sábado, 16 de abril de 2011

Introducción al Curso "Educación afectivo-sexual"

Bienvenidos a esta sucesión de temas que tratarán de ofrecer una visión amplia y bien documentada de la "Educación afectivo-sexual".
Dentro de las mil y una perspectivas desde las que se puede abordar este tema, voy a optar por una de ellas:  la que, a mi juicio, es la que aborda esta cuestión en el sentido más amplio, integral y armónico de este contenido.
No excluyo, sin embargo, aportaciones desde otras perspectivas que apoyen o complementen la exposición.
Invito a los padres y madres, educadores y educadoras de niños y jóvenes, adultos en general,... a plantear cuantas cuestiones crean conveniente exponer, dudas y certezas, experiencias y reflexiones, debate,... sobre cada uno de estos capítulos pues ello nos ayudará a todos a ampliar, concretar más, profundizar y ser más incisivos especialmente en aquello que consideremos más necesario conocer o aclarar al menos (a mí me ayudará también para poder ofrecer en esto un mejor servicio: nadie nace maestro, nos vamos instruyendo unos a otros a lo largo de la vida; por eso es necesaria e imprescindible la comunicación e interacción constantes).

Todas las aportaciones, por lo tanto, son y serán siempre bienvenidas, todas son importantes.
(Los enlaces-web que nos servirán para ampliar y profundizar en alguna idea los encontraremos en los términos o frases de color canelo y bastará  con pinchar sobre ellos para acceder a ese material).
El sentido de nuestras vidas.
Empecemos por preguntarnos: “¿Qué es lo que más deseamos en este mundo, cuál es nuestro objetivo fundamental?”. Siempre que nos preguntamos esto... siempre sale una expresión unánime: "SER FELICES".Todos queremos vivir felices, llegar a serlo a cada momento de nuestras vidas (no sólo como meta sino como trayecto; todos sabemos, además, que eso de ser feliz no depende tanto de las cosas sino de la actitud que adoptamos ante esas cosas, ante la misma vida, es algo que arranca de dentro de nosotros mismos).
La siguiente pregunta, si hablamos de "educación de los  hijos", viene sola:
“¿Queremos eso para nuestros hijos, nuestros alumnos, catequizandos,...?” (la respuesta es un SÍ contundente, por supuesto).
Y... “¿Cómo hacemos para que ellos lleguen también a eso que para nosotros es lo fundamental?”. Hablamos de los medios que necesitamos emplear para que vayan madurando esa conclusión (primero ESCUCHAR, acoger con honestidad, ayudar a la reflexión, buscar respuestas juntos,...) y puedan llegar a la conclusión de que "si nuestra mira constante es la de SER FELICES... si ésa va a ser nuestra perspectiva esencial... habrá que ver con claridad el camino que nos hemos de trazar".
Inevitablemente, quienes ejercemos el papel de "educadores" (y los padres y madres somos los primeros y los más importantes), vemos que todo esto de "la FELICIDAD de nuestros hijos" tiene mucho que ver con la "EDUCACIÓN que les vayamos dando".

¿Y...qué es EDUCAR?.
Dice el diccionario:  Dirigir, enseñar, instruir // Desarrollar o perfeccionar las facultades intelectuales y morales del niño o adolescente // Inculcar las normas de urbanidad y cortesía // Afinar los sentidos //…”
Podríamos ahora desmenuzar cada una de estas acepciones y obtendríamos una visión muy amplia de lo que "educar" es; basten, sin embargo, algunas consideraciones que se deducen de esta definición:
- En el niño existen ya unas cualidades, facultades, potencialidades que nosotros los adultos le ayudaremos a desarrollar. (En ellos existe, también, el deseo de ser felices).
- Tenemos el oficio de "guías" en la vida de nuestros hijos y tenemos que desarrollar esta tarea con sabiduría: no vale de cualquier manera, todo tiene su efecto.
- ...
Por otra parte, más importante que esta definición u otras mejores que podríamos hallar, es lo que en la familia entendemos por "educar" y, sobre todo, cómo lo vivimos o lo queremos vivir. Todos sabemos lo que eso supone: dificultades,  mil y una circunstancias que se entrecruzan, cualidades que entendemos que no deben faltar en ese proceso (coherencia por nuestra parte:  no podemos predicar lo que no vivimos, no seríamos creíbles; comunicación franca y honesta, abierta, sin tapujos, pero siempre respetuosa; acoger los sentimientos y las expresiones de los mismos; estilo de comunicación asertiva;...) y cuidar cada instante, sin esperar a mañana, dando calidad a la vida y a nuestras relaciones.
¿Quiénes tienen el papel fundamental en esta educación?.
Nosotros, los padres y madres, nosotros, sin ninguna duda.
La escuela es un gran apoyo y los maestros y maestras trabajan en esto muchas veces como si fuesen "padres adoptivos"... pero no pueden suplir nuestra responsabilidad, no pueden ni deben. Ellos están para colaborar con nosotros, complementar en todo caso, pero no reemplazar.
Nos conviene caminar codo con codo con la comunidad docente a la que confiamos nuestros hijos durante unas horas al día, dialogar sobre su realidad, necesidades y potencialidades y los criterios educativos que nos conviene tener en cuenta a todos. También la educación afectivo-sexual debe formar parte de este diálogo abierto.
El Estado promueve campañas, a través de sus órganos competentes o de recursos contratados al efecto sobre este asunto, incluso propone que esto se desarrolle en el aula como una actividad formativa más. Pero... ¿son los criterios del Estado los mismos que defendemos todos los padres y madres?; con demasiada frecuencia tienen que salir a la palestra conflictos constantes al respecto, en muchos casos porque el Estado se autoadjudica la capacidad de moralizar al respecto y aunque esto se hiciera con la mejor de las intenciones... tampoco es la mejor solución, no es su competencia sino la nuestra.
Punto aparte es el negocio consumista del sexo y todas sus estrategias para favorecer al máximo sus beneficios económicos. Obviamente a este gran negocio no le interesa una buena formación al respecto y cuando alguien pone en tela de juicio sus propuestas y las cuestiona seriamente... no le va a aplaudir sino bien al contrario.
La última palabra, siempre, la tenemos nosotros; cada cual decide.
¿Por qué llamarle a esta educación "AFECTIVO-sexual" y no sólo "sexual"?.
Lo afectivo-sexual forma parte de las dimensiones de la persona y necesita TAMBIÉN de su desarrollo adecuado para que los niños y jóvenes vayan adquiriendo las claves para conducirse en el camino de la FELICIDAD. En la sexualidad hay afectividad, no hay sólo instinto ni es “placer por el placer”, ni sólo está orientada exclusivamente a la procreación.
Comunicamos esos afectos no sólo con la palabra sino con todo nuestro ser, también con nuestro cuerpo entero ya que es a través de él que se establece esa interacción constante con el entorno.
No tenemos el cuerpo como una simple pertenencia sino que "somos este cuerpo" y él es parte esencial de nuestra identidad; razón añadida para que lo valoremos mucho más no como "culto al mismo" (haciéndole el juego al mercantilismo del mismo) sino como "elemento constitutivo de nuestra esencia". El utilitarismo consumista no acepta, obviamente, esta forma de entender el cuerpo, no le interesa, no va bien para su bolsillo.
Es necesario, por lo tanto, enseñar a nuestros hijos a valorarse a sí mismos, también en su cuerpo (su cuerpo no es una cosa), respetarse a sí mismos y respetar a los demás a través del cuerpo mostrando el valor de los gestos mediante los cuales expresamos los afectos y adecuándolos lo más fielmente posible a lo que con ellos queremos significar.
Ninguna relación es inocua, nos afectamos unos a otros siempre de alguna manera, consciente o inconscientemente.  Estamos llamados a la relación,  somos seres en "relación con", a ejemplo de Aquél que nos amó primero, nos mostró la manera de ser en comunidad, de entregarse por entero sin perder su esencia y mostrar al ser humano cuán digna es su existencia, hasta qué punto es estimado por Él y a lo que estamos llamados a pesar de todas nuestras limitaciones: somos a imagen y semejanza suya.
Distintos modelos de "educación afectivo-sexual".
De las diversas concepciones que tenemos de la persona y de sus relaciones se derivan, por lo tanto, los distintos modelos a la hora de abordar esta educación; no hay nada casual en esto, todo tiene un sentido.
Hay incluso modelos que excluyen totalmente la palabra "afectivo" porque entienden que la sexualidad y las relaciones sexuales se fundamentan únicamente en el disfrute, el placer experimentado en las relaciones sexo-genitales y su enfoque va orientado a ofrecer a los jóvenes los medios para conseguir ese disfrute corriendo los menores riesgos posible y punto pelota.
Todos los existentes -o al menos cuantos he podido conocer hasta hoy- se podrían sintetizar en dos grupos:
  • Los que responden al criterio de que “lo fundamental está en que estemos lo más informados posible y así evitar embarazos no-deseados y enfermedades de transmisión sexual (ETS)”.
  • Los que analizando la realidad ven que "no basta sólo con informar" y, además, responden a una “concepción de la sexualidad basada en las finalidades de ésta, de su sentido y de los deseos profundos de la persona de SER FELIZ”. (Esta concepción no descarta el uso de medidas preventivas del embarazo y de E.T.S. pero las sitúa en segundo plano ya que entienden quienes se engloban en esta perspectiva que "si logramos una adecuada educación en este asunto, el uso de medios para evitar el embarazo o ETS va a tener incidencia en su contexto específico, pero no como instrumento constante de toda relación sexual").
La perspectiva que aquí vamos a contemplar va a ser ésta última y desde ella y en su servicio se van a ir desarrollando todos los capítulos de este tema. No obstante, no quiero con esto decir que cualquiera que entienda este contenido desde otras perspectivas no  pueda plantear lo que crea conveniente al respecto:  toda aportación será siempre bienvenida; lo fundamental es redundar en la reflexión y en el  crecimiento de nuestra formación al respecto. Nadie nace "maestro", repito, todos nos vamos enriqueciendo en la medida en que nos abrimos a los demás, compartimos y acogemos.
Quiero apuntar, también que "aunque sería mi deseo poder responder a la demanda de no pocos que desean que cada tema se desarrolle con amplitud y profundidad"... por razones de respeto a los autores de los materiales a los que hago referencia y sobre los que se van a basar cada uno de estos capítulos y, además, porque considero necesario poner especial énfasis en aspectos muy concretos de nuestra actuación -relacionados con cada tema-... optaré por presentar un esquema y síntesis muy resumida de cada capítulo de los materiales "APRENDAMOS A AMAR".
Cada cual, a partir de ahí, podrá plantear cuantas cuestiones considere necesario exponer, comentar, ampliar, etc... a través de:
  • Comentarios sencillos a cada una de las "entradas".
  • Artículos complementarios con estos temas, enviados a través del correo electrónico.
  • Solicitando la capacidad de ser "autor" de este blog y abrir los temas que coinsidere necesario inaugurar, ampliar, etc...

Un poco de bibliografía, para empezar.

Proyecto de “Educación Afectivo Sexual”.
Fundación APRENDAMOS A AMAR.
Nieves González Rico. Editorial ENCUENTRO.

Hablemos de sexo con nuestros hijos.
Nieves González Rico. Editorial STYRIA.

Recursos web:

4 comentarios:

  1. Mi nombre es Javier, tenemos un hijo de 16 años y, sí, ya sabemos eso de la "edad del pavo" y que en estas edades las hormonas les juegan un partido a los pibes de mucho cuidado pero... a mí me preocupa mi hijo.
    No habla de estos temas con nosotros por más que hemos tratado de animarle a hacerlo y sabemos que le interesa (sabemos que lo habla con sus amigos) pero no le importa lo que le podamos decir sobre el asunto.
    Por otra parte, no hallamos en la red mucho que nos pueda orientar y que ni responda al reduccionismo de este tema como muy bien usted ha señalado que a veces se produce ni tampoco sea tan amplio que nos perdamos en largas disertaciones.
    Nos gustaría saber, en primer lugar, cómo acceder a esa información que necesitamos (no conocemos lo que usted propone en la bibliografía y quizás debiéramos empezar por ahí, es verdad) y, en segundo lugar, cómo hacer con nuestro hijo dieciseisañero.
    Gracias.

    ResponderEliminar
  2. ¡Hola, Javier!.
    Acabo de ver su mensaje en mi correo y lo subí de inmediato; ahora trataré de responder a sus cuestiones.
    1ª)- Para acceder a esa información lo mejor es, efectivamente, como muy bien dice, empezar por ojear esos materiales que sugiero (hay mucho más en librerías y de todos los enfoques pero yo propongo esto que anoté: dentro de este "asunto" es lo mejor o de lo mejor que he encontrado).
    Para asesoramiento sobre cuestiones que se nos puedan producir en relación con nuestros hijos insisto en los recursos web que también apunté: pueden ponerse en contacto con la Fundación COF Getafe. Centro de Orientación y Ayuda a la Familia y a la Vida. Tel.: 91-6651272 (Madrid)
    E-mail: info@fundacioncofgetafe.org y exponer todo lo que crean conveniente; tengan paciencia porque no siempre recibirán respuesta inmediata.
    Yo empezaría por leer el libro "HABLEMOS DE SEXO CON NUESTROS HIJOS" y si no lo hallan en su librería de confianza encárguenlo, está más que bien, ilustra mucho sobre el modo en que podemos hablar de esto con nuestros hijos.
    2ª)- ¿Qué les puedo decir yo sobre su hijo de 16 años?. Yo tengo uno de 14 años y... no saca el tema y tampoco le veo yo que le quite el sueño. Francamente... a mí tampoco. Cuando quiera hacerlo... ya lo hará; creo que hay claves fundamentales como "dar muestras de confianza" y "respetar los ritmos", no podemos estar atosigando a los hijos sobre algo que no les nace hablar con nosotros, de momento.
    Ustedes anotan el dato de que "lo habla con sus amigos pero no quiere hacerlo con ustedes". Bien, si tienen esa certeza... plantéenlo, pero no como un reproche sino como una invitación a compartir ese mundo que se le está abriendo tan inmenso y nuevo.
    Habría que ver las razones que él argumenta para no haber querido hablar con ustedes sobre el tema hasta ahora; eso daría muchas pistas sobre las "causas" para luego trabajarlas y lograr invertir la situación, cambiar elementos que están en la base del problema (a ustedes esto les preocupa, lo dejan muy claro, así que razón de más para analizar bien la cosa).
    Puede que haya "vergüenza", "miedos", "presiones externas para que no se hable de esto con los padres",... háblenle de su propio proceso, de su experiencia de relación con los padres de ustedes hablando sobre el sexo,... no es ningún disparate que nos vean tan humanos y limitados como ellos mismos; hay que darle NATURALIDAD al asunto, hablar con franqueza,... pero no atosiguemos, no necesitamos forzar, salvo que la situación lo requiera por su gravedad.
    Aportemos la certeza y confianza de que "siempre vamos a estar abiertos a cualquier cuestión, no sólo a esto" y con el mismo talante y demos a entender que "nos importa su situación, nos importa su felicidad". La felicidad es la clave o perspectiva desde la que debemos enfocar toda educación.
    La educación afectivo-sexual se desarrolla en el mismo marco que la EDUCACIÓN en todos los demás aspectos, no es algo aparte o especial: sus elementos fundamentales en las que se asienta son los mismos que para cualquier otra educación (eso nos ayudará siempre a tratar el tema de la sexualidad con nuestros hijos con auténtica naturalidad que, por cierto, no es sólo cosa de la adolescencia: educar en lo afectivo-sexual es algo que se hace, de hecho, desde la infancia, desde incluso antes de nacer y... no digo en ello ningún disparate).
    Sea como fuere, seguiremos hablando de todo esto en los sucesivos capítulos sobre este tema en este blog.
    Gracias por su comentario.

    ResponderEliminar
  3. Me dice usted que "empezamos a educar en lo afectivo sexual incluso antes de nacer". Disculpe la molestia pero... no acabo de entender a lo que se refiere usted con esa afirmación.
    Saludos.

    ResponderEliminar
  4. Una de las claves fundamentales para que la persona sea autónoma y no sea fácilmente manipulable, que tenga criterio propio y, por lo tanto, adquiera confianza en sí misma es la ÁUTOESTIMA.
    ¿Cómo se construye la autoestima?. Reconocer los logros, cualidades, gestos, acciones,... de una persona en su justa medida es una manera de hacerle crecer en esa cualidad; siempre que le reconocemos algo y se lo hacemos notar estamos propiciando ese crecimiento. Cuando le expresamos afecto, cariño, comprensión en los momentos de dificultad o cuando las cosas no le salen bien, aunque ello no impida que le ayudemos a pensar en qué se equivocó también "en su justa medida", y le animemos a volver a intentar su actividad... estamos también propiciando ese crecimiento de la autoestima.
    En los primeros años de vida es esencial el respaldo o apoyo del adulto para ir configurando esa autoestima; "si somos censurados por todo, aún por aquello que no estuvo perfecto pero sí pusimos en ello todo nuestro esfuerzo y no recibimos reconocimiento alguno de nada"... no creceremos en essa autoestima y dejaremos de valorar nuestro esfuerzo; tampoco será una verdadera autoestima que "nos valoren o premien constantemente sea lo que sea que hagamos o de cualquier manera" porque sacaremos la conclusión de que en realidad "todo da igual, todo tiene el mismo valor".
    Es la interacción con el adulto y el diálogo que establezcamos al respecto lo que nos llevará a establecer las bases de esa autoestima.
    ¿Cuándo comienza esta educación en la autoestima?, pues como muy bien usted entendió: desde antes de nacer, desde el instante mismo de nuestra concepción.
    Acariciar la barriga de mamá sabiendo que en el útero que alberga hay ya un nuevo ser humano al que nos podemos además dirigir, hablarle con cariño, cantarle canciones, poner música, agradable al oído,... son maneras de hacerle entender que "ya contamos con él", que él/ella es importante para nosotros, que le esperamos y deseamos su compañía, su relación con nosotros.
    Esta nueva persona empieza ya así a crear su autoestima, su autoconcepto, aunque sea de manera inconsciente.
    ¿Qué tiene que ver esto con la "educación afectivo-sexual"?. Pues tiene que ver y mucho porque cuando en una pareja de jóvenes uno de los dos propone o más bien trata de imponer a la otra parte una conducta o gestos sexuales que en realidad esa otra parte no desea llevar a la práctica, de momento, la constante presión, estrategias manipuladoras,... harán que se ceda aún a sabiendas de que no es realmente eso lo que se desea; todos necesitamos amar y ser amados y cuando esa autoestima, autoconfianza no están bien cimentadas... es muy fácil dejarse llevar y conducir por el otro de forma acrítica (es una manera de sentir seguridad y el jóven necesita experimentar esa seguridad y no con poca frecuencia la busca fuera de sí mismo cuando no la encuentra en su interior).
    Si su autoestima está bien cimentada no cederá al chantaje emocional, sabrá conducirse y expresarse adecuadamente, de manera que la otra parte o bien abandona sus estrategias manipuladores madurando en esa relación o bien abandonará una relación que en realidad no deseaba porque "no buscaba la relación con alguien" sino el "utilizar a alguien".
    La realidad es mucho más compleja, obviamente, pero he tratado de expresar aquí lo más brevemente que he creído conveniente para explicar las razones de "por qué digo que la educación afectivo-sexual se inicia antes de nacer".
    Espero haber contestado a su cuestión y me haya hecho entender.
    No es molestia alguna cualquier cuestión que quiera plantear al respecto; por otra parte advierto de que no soy ningún experto: hablo de lo que sé o conozco, pienso y trato de vivir (necesito aplicarme lo mismo que digo a todo el mundo).
    Gracias por su aportación.

    ResponderEliminar