Toño y Luis son vecinos de un mismo edificio, van caminando juntos y
conversando cuando se encuentran a un amigo común: Ernesto. Este último nada más
saludarles les pregunta:
- "¿A ustedes no les han dicho nada sus hijos sobre eso de la
catequesis?".
- (Toño): "Sí, se ve que el mío habló estos días con otros niños
que van a eso pero yo no lo voy a dejar, ya tiene bastante con que le apuntara
a Religión. Luego ya hablaremos con su señorita de Religión para que nos haga
un certificado y así podrá tomar la 1ª Comunión".
- (Luis): "Pues yo sí voy a apuntar a mi hija, total es un par de
años y ya está, sólo es una hora a la semana".
- (Ernesto): "Sí, un día a la semana y una hora sólo pero... es que
dicen que también hay reuniones para padres y tenemos que ir a la parroquia
cuatro veces al mes, no sé yo para qué tanta reunión".
- (Luis): "Uy, pues en la parroquia de nuestro barrio dicen que
se van a reunir sólo una vez al mes y según parece... va el que quiere, así
que... muchos ni aparecen hasta que se acercan ya las fechas de las Comuniones
y entonces sí, porque hay que preparar las cosas del reportaje fotográfico, el
traje, el banquete y todo eso".
- (Toño): "¡Chiquito rollo!, a mí no me van a pillar. Nosotros no
vamos ni a Misa los domingos. Además, ya apunté a mi hijo en fútbol, entrenan
los sábados y el domingo juegan siempre por la mañana, así que tengo la excusa
perfecta".
- (Luis): "Yo lo tengo claro también, ja, ja, ja,... le diré a mi
mujer que vaya ella a esa reunión, ya que al menos va a Misa más veces que yo,
a mí eso no me va".
...
¿Les suena este diálogo o algo de él?. Reflexionemos:
- ¿Qué errores de fondo detectamos en esta conversación?.
- ¿Es la catequesis sólo algo relacionado con la "1ª Comunión"?. ¿Es un puro trámite que hay que cumplir por costumbre o porque otros lo hacen y soportarlo como una carga más?.
- ¿Es lo mismo "la catequesis" que "la asignatura de Religión"?. ¿Qué parecidos y diferencias encontramos entre ambas?, ¿son por lo tanto excluyentes una de la otra o bien complementarias?.
- ¿Para qué son o deberían ser las reuniones de padres y madres que las parroquias convocan?.
- ¿Qué pensamos de eso de "apuntar a nuestros hijos en la catequesis parroquial y luego no somos capaces de acompañarles", padre y madre, en los actos de participación comunitaria en la parroquia?.
- ¿Qué es realmente la catequesis, cuál es su porqué y su para qué?.
- ¿Cómo podríamos "darle la vuelta" a esta situación y vivir la catequesis conforme pensamos que conviene más a nuestros hijos y también para nosotros los adultos?.
¿Para
qué la catequesis?.
Para conocer con amplitud y profundidad el mensaje de Jesucristo en sus palabras, hechos y actitudes, comprender desde Él nuestra relación con Dios, la humanidad y toda la Creación así como el sentido de nuestras vidas y aprender a vivir en coherencia con esta fe: haciéndola vida no como una obligación sino como la consecuencia natural de nuestro encuentro con Él, el resucitado.
Las celebraciones cristianas, la vivencia de los Sacramentos, la práctica
de la oración, etc... son todas ellas mediaciones religiosas que nos facilitan
el encuentro y relación con Dios y la catequesis nos permite comprender en
profundidad su sentido y la importancia de participar en su celebración y
vivencia.
¿Cuándo
empieza la catequesis?.
Se podría decir que empieza desde el mismo instante en que somos concebidos aunque quizás no digamos ni una palabra de lo que ser cristiano significa; la vivencia de ese ser cristiano es ya catequesis, estamos dando a conocer el mensaje cristiano con el ejemplo.
Podemos continuarla hablando con naturalidad de nuestra fe en Dios, de nuestra adhesión
a Jesucristo, con nuestros hijos en el día a día; podemos hacerles partícipes
de nuestras maneras de celebrarla (personalmente y también en comunidad con
otros creyentes) y hacer diálogo de ello con nuestros hijos.
Podemos invitarles a profundizar y adquirir conciencia de lo que significa
el seguimiento de Jesucristo y continuar siendo con ellos acompañantes
incondicionales en todo su proceso de encuentro personal con Él, con
la vivencia del mensaje de Jesucristo y su maduración de su fe.
¿No
es sólo para los niños y niñas o para los jóvenes?.
Pues no, no necesariamente; así lo hemos hecho
en los últimos tiempos pero sería y es un error pensar que "sólo es para
los niños y niñas o jóvenes"; es más, según nos enseña la tradición de la
Iglesia, en sus orígenes la catequesis era para adultos y estos adultos a su
vez se convertían en catequistas de sus hijos.
¿Y
esto no se hace sólo en las parroquias y durante unos tiempos determinados?.
Pues... tampoco, aunque mayoritariamente sea así... pero la primera y principal catequesis la realizamos los padres y madres, apuntemos a nuestros hijos en la catequesis parroquial o no.
Y no se hace "hasta que toman la 1ª Comunión"; la catequesis no
es algo que haya que realizar en un tiempo determinado, en un lugar exacto y en
unas edades específicas.
La catequesis es un proceso de interiorización y fortalecimiento de nuestra
fe, crecimiento en ella y maduración; podríamos decir que "una
persona es adulta en la fe cristiana cuando ha comprendido en su pensamiento,
en sus sentimientos, en sus palabras, obras y actitudes que está llamado a ser
uno con Jesucristo y, por lo tanto, su vida ha adquirido pleno sentido en la
vivencia de su mensaje en todas las consecuencias que esa vida de adhesión a
Jesucristo le pueda llevar".
¿...?.
Puede que reflexionando más a fondo sobre este tema de la catequesis y
haciendo diálogo de ello con nuestra familia y con otras personas que sepan
informarnos y orientarnos mejor descubramos que "estamos algo lejos de lo
que tendría que ser".
No importa; si hemos hecho esa reflexión y lo hicimos con honestidad
habremos dado un gran primer paso. Lo que hoy nos sucede o hacemos tiene su
historia, sus causas y es conveniente reconocerlas para poder comprendernos
mejor:
·
Hemos vivido muchas veces un cristianismo de
"costumbres"; hemos ido haciendo siempre según habían hecho otros
y punto pero sin plantearnos su porqué o para qué.
·
Hemos ido delegando el asunto de la
educación en la fe a los curas, a los religiosos y a algunos miembros de
la familia "que entienden de estas cosas" en lugar de empezar por
formarnos nosotros mismos y así poder acompañar mejor a nuestros hijos.
·
A menudo confundimos la preparación para
recibir un sacramento con todo lo que significa la catequesis (también
lo hicieron así con nosotros) y... claro, así actuamos después también.
·
Las mismas parroquias con sus sacerdotes y los
catequistas, incluso con la mejor de sus intenciones, nos han facilitado tanto
eso de la catequesis de nuestros hijos... que ahora resulta raro y difícil
comprender que eso sea tarea nuestra también y sobre todo.
·
Hemos creído que "lo importante para ser un buen
cristiano es saberse bien unas oraciones, ir a Misa los domingos y mirar de no
hacer mal a nadie"; eso no está mal, está muy bien.... pero el ser
cristiano abarca mucho más: es "identificarnos con Jesucristo y adoptar
en nuestras vidas sus mismas actitudes y sentimientos para con nosotros mismos,
las demás personas y con toda la Creación, a ejemplo del Maestro de Nazaret, es
amar a Padre Dios y a la humanidad como Él lo hizo".
Nuestras
propuestas.
"Lo importante no es el punto en el que estamos, sino la
dirección en la que nos movemos", así dice un dicho que ya es
sabiduría popular.
Podemos cambiar las cosas y podemos así
también ayudar mejor a nuestros hijos pues también ellos tienen el derecho de
CONOCER, INTERIORIZAR, CELEBRAR y VIVIR lo que significa "ser cristiano,
hoy y aquí".
Les proponemos lo siguiente:
1. Tengamos un diálogo
de pareja en el que poder reflexionar juntos sobre esta cuestión y
busquemos la manera de ayudar a nuestros hijos a formarse en la fe e ir
madurando en ella; lleguemos a conclusiones prácticas y concretas...
porque las vamos a necesitar.
2. Aprovechemos los recursos
que la parroquia nos pueda brindar para la catequesis de nuestros
hijos pero sin excluirnos de nuestra responsabilidad (es más nuestra que de la
parroquia).
3. Si constatamos que nos
falta formación o clarificarnos más y mejor en este asunto... contemos
también con la parroquia: ellos nos aportarán toda la ayuda que podamos
necesitar al respecto.
4. Busquemos ante
todo coherencia en nuestras vidas: no podremos predicar a
nuestros hijos aquello que no estemos viviendo; es decir, si nos consideramos
cristianos tratemos de evidenciar en nuestras actitudes eso que decimos ser; si
decimos que "es importante vivir la vida de fe en comunidad..."
acompañémosles en las celebraciones eucarísticas y hagamos de ello conversación
con nuestros hijos; etc...
PARA
LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
- ¿Qué idea teníamos de este tema antes de leer este artículo?, ¿qué conclusiones hemos obtenido al final?.
- ¿Con qué dificultades nos encontramos a la hora de desarrollar nuestro papel de educadores catequistas de nuestros hijos?, ¿cómo las hemos ido afrontando hasta la fecha?.
- ¿Qué podríamos hacer, padre y madre, para favorecer el que nuestros hijos puedan vivir un buen proceso de crecimiento en la fe y poder llegar a una fe adulta?.
- ¿Conocemos nuestra parroquia?; ¿podríamos participar más en ella?, ¿cómo?. ¿Qué le pedimos a nuestra parroquia?, ¿qué podemos ofrecerle?.
PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:
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