Cuando
el organismo tiene que hacer frente al cansancio recurrente o permanente, al
estrés, la ansiedad… reduce sus defensas inmunitarias.
No
sabemos que la culpa la suelen tener unos malos hábitos de alimentación, por lo
que podemos estar más expuestos a virus, bacterias, hongos o, dependiendo de
nuestras susceptibilidades genéticas, a alguna enfermedad denominada autoinmune
que pueda afectar a cualquier órgano del cuerpo, de la cabeza a los pies
(diabetes tipo 2 ó 3; sobrepeso u obesidad; reumatismos; alzhéimer; problemas de tiroides, del sistema digestivo, la piel, las articulaciones, el hígado, los
riñones…).
Esta
disminución de las defensas inmunitarias es incluso en parte responsable de la
aparición del cáncer.
Nuestra
situación inmunológica depende, sobre todo:
- De seguir una alimentación rica y saludable.
- De realizar ejercicio físico.
- De llevar a cabo actividades mentales (e incluso espirituales) que nos aporten bienestar.
- De tener un sueño reparador.
La
mayoría de nosotros debemos centrar la atención en el plano alimentario y no
tener miedo a cambiar de hábitos.
Cambiar
de hábitos y alimentarse mejor es uno de los mejores objetivos que uno puede
marcarse para mejorar su salud. Pero también hay que contar con que a veces no
es posible lograr ese cambio de un día para otro, ya que puede que cueste
trabajo abandonar los viejos hábitos e incorporar a nuestra vida otros nuevos.
Aquí
tiene algunos consejos sobre alimentación, así como los argumentos que los
justifican, todos ellos sacados del libro Changez d’alimentation (Cambie su
alimentación) del profesor Henri Joyeux.
Estos
consejos van desde los alimentos buenos que no se consumen lo suficiente y los
que en general se consumen en exceso a cuál es la forma de cocción ideal y
cuánto hay que beber al día realmente, pasando por el papel que juega la
vitamina D en nuestro estado de salud y nuestro nivel de energía. Es decir, que
son una completa guía básica para que consiga vencer la fatiga a partir la
alimentación desde hoy mismo.
VEGETALES:
Deben
proceder de una agricultura sostenible: orgánica o biodinámica, con el mínimo
uso de pesticidas e insecticidas y sin presencia de organismos modificados genéticamente (OMG). Es decir, lo más cercana posible a la naturaleza.
Fruta
fresca de temporada y proximidad, a poder ser ecológica, que aporta:
- Fructosa, el mejor azúcar para el cerebro y el corazón, que llega primero al estómago después de que hayamos masticado y saboreado bien la fruta.
- Vitamina C, que potencia la inmunidad.
- Agua y minerales. La fruta aporta agua y también potasio para el corazón; fósforo para el cerebro; el mejor calcio (vegetal) para los huesos, del que el tubo digestivo absorbe hasta un 75% (si se ha masticado bien), y magnesio para buscar el equilibrio del estado de ánimo.
- Fibras, para que todo el intestino (delgado y colon) produzca una microbiota equilibrada.
Si
tiene problemas de colon (colon irritable o divertículos que puedan infectarse,
sangrar, etc., sobre todo en el colon descendente -parte izquierda del
abdomen-, entre otros), opte por tomar fruta de fibra blanda como los plátanos pequeños, las peras o las manzanas sin piel, los kiwis y las mandarinas, y
prescinda de las naranjas, los pomelos o la piña, que contienen fibras
demasiado agresivas.
Tómelas
cuando mejor le venga: al empezar a comer, a mitad de la comida o al final, o
incluso a lo largo del día. Si prefiere hacerlo fuera de las comidas, es
importante que se tome su tiempo para masticarlas y saborearlas bien.
Lo
ideal sería consumir un mínimo de tres piezas de fruta y dos raciones de
verdura al día, siempre muy bien masticadas, en lugar de bollería, dulces,
cremas y pasteles, que aportan demasiados azúcares refinados.
Ensaladas
de vegetales de todos los colores. Y no olvide regar todas las ensaladas con
aceite de oliva (encontrará más información sobre él más adelante) y zumo de limón (éste tiene un sabor ácido muy rico, pero no acidifica el organismo) y
añadir frutos secos.
Legumbres.
Lentejas, garbanzos, judías… Además de prepararlas en guisos, puede cocerlas
suavemente al vapor (no más de 95-97º C) durante sólo unos minutos para
consumirlas al dente, lo que obliga a masticar como mínimo entre 20 y 30
segundos cada bocado. De esta manera, el organismo conserva y asimila al máximo
las fibras y sus numerosas vitaminas y fitohormonas.
Tenga
siempre en cuenta que la primera condición para una buena digestión y
asimilación de todos los alimentos, en especial de los vegetales, es
masticarlos el tiempo suficiente. Es el paladar el que nos dice que la fruta,
la ensalada o las legumbres están deliciosas, ¡no el estómago!.
En
cuanto al pan (cereales), elíjalo integral y elaborado a partir de semillas
antiguas (no de semillas Monsanto, que son semillas modernas genéticamente
modificadas, deterioradas, que sólo alcanzan un año de vida y no se
reproducen). Una barra de pan blanco, aun cuando esté caliente y crujiente, no
nos aporta las fibras, minerales, oligoelementos y vitaminas que nuestro
organismo tanto necesita.
El
antiguo trigo, pasado por el molino de piedra, da lugar a una harina con la que
se elabora un pan delicioso con un gluten que se puede digerir sin problemas ya
desde el mismo paladar gracias a la masticación y salivación de las primeras
enzimas de la digestión. Hablamos de pan “100% natural”.
Además
de un sabor extraordinario, aporta las mejores fibras, minerales, vitamina A,
vitaminas del grupo B e incluso polifenoles, que son antioxidantes y
antienvejecimiento.
PRODUCTOS
ANIMALES:
Deben
proceder de ganaderías sostenibles, con el mínimo uso de pesticidas,
insecticidas, antibióticos, disruptores endocrinos (dopaje hormonal de los
animales) y harinas animales.
Las
mejores proteínas animales se encuentran en los mares y océanos. Aportan:
- Proteínas de gran calidad.
- Grasas ricas en omega 3 (EPA y DHA).
- Hierro, sobre todo el marisco.
- Vitamina D necesaria para una mejor absorción del calcio (vegetal) a la altura del tubo digestivo.
- Vitaminas A y E y también B6 y B12, necesarias para renovar las células y en especial los glóbulos rojos.
- Oligoelementos del mar, sobre todo el yodo que necesita la tiroides para fabricar las hormonas tiroideas (indispensables para la regulación térmica y el funcionamiento de la capacidad de respuesta del cerebro).
¿De qué
pescado estamos hablando?. Sardinas frescas, caballas, anchoas frescas, doradas,
lubinas, atún pequeño… Lo ideal sería consumirlo de 2 a 3 veces por semana.
Por su
parte, sobre las proteínas animales de los animales terrestres cabe tener en
cuenta las siguientes recomendaciones:
- En la medida de lo posible, elija animales con alas por su carne blanca, que se puede digerir fácilmente, y procedentes de granjas orgánicas: pollo, pavo, pichón…
- Tome carne roja sólo una vez por semana, pues contiene grasas escondidas que propician la arterioesclerosis y aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular (ACV) y de infarto.
ACEITES
vírgenes:
Siempre
de primera prensada en frío. Úselos en todas las ensaladas y hasta en la carne
y el pescado. No los caliente, pues se arriesga a alcanzar el punto de humeo,
que irrita a las mucosas liberando moléculas tóxicas, concretamente las
acroleínas.
El
aceite de oliva aporta ácido “oleico”, un ácido graso que facilita el
transporte del calcio (sobre todo vegetal) hacia los huesos, en permanente
estado de renovación, y polifenoles, con un fuerte poder antioxidante y
anticáncer (tirosol, hidrotirosol y oleocantal).
Además
de vitamina E, los aceites de colza, de camelina o de nuez (que hay que
conservar protegidos de la luz) aportan ácidos grasos omega 3, que son
esenciales para la memoria y la renovación de las neuronas del hipocampo. Cada
día fabricamos una media de 700 nuevas neuronas en esta zona del cerebro, pero
únicamente si la alimentamos bien y la estimulamos desde el punto de vista
intelectual.
Se
encuentran, como es natural, en la miel de proximidad: miel milflores, de
romero (para el hígado), de tomillo (tónica, antiinfecciosa…) o de lavanda
(antinfecciosa, calmante…). En caso de ser diabético, deberá elegir miel de
acacia o de castaño, que el organismo tolera sin ningún problema. Aunque
evidentemente, por buena que sea, la miel no debe consumirse a cucharadas. Para
estimular la inmunidad, a este fantástico fruto de la colmena podremos añadirle
extracto de propóleos, jalea real (salvo en caso de cáncer) o polen.
Los
mejores LÁCTEOS:
Los
quesos ideales para el paladar y para la salud son los de cabra y los de oveja.
Tienen sabor, lo cual es interesante porque los quesos fuertes sacian antes. Se
puede consumir junto con fruta como peras, manzanas o uvas, o acompañarlo de
una copa de vino tinto, a ser posible ecológico y sin demasiados sulfitos.
Con un
cuarto de ración al día basta para conseguir la ingesta proteica y de calcio
animal.
2. Los
alimentos que en general se consumen en exceso.
Productos
con leche de vaca:
Los
anuncios publicitarios recomiendan tomar de 3 a 4 vasos al día, lo cual resulta
abusivo y hasta puede generar problemas de salud, sobre todo enfermedades autoinmunes.
Para
estar sanos no necesitamos los derivados de leche de vaca, a diferencia de lo
que no dejan de ensalzar los anuncios de publicidad mediante alegaciones
nutricionales ingeniosas y atractivas, pero ciertas sólo al 50%.
A estos
factores de crecimiento se añaden a menudo hormonas que en los seres humanos
alteran la digestión, el metabolismo, el crecimiento y muchos de sus órganos y
tejidos (próstata, mamas, articulaciones, cerebro, páncreas, hígado…). De
hecho, después de que una vaca da a luz por primera vez, se la vuelve a
inseminar y se queda preñada de nuevo mientras todavía se le sigue sacando
leche para nosotros, los seres humanos.
Así
pues, la leche contiene las hormonas de su gestación que el humano no necesita.
En
oncología los nuevos tratamientos contra el cáncer son antifactores de
crecimiento con una gran eficacia sobre los tumores, los cuales pueden haberse
desarrollado a partir de factores de crecimiento consumidos en nuestra
alimentación. Por lo tanto es mejor evitar el consumo de productos lácteos
animales, que se encuentran atiborrados de ellos.
Los
productos lácteos contienen lactosa (una molécula de galactosa asociada a una
molécula de sacarosa) cuyo poder edulcorante es bajo (0,16) en comparación con
el azúcar moreno o refinado (cuyo poder edulcorante es igual a 1). Esto hace
que, aun siendo ricos en azúcar, los lácteos no tengan un sabor dulce, lo cual
nos lleva a añadirles azúcar, aumentando así su ingesta en nuestra
alimentación. Esto empeora nuestra adicción inconsciente al azúcar.
Se
desaconseja el consumo de productos lácteos de vaca en forma líquida (leche,
yogures, yogures para beber…) porque no se mastican, acidifican el organismo,
contienen azúcares escondidos, se consumen en cantidades excesivas, hacen que
se escape una parte del calcio de los huesos e incrementan la osteoporosis.
Los
países en donde se produce el mayor número de fracturas de cadera son los
escandinavos, donde se toman de 3 a 4 lácteos al día y no se consumen
suficientes vegetales frescos. Pero obviamente los fabricantes de los productos
lácteos no van a ser quienes se lo cuenten.
Se debe
consumir sólo una vez por semana, ya que contiene demasiados ácidos grasos
saturados que a la larga obstruyen las arterias coronarias que irrigan el
corazón (provocando infartos), el cerebro (provocando accidentes cerebrovasculares
-ACV- o ictus) y otras zonas delicadas del organismo.
El
gluten moderno poco digestible:
El pan blanco se comporta en nuestro organismo como el azúcar (su índice glucémico
igual a 100; es decir, que es idéntico al del azúcar).
Por lo
tanto, el pan blanco debe evitarse si no se quiere correr el riesgo de engordar
(para que se haga una idea, 1 g de azúcar proporciona 4 calorías, 1 g de grasa
proporciona 9 calorías y 1 g de alcohol, 7 calorías).
Un
organismo sobrecargado de azúcar lo almacena en forma de grasa, que resulta
cancerígena.
Evidentemente,
esto se debe evitar. ¿Cómo?. Pues diciendo no a los siguientes alimentos:
- Las pizzas, cargadas de gluten poco digestible.
- Un exceso de pasta, que se suele cocer demasiado y que aporta glúcidos transformados en azúcares rápidos por la cocción.
- Las galletas y la bollería, donde el gluten y el azúcar están presentes en cantidades excesivas, a menudo junto con mantequillas o grasas industriales.
Además,
cabe tener en cuenta otro exceso de nuestros días: las cocciones (horno,
microondas, guisos, olla a presión…). Este tipo de cocciones deterioran la
calidad nutricional de los alimentos transformando los azúcares complejos en
azúcares simples, así como las proteínas por glicación en azúcares en forma de
aminoácidos glucogénicos. Es decir, que estas formas de cocinar añaden más
azúcares a los ya presentes en los alimentos.
Además,
estas cocciones eliminan las características organolépticas de los alimentos
(sabores, olores y también colores), surgiendo entonces la necesidad de añadir
a los platos preparados o a las conservas industriales potenciadores del sabor
que pueden resultar peligrosos para la salud.
3. La
forma de cocción ideal para la salud.
Una
cocción suave y rápida al vapor permite que los alimentos conserven todo su
sabor y sus propiedades nutricionales.
Al
hacer pasar a los alimentos por una especie de sauna se consigue que
transpiren, lo cual permite eliminar los pesticidas y contaminantes ambientales
del mar y el aire.
Además,
el alimento sometido a una cocción suave y rápida al vapor se hace al dente; es
decir, que queda crujiente, lo cual obliga a masticarlo mucho y permite
saborearlo y disfrutarlo, así como que nos sacie mucho más rápido.
Esta
forma de cocción respeta las características organolépticas y conserva los
mejores nutrientes, que después se digerirán en el estómago y que el intestino
delgado absorberá más tarde en beneficio de nuestros tejidos y órganos.
4. La
importancia de beber mucho (de forma que la orina sea clara y sin olor).
Entre
las mejores bebidas, está claro que el agua ocupa un lugar muy importante. Debe
ser de calidad y, siempre que sea posible, filtrada con un filtro de ósmosis inversa.
Es
razonable beber entre 1 y 2 litros de agua al día para asegurar una hidratación
adecuada del organismo. Una piel deshidratada indica que el cerebro está
también deshidratado, lo que implica problemas de memoria.
También
es recomendable una copa de un buen vino tinto. Debe tomarse más bien hacia el
final de las comidas, con el fin de facilitar la digestión de los alimentos y
evitar el estreñimiento gracias a sus polifenoles. En la medida de lo posible,
opte por vinos ecológicos con pocos sulfitos. También es preferible el vino
tinto antes que el blanco, ya que contiene más polifenoles y antioxidantes.
Asimismo,
se aconseja beber uno o dos cafés al día, pero siempre de calidad (¡nada de
cápsulas!, pues éstas contienen hidróxido de aluminio que a la larga resulta
tóxico).
Y por
supuesto infusiones de té verde, tomillo y romero por la mañana. Por la tarde,
opte por la verbena, la camomila, la tila… Tomar dos o tres tazas de infusión
al día es una excelente manera de mantenerse bien hidratado.
Las
bebidas que hay que evitar son de sobra conocidas: refrescos, Coca-Cola, Red Bull… así como todas las bebidas industriales (incluidos los zumos de fruta
embotellados, que se degradan en azúcar y ácido). Todas contienen demasiados azúcares o falsos azúcares, así como con frecuencia productos excitantes
destinados a multiplicar su consumo, y que resultan tóxicos para el sistema
nervioso, el hígado y los riñones.
Tomar
el sol es la mejor forma de hacer que nuestro organismo produzca vitamina D.
Si el
nivel de vitamina D en la sangre es inferior a 35-40 mol/l, puede ser
conveniente tomar un suplemento de vitamina D3 (preferiblemente en forma oleosa
y asociada a la vitamina K2 que resulta útil para la coagulación y el sistema
óseo).
La
producción de vitamina D exige una cantidad suficiente de colesterol en sangre.
Tenga cuidado con las estatinas, pues podrían reducir demasiado el nivel de
colesterol que usted necesita.
Es
típico recetarlas cuando se tiene algo de sobrepeso o ante el mínimo problema
cardíaco (cuando lo que hay que hacer es cambiar los hábitos de alimentación).
Las estatinas son perjudiciales para la salud, salvo en caso de
hipercolesterolemia familiar de origen genético.
Si
usted también se siente habitualmente agotado, tenga la certeza de que ese
cansancio crónico que tanto altera su calidad de vida irá desapareciendo poco a
poco si tiene en cuenta todas las normas de alimentación que hoy ha visto.
¡A su
salud!.
Luis
Miguel Oliveiras
Artículo original: https://www.saludnutricionbienestar.com/como-alimentarse-se-siente-cansado/
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Fuentes empleadas por el autor:
- "Changez d'alimentation", de Henri Joyeux. Series Editor. 2016.
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