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sábado, 29 de septiembre de 2012

De los 7 a los11 años: Desarrollo emocional

En esta etapa aparece un problemilla; hay una teoría que se denomina "teoría de la desesperanza aprendida": es una percepción fatalista basada en los fracasos del pasado según la cual no se puede hacer nada para mejorar el propio rendimiento.
El sujeto tiene una mala imagen de sí mismo y piensa que haga lo que haga no lo podrá conseguir y tira la toalla. Los niños en esta etapa escolar tienen esta sensación con el fracaso escolar y no controlan las consecuencias de su conducta y lleva a obtener una visión negativa de sí mismos: "soy muy torpe, no valgo, no me van a querer en casa...".
El sistema social, el grupo de compañeros, le da una importancia muy fuerte; los amigos o compañeros van a ser fundamentales. Empiezan a ser grupos con normas, objetivos, señas de identidad...
El niño empieza a comprender las intenciones de los demás, poco a poco se va volviendo más exigente, se lleva una amistad más elaborada, intercambio,... Empieza a hacer una amistad privada. Empiezan los sentimientos complejos. Hay niños que tienen falta de aceptación por los otros compañeros.

Tipología de niños y niñas, con "problemas".
Niños impopulares.
Niños abandonados, no son agresivos ni tampoco sociables. Nadie los menciona ni para bien ni para mal, son ignorados por el resto. No tienen porqué estar solos ni carecer de habilidades,... sencillamente son más introvertidos.
Hay un sentimiento de rechazo activo hacia ellos.
  1. Los agresivos: Se muestran muy impulsivos e inmaduros socialmente (niños conflictivos).
  2. Los retraídos: Carecen de actividades sociales y son ansiosos.
Niños polémicos.
Son los que reciben una gran cantidad de menciones pero tanto positivas como negativas, de tal manera que hay una fuerte ambivalencia hacia ellos.

Fases de desarrollo moral de Kolhberg. Él nos habla del desarrollo moral. Encuentra tres grandes etapas:
1ª etapa: Preconvencional.
Objetivo: Lo que busca la persona es recibir las gratificaciones evitando los castigos. Esta primera etapa se divide en dos fases:
  1. El más fuerte es el que tiene la razón. Consecuentemente lo que hacemos es atacar la autoridad por encima de nuestros deseos.
  2. Tenemos un niño egocéntrico que intentará satisfacer sus necesidades.
2ª etapa: Convencional.
Se pone el énfasis en las normas sociales. Subfases:
  1. Somos buenos chicos cuando agradamos a los demás.
  2. Fase de la ley y el orden. Un buen ciudadano es el que obedece las leyes sociales.
3ª etapa: período postconvencional.
Nos alejamos de la norma convencional, pero nos centramos en los principios morales. Subfases:
  1. Se establece un contrato social. Se pretende que las normas sociales beneficien a todos.
  2. Lo que prevalecen son los principios éticos universales (igualdad, libertad,...). Cada uno reflexiona y adopta su posicionamiento en su vida.
Para Kolhberg la mayoría de los niños de 10 años no razonan más allá de la 3ª fase. Pero la mayoría de los adultos no alcanza la 5ª y 6ª fases.
Nuestra interacción con los hijos en esta etapa respecto al desarrollo emocional.
La teoría de la "desesperanza aprendida" es una realidad que afecta a no pocos niños pero ante la cual caben respuestas eficientes a poco que perseveremos en estrategias que logren darle la vuelta:
  • A través del diálogo con los hijos ir "analizando" las causas de sus miedos, dificultades de integración en el colegio, bajo rendimiento académico,... sabiendo distinguir aquellas causas que parten "de fuera" de aquéllas que parten "de sí mismo".
  • Ahondar en aquéllas que arrancan de un concepto negativo de sí mismos (con gran frecuencia la infravaloración personal con que se muestran se basa en que "identifican unos malos resultados" con la "valía de sí mismos"). Si esto lo convertimos en actitud lograremos ayudarles a corregir las falsas o exageradas apreciaciones negativas de sí mismos.
  • Cuando observamos que las causas arrancan de otros agentes (profesorado, compañeros suyos de colegio,... ) y vemos que se repite o prolonga más de lo "normal" es conveniente abordar la cuestión con el tutor o tutora del niño en el colegio y con el equipo de orientación familiar para buscar juntos la mejor manera posible de ayudar al hijo a superar la situación problemática.
  • Aprovechar cualquier logro o éxito o bien las muestras de mejoría en algo, especialmente de esfuerzo que observemos en ellos, para resaltarlo, hacérselo notar y felicitarles por ello.  Vamos así ayudando a dar un gran paso hacia la recuperación de su autoestima y a fortalecerla.
  • En relación con los "errores" o malos resultados en vez de señalarlos con gran relevancia conviene más bien entrar en el diálogo para averiguar las causas de ese mal resultado con la finalidad de evitar que ese resultado vuelva a repetirse.
  • Acoger siempre y en todo caso el mundo emocional de nuestros hijos tal como se presenta, evitando hacer problema de las formas en que los exteriorizan y fijándonos más en su fondo: qué hay bajo esas expresiones.
  • ...
Respecto a las "etapas del desarrollo moral", nos conviene tener en cuenta sus características y adaptar nuestra intervención a la realidad que observamos en nuestros hijos:
ETAPA PRECONVENCIONAL (5-7 años):
  • A un hecho o mejor aún actitud negativa, conviene aplicar inmediatamente un arresto que el niño o niña pueda asociar al hecho o actitud negativa evidenciada.
  • Igualmente hemos de hacer con las gratificaciones.
  • Lo fundamental en esto no es tanto el arresto o gratificación sino el hábito o conducta que queremos que nuestros hijos vayan adquiriendo (lo ideal sería no tener que recurrir ni al arresto ni a la gratificación pero cuando veamos que no se evidencia mejoría por otros medios... nos puede servir esta dinámica).
  • Orientarles en la exteriorización de los sentimientos y emociones: dando a entender que "siempre vamos a acoger su mundo emotivo pero al mismo tiempo dar a entender que hay formas y formas de expresar esos sentimientos y emociones" (especialmente cuando hay explosiones de emotividad que causan o pueden causar daño tanto a sí mismos como al entorno).
ETAPA CONVENCIONAL (7-9 años):
  • La repetición de acciones (positivas o negativas) generan aprendizaje y se traducen en conducta habitual; por lo tanto si queremos que nuestros hijos adquieran actitudes positivas, constructivas consigo mismos y su entorno convendrá hacer ejercicio de las acciones que generen esa actitud o conducta.
  • La vivencia o puesta en práctica de las normas (en casa, en la escuela, en cualquier ámbito socioambiental) y nuestro diálogo al respecto con nuestros hijos pueden ser de gran ayuda para afianzar esos hábitos que queremos ayudar a conseguir.
ETAPA POSTCONVENCIONAL (9-11 años):
  • Empieza a darse el sentido crítico; lo que hay puede valer pero hay que saber "por qué vale" o "por qué no vale". Consecuentemente las acciones y actitudes tendrán que ver con el juicio personal más que con los juicios que les vengan de fuera.
  • Entra en juego también el "pensamiento de perspectiva": cuando realizamos algo o tenemos determinada conducta o elegimos tomar una decisión u otra,... observamos que ello tiene sus efectos no sólo en nosotros sino también en los demás. "Mis decisiones afectarán a los demás,... así que he de pensar bien lo que vaya a hacer porque puedo hacer bien a otras personas pero también puedo hacer daño".
  • Llamar la atención sobre cómo se sienten tras la realización de una acción, un hecho o una actitud; también cuando somos receptores de esas acciones, para descubrir y valorar la importancia de todo aquello que hacemos o decimos pues tiene su trascendencia, nada es inocuo.
  • A los padres y madres pues nos compete en esta etapa ayudar a los hijos a razonar sobre las normas, descubrir su sentido y también valorar con mayor profundidad los efectos de nuestras acciones: pensando en los demás también.
CUESTIONES PARA EL DIÁLOGO EN FAMILIA:
    • ¿Nos ayuda el poder expresar nuestros sentimientos sin sentirnos juzgados por ello al atrevernos a exteriorizarlos?. ¿Practicamos con nuestros hijos la acogida incondicional de su emotividad?.
    • ¿Qué normas tenemos claras en nuestro hogar?, ¿las aplicamos padre y madre con unidad de criterios de actuación?. Si acaso hay al respecto diferencias ¿qué consecuencias se pueden producir por ello, cómo resolver esto?.
    • Cuando imponemos un arresto ¿qué criterios nos mueven?; ¿lo hacemos cumplir siempre o decimos cosas que luego no cumplimos?, ¿qué puede derivarse de esta inconsistencia?.
    • Cuando desde el colegio nos hacen llegar alguna queja del comportamiento de nuestros hijos ¿cómo solemos reaccionar? (elegir una de las respuestas siguientes y luego dialogar sobre el porqué y para qué de esa respuesta):

      • Pasamos tres kilos de hablar del asunto con el profesorado y hacemos en casa lo que creemos conveniente.
      • Acudimos al colegio casi como fieras dispuestos a decirle cuatro cosas a quien puso esa nota (a veces nos parece increíble que nuestro hijo que es tan buenecito sea capaz de hacer lo que dicen otros que hace).
      • Hablamos con nuestro hijo o hija al respecto, escuchamos su versión pero luego acudimos al colegio y escuchamos también el punto de vista del profesorado, juntos tratamos de esclarecer la situación y buscamos juntos la forma más educativa para nuestro hijo de afrontar la situación y resolverla... pero llegados a casa no cumplimos nuestra parte.
      • Hacer esto mismo pero efectivamente nos comprometemos a cumplir nuestra parte y posteriormente volvemos a hablar con el profesorado para ver si "aquello que nos propusimos de común acuerdo" tuvo o no efectos positivos.
      • ...
    PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:

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