilidad nos podrá costar mucho al
principio pero la clave estará en insistir en esto, intentarlo cada día
tratando de aumentar ese tiempo de concentración. Es así como vamos
creando el hábito.
- Cuando ya nos cuesta mucho el
conservar nuestras facultades en el objeto de estudio es señal de que
hemos llegado al cansancio. Llegados a este punto la estrategia es
"cambiar de ocupación o descansar un rato". El objetivo es poder
volver a la concentración que necesitamos para realizar un buen estudio.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
- ¿Qué técnicas emplean nuestros
hijos para tratar de retener sus datos?.
- ¿Traen buenos resultados sus
técnicas?; ¿se pueden mejorar?, ¿en qué, cómo?.
- Los niños desarrollan
plenamente la capacidad de abstraer viendo un contenido en su conjunto,
relacionando bien unos datos con otros, alrededor de los 12 años
-aproximadamente- y, por lo tanto, es una edad propicia para que se
ejerciten en el uso de esquemas y mapas conceptuales sobre un contenido.
¿Cómo les orientamos y animamos a que practiquen esta técnica de estudio
en esas edades?.
- ¿Cómo averiguamos si nuestros
hijos han asimilado bien o no un contenido?; ¿nos sirven las orientaciones
que en este artículo proponemos?. ¿Qué otras sugeriríamos? (la
experiencias cuando se comparten ayudan tanto o más que la mejor de las
teorías).
PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:
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