Nuestros hijos e hijas reciben influencias desde cualquier ámbito: otros familiares -distintos de sus padres-, escuela, medios de comunicación social, grupo de amigos,... videojuegos, internet y redes sociales,... Unos con intención expresa de EDUCAR (especialmente familia y escuela) y otros lo hacen también aunque con finalidades bien distintas o a veces sin proponérselo siquiera.
En no pocas ocasiones se crean recelos entre los padres y madres y la escuela por esa "educación en valores" (a veces con razón, especialmente cuando los criterios educativos de la familia chocan frontalmente con los de algunos docentes o más aún con otras instancias que intervienen en los centros de manera puntual a través de monitores que acuden a los centros a desarrollar "acciones puntuales" con el alumnado); pongo un ejemplo:
"Llegan
al colegio un grupito de tres jóvenes mandados por el Ayuntamiento de
la localidad para impartir en el centro docente unas charlas sobre
"Educación para la igualdad de sexos" (en teoría, un excelente tema, un
buen motivo para trabajar ese valor y generar una buena reflexión en el
alumnado).
Sin embargo, en medio
de una serie de dinámicas que proponen para que los niños y niñas
entiendan lo que es o en lo que ha de consistir la IGUALDAD de sexos a
todos los niveles... uno de los monitores vierte una serie de juicios
denigrantes hacia los que profesan creencias religiosas diciendo:
- "Por
desgracia, todos estos problemas que padecemos hoy de desigualdad de
sexos y machismo que imperan tienen su origen en las religiones; todas
las religiones son machistas y someten a las mujeres al capricho del
hombre".
Acto seguido este
monitor, con la mejor de sus intenciones -siempre las presupongo-,
va poniendo ejemplos que, curiosamente coinciden todos con una
determinada religión y además no con esa religión siquiera sino que esos
hechos corresponden a la aplicación que hace determinado régimen
religioso-político de la religión mayoritaria en ese país; pero al
generalizar lo que hace es juzgar y condenar a todas las religiones y a
todas las sociedades religiosas del planeta a un nuevo pre-juicio que
está generando en la mente de los niños y niñas".
Cuando los niños
llegan a casa... obviamente cuentan estas cosas, éstas y muchas más, y
cuando los padres y madres escuchan esto... les vienen un montón de
preguntas:
- "¿Quién les da
autoridad a esa gente de decir semejantes patrañas a mis hijos?, ¿quién
les autoriza a desacreditar, descalificar y juzgar gratuitamente todo
aquello que no sea de su cuerda?, ¿cómo pueden adoctrinar de ese modo y
además sin contar para nada con nosotros?,...".
Y luego
pasan... las cosas que pasan. Esto sucede, hoy y aquí, (yo mismo las he presenciado, no he necesitado que mis hijos me las cuenten) pero en lugar de
despotricar por estas cosas y patalear hay que optar por darle solución a
esto desde un DIÁLOGO amplio, honesto y claro con las comunidades educativas de los centros docentes o con cualquier otra institución que interactúe con nuestros hijos.Comunicación FAMILIA-ESCUELA.
Los docentes tienen mucho interés en una buena relación con los padres y madres del alumnado precisamente porque son conscientes de que "nos corresponde a los padres y madres, en primer lugar, la tarea de EDUCAR a nuestros hijos" y ellos, los docentes, son en esto colaboradores nuestros, nos complementan -y a veces realizan tareas que debieran ser nuestras porque se evidencia en los niños y niñas o jóvenes que no estamos asumiendo realmente nuestro papel-.
Los centros docentes tienen prevista ya la manera de establecer una adecuada COMUNICACIÓN y COORDINACIÓN Familia-Escuela:
- Reuniones generales.
- Reuniones de ciclo, por niveles,...
- Entrevistas personales (a veces por su propia iniciativa, otras veces por la nuestra).
- Espacios para nuestra participación: celebraciones, jornadas especiales,... realizadas en los centros docentes con la participación de las familias.
- ...
- Darnos a conocer mutuamente como personas y en nuestras respectivas circunstancias.
- Exponer y dialogar juntos sobre nuestro proyecto educativo respecto a nuestros hijos-alumnos.
- Clarificar nuestros objetivos comunes y ver la manera de complementarnos y apoyarnos mutuamente en la consecución de esos objetivos.
- Debatir y acordar criterios comunes de actuación respecto a los niños y niñas o jóvenes.
- Establecer maneras de afrontar conjuntamente cualquier conflicto y el proceso de resolución del mismo cuando se produzca.
- Organizar, aunque sólo sea a título orientativo, nuestro calendario de nuevas entrevistas y el contenido previsto, al menos en principio, de cada uno de esos contactos.
- Dejar siempre la puerta abierta a poder encontrarnos para abordar cualquier cuestión que consideremos urgente, tanto por una parte como la otra en cualquier momento en que a ambas partes nos venga bien.
- Aportar los medios para facilitar al máximo esta relación: teléfonos de contacto, correos electrónicos, agenda de los niños,...
- ...
- Aumentará nuestra capacidad de comprensión de nuestras respectivas realidades.
- Seremos más eficientes, eficaces en nuestro cometido de EDUCADORES unos y otros.
- Ayudaremos a nuestros hijos-alumnado a situarse mejor y más claramente en su cometido de formarse a sí mismos como personas pero contando con referencias claras y no contradictorias.
- ...
- ¿Valdrá la pena apostar por crecer en esta COMUNICACIÓN, aumentarla y profundizar en ella de manera que ya no nos importen sólo las notas que nuestros hijos sacan en la escuela?.
- ¿Estamos dispuestos todos a dar los pasos que sean necesarios para lograr esta relación de manera que unos y otros seamos cada vez más "nutritivos" para bien de nuestros hijos-alumnos?.
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