- "Señorita Tacy -escuché a mi padre decir-, pienso salir de viaje mañana, y me voy a llevar a John conmigo alguno días para enseñarle" -no podía creerlo. ¡Iba a faltar a la escuela y pasar tiempo junto a mi papá! Por poco brinco sobre mi silla.
Papá continuó diciendo:
"Usted ha hecho un excelente trabajo enseñando a John, pero ahora es mi turno por una temporada -entonces se volvió hacia mi y dijo-: Te veré en casa esta noche, John".
Lo que más recuerdo de ese viaje en el Ford Fairlane de mi papá fueron las horas que pasamos hablando de todo: béisbol, baloncesto, eventos y noticias, música, la iglesia, la escuela y sobre mis amigos. Era la primera vez que tuve a mi padre para mí solo.
Aquel viaje con mi padre a la edad de diez años me hizo sentir muy importante y mayor. También estableció la manera en que tomaría el control de mi educación. Él y mi madre reconocían que ellos eran mis maestros más importantes".
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Es una historia como muchas otras en las que se produce ENCUENTRO entre un padre y su hijo.
Todos hemos vivido alguna vez un momento especial así: como hijos... y como padres; en ambos casos nos habremos dado cuenta de que "por muchos defectos o limtaciones que veamos o hayamos visto en nuestros padres... no hay nadie en el mundo que sea para nosotros mejor maestro que ellos".
Durante el tiempo académico todo son prisas, corre-corre, agobios, mil tareas, horarios a veces irreconciliables, cansancios, nervios,... Llegan las vacaciones de nuestros niños y jóvenes, los meses de julio y agosto, y encontramos una tregua (que pasará volando: parece como si esos dos meses se resumieran en dos semanas).
Es la época de las "recuperaciones" -aunque es más preciso decir que "el tiempo para sacar el curso p'alante es el hoy y ahora, siempre"- (para los padres y madres, sobre todo, y para los hijos también en relación con la COMUNICACIÓN: una de las asignaturas de la vida familiar más esenciales) y vale la pena que pensemos en ella y lo que a través de ella podemos llegar a redescubrir:
- Valorarnos unos a otros por encima de nuestros resultados, apariencias, fallos y aciertos.
- Dedicarnos tiempo de calidad sin maquinitas ni otros trastos por en medio.
- Compartir juegos en los que quepamos todos ¿se acuerdan del parchís y...?.
- Atrevernos a ir al monte o a la playa, solos, la familia junta al completo... sin más, sólo por el interés de ESTAR juntos, disfrutar unos de otros.
- Despegarnos del ordenador (como también yo quiero hacer, al menos hasta acabar agosto) y ocuparnos más de las personas que de las cosas o las tareas.
- ...
"Cada cual sabe dónde le aprieta el zapato", cada cual sabe en qué "necesita mejorar" en relación con sus hijos y los hijos con sus padres; es a partir de ese análisis que cada uno y cada una de nosotros sabrá en qué cambiar y qué hacer a continuación.
Les dejo aquí sólo algunos enlaces-web que nos pueden ayudar a reflexionar juntos sobre éstas y muchas otras cuestiones en la relación padres-hijos:
NECESITAMOS APRENDER:
CUIDAR NUESTRAS RELACIONES:
TIEMPO DE COMPARTIR:
SOBRE LAS NORMAS:
DEMOS BUEN EJEMPLO:
SIEMPRE SOMOS EDUCADORES:
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