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viernes, 29 de noviembre de 2019

Ayurveda

La medicina ayurvédica es la medicina tradicional de la India.
Tiene cerca de 5.000 años; es decir, que es tan antigua como la medicina tradicional china (hoy por hoy también conocida por las siglas MTC).
Al igual que ésta, el Ayurveda se practica en la actualidad en todos los continentes.
Y por eso lo que hoy le traigo es una especie de “guía” con todo lo que necesita saber si se propone seguir tratamientos a base de plantas o complementos ayurvédicos.

“Ayur vêda” = el “sentido de la vida”.

En primer lugar, el término “ayurveda” no implica única, ni siquiera principalmente, la medicina o la salud.
Y es que en sánscrito (lengua antigua de la India) “ayur vêda” significa “sentido de la vida”, y en él se basa todo un sistema de creencias filosóficas sobre las que se apoya la religión hinduista.
En la base de esta filosofía está la afirmación de que el Universo se compone de cinco elementos: aire, fuego, agua, tierra y éter (el cual simboliza el espacio).
El universo (o “macrocosmos”) permanece en armonía mientras que todos esos elementos lo estén entre sí; es decir, cuando no hay ni demasiado ni demasiado poco de ninguno de ellos.
A su vez en el cuerpo humano, considerado una reproducción en miniatura del universo (“microcosmos”), la armonía -y por tanto la buena salud física y mental- también se debe al equilibrio entre esos cinco elementos.

La enfermedad, el desequilibrio del universo.

Por lo general, los elementos que definen el temperamento y la naturaleza de una persona, al menos a grandes rasgos, son clasificables a través de los “doshas” o “humores”.
Por ello tanto el carácter como cualquier afección y enfermedad pueden ser interpretados como un desequilibrio de “doshas”. La fiebre, por ejemplo, sería un exceso de fuego, mientras que el asma una falta de aire. Y en los casos más graves podría derivar en el caos más completo o incluso en la muerte de la persona.
Aunque pueda resultar un concepto novedoso para el pensamiento occidental, no está demasiado lejos de lo que pensaba el médico griego Hipócrates, considerado el “padre” de la medicina occidental, que defendía también el buen equilibrio entre los elementos y los “humores”. Y tampoco está alejado de lo que tradicionalmente aconsejaban los médicos chinos, centrados en la armonía de los flujos de energía.
Pero estas coincidencias son menos casuales de lo que parecen: una parte de la India fue conquistada por los griegos (con el macedonio Alejandro Magno a la cabeza) en la misma época en la que vivió Hipócrates. Fue así como gran parte de su filosofía, su saber y su forma de entender la medicina empezaron a expandirse por todo el mundo.

Glosario de anatomía (ayurvédica).

En la medicina china destaca el Qi o “energía vital”. Pues bien, su equivalente en la medicina india es el prana o “soplo vital”, que circula a través de 72.000 canales o “nadis”.
La energía se concentra en los 7 “chakras” principales, situados a lo largo de la columna vertebral, y por ello los masajes a lo largo de los canales energéticos permiten restablecer la circulación de las energías y estimular el “marma, es decir, los puntos de contacto entre la conciencia y el cuerpo.
A su vez los nutrientes son los que permiten la formación de los “tejidos” (“dhatu”) que componen el cuerpo humano, y cada tejido proporciona los nutrientes al siguiente.
Pero, antes de eso, los alimentos se transforman en plasma, que es el jugo que nutre el organismo, y a su vez el plasma se transforma en sangre, también conocida como “fluido vital” (“rakta”).
Este proporciona los nutrientes necesarios a los músculos y luego a los tejidos grasos, a los huesos, a las uñas, al pelo, a la médula ósea y finalmente a los óvulos y el esperma.
Por eso una buena alimentación es lo que garantiza que la cadena funcione y proporciona una buena forma física. Y además si todo es correcto también produce el “ojas”, la “luz” que procura brillo, serenidad e inmunidad al organismo y la cual se podría comparar con el aura.

Usted se convierte en lo que ve, oye y siente.

Según el Ayurveda la alimentación necesaria para un óptimo funcionamiento del organismo a nivel físico y espiritual es vegetariana, orgánica y a base de germinados, frutas y verduras frescas y secas, así como de productos lácteos.
Pero en cualquier caso debe estar acompañada de un buen descanso y de cierto tiempo dedicado a la contemplación (viendo una puesta de sol, por ejemplo, o simplemente encendiendo una vela y escuchando una canción de relajación).
Ahora bien, esta contemplación puede también tener lugar mientras se llevan a cabo actividades suaves, como por ejemplo la jardinería o la natación (lenta).
Y es que la medicina ayurvédica considera que uno se convierte en lo que ve, oye y siente. Es decir, que cuerpo y mente serían dos esponjas que absorben tanto las buenas como las malas cosas que nos rodean.
De ahí la importancia de situar al enfermo en un entorno armonioso, y de prestar atención a la belleza y al equilibrio de los colores, los materiales, los muebles, las obras de arte... También a los olores que respira y a los sonidos que escucha.
En concreto existe una música particular, la Gandharva Véda, que se considera un “baño para el corazón y la salud”.
Algunos fragmentos de esta melodía, denominados raga, pueden ser escuchados en cualquier momento de la jornada, mientras que otros se asocian a los diferentes ciclos del día.

Los tratamientos de la medicina ayurvédica.

La medicina ayurvédica consiste en reestablecer los equilibrios. Por ello, para compensar los excesos, ya sea en un sentido o en el otro, se utilizan el calor, el frío, la sequedad, la humedad, la luz, la oscuridad, el soplo, la calma…

El tratamiento ayurvédico se divide siempre en 4 grandes etapas:

1. La desintoxicación (o “shodan”). Consiste en purificar el organismo para librarlo de las toxinas. Los residuos (también conocidos como “mala”) provienen de la alimentación y no se limitan a la orina, a las heces o al sudor. Deben poder evacuarse por el conjunto de orificios del cuerpo, incluyendo la boca, los oídos y los ojos. De ahí los estornudos, los bostezos, las lágrimas... ¡Nada debe ser reprimido!.

2. La atenuación (o “shaman”). Se basa en reequilibrar sus “doshas” con ayuda de masajes de aceite de sésamo tibio, ejercicios de respiración, ayuno, gimnasia y meditación, cantos y música.

3. El rejuvenecimiento (o “rasayana”). Se trata de tonificar el organismo a través del consumo de alimentos, plantas y minerales, pero también con ayuno, gimnasia y meditación.

4. La curación mental (o “satvajaya”). Se basa en conducir los flujos energéticos por el cuerpo y liberar el pensamiento para producir una “elevación” espiritual.

Este último punto, relativo al crecimiento del espíritu, se sale del campo de la salud y la medicina y entra en el de la mente y el alma. Pero es que como ya sabe muchas medicinas tradicionales mantienen un enfoque holístico en el que cuerpo y mente suponen un “todo” indivisible, y el Ayurveda es una de ellas. De ahí ciertos ritos como la iniciación a los mantras (oraciones sagradas), a los yantras (diagramas o dibujos místicos) y al tantra (doctrina ritual hinduista).

Todo un sistema de vida.

Lo que hoy quería plasmar es que para seguir los preceptos ayurvédicos no basta con tomar una planta o seguir una sola rutina; ni siquiera realizar un completo masaje con aceite de sésamo acompañado de meditación.
De hecho, el enfoque ayurvédico es una completa disciplina difícil de llevar a la práctica en su totalidad en el marco de la vida occidental.
Por eso se dice que quien quiera iniciar el tratamiento de una enfermedad crónica a través del Ayurveda debería irse a vivir a la India, ya que sólo allí adoptará un ritmo de vida completamente nuevo.
Aunque eso también pueda esconder riesgos un tanto insólitos e insospechados… ¿O acaso no ha oído usted nunca hablar del síndrome de la India?.
Se trata de una enfermedad que afecta a las personas que viajan a este país y se ven tan profundamente marcadas que terminan cediendo a la angustia, al pánico y al shock.
Tras muchos años en el Consulado de Francia en Bombay, el psiquiatra Régis Airault relató (en un libro llamado precisamente Locos por la India -todavía sin traducir al español-) que había conocido a cientos de víctimas de este mal:
“Varias semanas después de llegar a la India aparecen en algunos viajeros síntomas alarmantes, alucinaciones o delirios psicóticos. Estos viven una auténtica despersonalización, lo que yo llamo ‘la prueba de la India’”, afirma el psiquiatra.
“Empiezan perdiendo su dinero y otras posesiones y terminan olvidando hasta su nombre, su identidad… Entonces entran en una forma de errante, o experimentan sentimientos de éxtasis salvaje. Y es que la India, tierra de los mil y un templos y ‘ashrams’, despierta el impulso místico de los más racionalistas”.

Espero no haberle inquietado demasiado. Está claro que, sin necesidad de mudarse a la India (¡aunque indudablemente sería toda una experiencia!), asumir los preceptos ayurvédicos entendiendo que se trata de un sistema de vida muy diferente al nuestro puede aportar beneficios muy notables. Eso sí, dejándose llevar y asumiendo el necesario cambio de filosofía que requiere, como una nueva forma de entender la salud y la propia vida.

¡A su salud!.
Luis Miguel Oliveiras
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Fuentes empleadas por el autor y enlaces para ampliar:
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