La O.M.S. define la salud como el "estado de completo bienestar físico,
mental y social", y no sólo la ausencia de afecciones o enfermedades. Se
considera también que dicho estado incluye una adaptación estable al entorno.
Estar sano es...
La salud abarca no sólo la ausencia de enfermedades sino también la armonía
con el entorno y con uno mismo, de modo que el equilibrio se refleja tanto a
nivel interno (físico, emocional) como en su interacción externa (relación con
el medio ambiente y con la sociedad).
Además de todo esto, en un estado saludable las personas tendrían que ser
capaces de afrontar con éxito cualquier empresa logrando sus objetivos y
también resolver los contratiempos que a veces hacen peligrar el bienestar
físico, mental y social. En resumen, estar sano es el estado de la capacidad
humana para realizar cualquier actividad destinada a lograr y mantener su
plenitud.
Gracias a los avances médicos de todos los tiempos y en todas las culturas
se ha logrado curar muchas dolencias y enfermedades y hacer que éstas vayan en
retroceso. Esto ha permitido que hoy se pueda afirmar que, en circunstancias
normales, "el estado habitual de cualquier persona sea el de alguien en
quien hay un buen funcionamiento normal de todas sus funciones en cualquiera de
las esferas de su vida: física, mental, emocional, espiritual y social".
Bienestar personal.
Lo dicho anteriormente deja claro que esto de la salud no es algo estático
sino dinámico: está en constante cambio e interacción con el medio y con uno
mismo. Recalcamos especialmente lo segundo ya que ese bienestar personal tendrá
más que ver con uno mismo que con el entorno; la salud es una tarea individual
que cada cual va elaborando a lo largo de toda su vida. Incluso una misma
enfermedad, por ejemplo, tiene efectos distintos según si se produce en la
infancia que si se produce en la vejez.
La subjetividad juega también un papel muy importante: La sensación de
estar enfermo o sano es propia de cada persona y se manifiesta según su modo de
ser, su cultura, su posición en el medio social y sobre todo según su capacidad
para aceptar o asumir o integrar sus circunstancias, liberándose de toda
ansiedad.
Por lo tanto, bienestar es un estado en el que la persona no tiene
padecimiento alguno relacionado con su salud integral, manteniendo sus energías
y sus posibilidades de continuar en dicha situación. Ahí se aúnan tres
conceptos:
- Salud, entendida tal y como la
hemos descrito.
- Confort, entendido como
"comodidad", el sentirse a gusto en un ambiente determinado.
- Felicidad, entendida como un
estado de equilibrio estable en el que se experimenta conformidad y
aprecio por las circunstancias que se están viviendo, aceptándolas plenamente.
Por lo tanto, el bienestar personal tiene un doble movimiento: se expande
de la persona al medio y del medio a la persona. Así que podemos decir
que la buena salud es un "logro" porque es una tarea consciente de la
persona; su actitud será siempre una pieza determinante; puede ser una herencia
pero también es resultado de un trabajo: el que hacemos para conservarla cuando
la tenemos y de recuperarla cuando se altera.
Para prolongar el bienestar personal será necesario:
- Ser conscientes de los cambios
que nuestra vida va experimentando: los años pasan y no respondemos de
igual manera en unas edades que en otras.
- Aprender a prevenir y
adaptarnos a dichos cambios.
- Valorar el medio ambiente y
cuidarlo, así como nuestro estilo de vida, porque de ambos elementos
dependerá en gran parte nuestro bienestar personal.
Estilos de vida.
Nos detenemos un poco en este factor no porque los anteriores no sean
importantes sino porque éste determina en gran medida la manera de interactuar
con nosotros mismos y también con el medio en el que nos hallamos.
Entendemos por "estilo de vida" el modo en que vive una persona o
un grupo social: relaciones interpersonales, la alimentación, el trabajo,
consumo, ocio, la manera de vestir,... El estilo de vida refleja las actitudes,
valores o la visión del mundo y de uno mismo que tiene cada persona o un grupo
social (familia,...). Cuando los hechos y actitudes se prolongan o se repiten
constantemente acaban convirtiéndose en hábitos o costumbres.
Hay estilos de vida claramente perjudiciales como el menosprecio de los
tiempos de descanso, el abuso del alcohol, tabaquismo, consumo de drogas,
alimentación desequilibrada (también la excesiva como la insuficiente),
adopción de riesgos por el placer de vivirlos que ponen en peligro la
integridad de uno mismo y de los demás,...
Otros estilos, por el contrario, favorecen el bienestar no sólo personal
sino también ambiental: equilibrio del trabajo con el descanso y las relaciones
interpersonales constructivas; relaciones sexuales realizantes para ambos miembros de la
pareja; alimentación sana, equilibrada, nutritiva y suficiente; hábitos de vida
saludable (deporte, no consumo de sustancias tóxicas,...); mentalidad positiva
respecto a uno mismo y el entorno; espíritu creativo, emprendedor,... Estos
estilos son los que lograrán que la persona, en momentos de debilidad o cuando
afronten una enfermedad o lesión, logre salir de ese impás con mayor rapidez y
eficiencia que quien adopte estilos de vida perjudiciales.
La esperanza y calidad de vida tienen relación directa con los estilos de
vida. Según estudios y estadísticas al respecto se ha calculado que un tercio
de las enfermedades que sufrimos en circunstancias normales se podrían evitar
mediante un cambio en los hábitos de vida.
En relación con nuestros hijos.
- Las decisiones sobre nuestra
salud afectan también a las personas de nuestro entorno, especialmente a
quienes más dependen de nosotros. Así que... no actuemos a la ligera, no
pensemos sólo en nuestro capricho o impulso; pensemos en ellos también y actuemos en consecuencia.
- El bienestar del niño depende
tanto de la satisfacción de sus necesidades básicas como del estímulo de
sus hábitos. Ahí los padres tenemos una gran responsabilidad
- El deterioro biológico es
propio de nuestra condición de seres vivos pero también hay que tener
presente que los accidentes y enfermedades que podamos sufrir se pueden
evitar y también se pueden vivir de manera distinta según nuestra
mentalidad (el derrotismo y la capacidad de trascendencia están en
nuestras manos). Enseñemos a nuestros hijos también este conocimiento.
- Las consecuencias de hábitos
destructivos o causantes de deterioro del medio ambiente puede que no se
manifiesten de manera inmediata pero más pronto que tarde acabarán por
afectarnos negativamente. Una adecuada educación medioambiental hará que
nuestros hijos rompan con la dinámica de usar la naturaleza al estilo
depredador y logremos alcanzar la armonía con ella.
- La compra de los alimentos
debería formar parte de la educación de los niños: con esta sencilla
actividad estamos creando en ellos hábitos de consumo responsable y
reflexión sobre aquellos alimentos que nos aportan una auténtica nutrición
sana.
- Las actividades al aire libre
predisponen a los niños a encontrar placer en la práctica de la gimnasia y
el deporte. Fomentémoslas.
- Salud.
- ¿Cómo tener una buena salud?.
- ¿Cómo mantener una buena salud física?.
- 7 claves para una buena salud.
- Gozar de buena salud.
- Cómo tener buena salud mental.
- Cómo criar hijos sanos y felices.
- Cómo educar niños emocionalmente sanos.
- 8 pasos para criar a un niño feliz.
- Cómo criar un niño feliz y saludable.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
- ¿Qué elementos hemos hallado en este artículo que añaden algo a lo que ya sabíamos sobre lo de "tener una buena salud"?.
- ¿En qué nos ha ayudado esta exposición, tanto la del artículo como lo hallado en los enlaces para ampliar, contrastar o profundizar?.
- ¿Qué situaciones hay en nuestro ámbito familiar, también en cada uno de nosotros, que necesitamos revisar y mejorar para adquirir bienestar personal y familiar?.
- ¿Qué estamos dispuestos a llevar a la práctica para lograr esa mejoría?. ¿Qué objetivos vemos alcanzables a corto plazo y por los que podríamos empezar?, ¿qué otros podríamos acometer para alcanzarlos a medio y largo plazo?.
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