El síndrome del nido vacío es la sensación
que tienen los padres de tristeza, anhelo, pérdida y dolor cuando los hijos se
independizan del hogar familiar. El síntoma principal es una sensación de
tristeza, puede llegar a causar depresión y es más frecuente en mujeres
solteras.
En un
primer momento puedes pensar que esos sentimientos son totalmente normales tras
la marcha de un hijo, pues son muchos años a su lado, cuidándole
y educándole, por lo que es normal sentir aflicción cuando se marcha de
casa.
Estás
en lo cierto, sentir todas esas emociones son normales ante la partida de un
hijo, el problema surge cuando dichos sentimientos interfieren en la vida
diaria de los padres, impidiéndoles llevar a cabo su vida con normalidad.
Este
síndrome no lo desarrollan exclusivamente los padres, sino también los tutores
o parientes encargados de la crianza del hijo.
El
síndrome del nido vacío es más frecuente en la actualidad que hace unas
décadas. Esto se debe a que antiguamente las familias vivían en el mismo
pueblo o en el mismo barrio, donde permanecían unidas, compartían
actividades cotidianas y se veían a diario.
Actualmente
es menos frecuente residir cerca de tus padres. En caso de vivir en un pueblo,
los jóvenes se marchan a estudiar o a vivir a las ciudades, y, en caso de
vivir en la ciudad, los hijos buscan barrios que se adecuen a sus necesidades,
sin tener en cuenta donde viven sus padres.
Puedes
encontrar este problema tanto en hombres como en mujeres, aunque por lo general
es más frecuente en mujeres.
¿Qué causa
el síndrome del nido vacío?
Cada
persona tiene unas características individuales que pueden favorecer o no el
desarrollo de determinados problemas, síndromes o patologías.
A
continuación, vas a descubrir si tienes algunos de esos elementos que te pueden
hacer más propenso a desarrollar el síndrome del nido vacío.
Factores
que influyen:
- Que seas una persona cuya única función en la vida ha sido cuidar de tu hijo.
- Que no aceptes que tu hijo ha crecido, ha madurado y es independiente.
- Que hayas tenido una relación muy íntima con él.
- Que creas que tu hijo es de tu propiedad.
- Que este se independice.
- Que tus valores principales en la vida sean la familia o el cuidado de tu hijo.
- Que no tengas las estrategias de afrontamiento adecuadas.
- Que tengas un escaso apoyo social.
- Que tengas un bajo nivel cultural.
- Que seas viudo/a, separado/a, divorciado/a o soltero/a.
- Que tengas la menopausia.
- Que estés jubilado/a.
- Etcétera.
Consecuencias del síndrome del nido vacio
Cuando
un padre o una madre desarrolla el síndrome del nido vacío, se producen una
serie de consecuencias en la persona que dificultan considerablemente
su día a día.
Si te encuentras en esta situación es muy común que
sientas:
- Dolor.
- Soledad.
- Tristeza.
- Anhelo.
- Aflicción.
- Desesperanza.
- Que quieras estar solo.
- Que llores frecuentemente.
- Que te sientas débil.
- Que no le veas sentido a tu vida.
- Que pierdas el interés por lo que antes te interesaba.
- Etcétera.
Todos
estos sentimientos son compatibles con la sensación de libertad y alivio que
sienten muchos padres con la marcha de sus hijos, lo cual es más normal de
lo que puedes pensar en un primer momento.
También es muy normal que desarrolles:
- Depresión.
- Ansiedad.
- Dependencia emocional.
- Problemas de sueño.
- Problemas de alimentación.
- Problemas de peso.
- Problemas de pareja.
- Problemas de salud.
- Adicción a medicamentos.
- Alcoholismo.
- Etcétera.
En este
contexto es normal que tengas una preocupación continuada por cómo estará tu
hijo, que tengas la esperanza de que regrese, que te quejes de
la situación y que te sientas decepcionado y abandonado porque se ha
marchado.
También
es muy frecuente que los padres culpen de la emancipación a las parejas de sus
hijos con las cuales se independizan, lo que genera más problemas a parte
de los ya citados.
Por
desgracia, el mal manejo de la independencia de un hijo puede dar lugar a que
en los padres surjan ideas de querer desaparecer, derivando en
ocasiones en ideas suicidas.
Hay
determinados factores que pueden agravar todas las consecuencias que acabamos
de enumerar, como por ejemplo que tu hijo se vaya a vivir a otra comunidad
autónoma o país, donde las posibilidades de veros se reducen considerablemente.
10 consejos para afrontar el síndrome del
nido vacío
A
continuación, voy a explicar 10 consejos para superar un problema que afecta a
muchas familias en la actualidad y que genera mucho dolor.
1-Asume la independencia de tu hijo
Para
poder hacer frente a la independencia de tu hijo tienes que aceptar que ya es
mayor, autónomo y quiere vivir su vida, al igual que hiciste tú en
tu momento.
La
familia ha sido el pilar de apoyo principal de tu hijo durante muchos años,
pero llega un momento en el que quiere emanciparse y empezar a vivir su
vida de manera independiente, ya sea con amigos, pareja o solo.
No te
preocupes, la familia seguirá siendo un apoyo muy importante en su vida, la
diferencia es que ahora residís en hogares distintos.
Es muy
importante no culpar a las parejas o a los amigos de la emancipación de tu
hijo, ya que quién ha decidido marcharse ha sido él, independientemente de
con quién se vaya.
Recuerda:
la pareja o los amigos no tienen culpa de nada.
2-Ten paciencia
¿Cuántos
años llevas viviendo con tu hijo? ¿Quizá veinte, veinticinco o treinta?
Son
muchos años al lado de una persona, y no una persona cualquiera, sino alguien a
quien has amado, mimado, educado y enseñado desde antes de que tuviese uso
de razón. Tu hijo no es cualquiera, es una de esas pocas personas por las que
darías la vida.
Por
este motivo te pido paciencia, porque cuando alguien tan importante pasa de
convivir contigo a independizarse y, por lo tanto, verle
menos frecuentemente, las emociones que afloran son dolorosas y la
situación es difícil.
Ten
paciencia, adaptarse a los cambios conlleva un tiempo y más si los cambios son
importantes y tienen que ver con tu hijo.
3-Reflexiona
Es
importante que tomes el tiempo que necesites para reflexionar sobre lo que te
está sucediendo. Para ello puedes hacerte preguntas como las que vienen
a continuación:
- ¿Por qué me duele tanto la marcha de mi hijo?
- ¿Qué papel tiene mi hijo en mi vida?
- ¿Cómo va a ser mi vida sin mi hijo a mi lado?
Estas
preguntas pueden ayudar a que descubras por qué no aceptas la partida de tu
hijo y que preocupaciones o miedos hay detrás de ello.
A lo
mejor descubres que tu hijo llenaba un vacío en tu interior, que cuidarle era
una manera de no asumir otras responsabilidades, que ayudaba a
mantener unida a la familia, que era uno de tus principales apoyos…
Darte
cuenta de todo esto es el primer paso que debes dar para tu mejora.
4-Infórmate
Es muy
importante que sepas qué es lo que te está sucediendo. Por ello debes
informarte, ya sea a través de artículos como este, de libros, de vídeos…
con el objetivo de identificar tu problema: el síndrome del nido vacío.
Identificar
el problema te va a ayudar a normalizar toda esa marea de emociones que estás
sintiendo en este momento de tu vida, te va a ayudar a darte cuenta de que
sigues siendo padre/madre de tu hijo aunque este se independice, te va a ayudar
a encontrarte mejor contigo mismo…
En
resumen, para mejorar tienes que conocer qué es lo que te sucede.
5-Mantén el contacto con tu hijo
Son
muchos los padres que se sienten abandonados, poco queridos, rechazados y
dolidos cuando su hijo se independiza, por lo que se alejan
inconscientemente de él. Esto no hace más que agravar el problema
existente.
Si
estás en esta situación no dejes de mantener el contacto con tu hijo: llámale,
visítale y que él venga a visitarte. Da igual como os comuniquéis,
lo importante es que sigáis en contacto y mantengáis la relación que
siempre habéis tenido.
Mantener
el contacto te ayudará a darte cuenta de que te sigue queriendo igual que antes
aunque ya no viváis juntos, que sigue siendo tu hijo y tú su padre/madre,
que la relación no tiene por qué cambiar por el hecho de que ya no viva en
casa…
6-Redefine la relación familiar
Tras la
marcha de un hijo las relaciones familiares pueden verse alteradas.
En
muchos casos los padres vuelven a vivir en pareja tras décadas de vivir en
familia, lo cual puede acarrear problemas de pareja que hasta ahora
no habían surgido porque el centro de atención familiar era el hijo.
En caso
de que la relación de pareja existente entre los padres esté muy dañada, es
aconsejable acudir a una terapia de pareja.
Para
evitar que llegues a este punto recuerda que formar una familia no implica que
tengas que abandonar la vida de pareja que llevabas antes de tener hijos,
sino que ahora tienes dos parcelas que cuidar: la relación de pareja y la
relación familiar.
Si
cuidas ambas parcelas, cuando tu hijo se independice no tendrás problemas en
volver a convivir a solas con tu pareja.
Puede
que al principio os cueste un poco haceros a la nueva situación, ya que lleváis
mucho tiempo viviendo en familia, pero si habéis cuidado vuestra relación
os acostumbraréis enseguida y disfrutaréis juntos de ese tiempo del que ahora
disponéis.
7-Apóyate en los demás
El
síndrome del nido vacío se traduce en una serie de emociones difíciles de
llevar, como puede ser la soledad, la aflicción, el anhelo o la
tristeza derivados de la emancipación del hijo.
Para
poder superar este duro momento te aconsejo que te apoyes en tus familiares y
amigos, es decir, en aquellas personas con las que te sientas a gusto
y estén dispuestas a escuchar cómo te sientes.
En el
caso de que no dispongas del apoyo social necesario, busca una terapia de grupo
o un grupo de apoyo que se adecue a tus necesidades y en el cual
te sientas cómodo.
Tal y
como dijo Freud: “La ciencia moderna aún no ha producido un medicamento
tranquilizador tan eficaz como lo son unas pocas palabras bondadosas”.
Si
dichas palabras bondadosas no las encuentras en tu círculo social cercano, no
te preocupes, las puedes encontrar fuera. Hazlo, te ayudará.
8-Desarrolla nuevos intereses
Puede
que hasta ahora todas tus tareas girasen en torno a tu hijo: hacerle la comida,
ordenar su cuarto, lavarle la ropa… y que no te quedase tiempo para otro
tipo de actividades.
En este
punto encontramos algo positivo al hecho de que tu hijo se haya emancipado. Ya
no tienes que llevar a cabo todas esas actividades, por lo que dispones de
tiempo para todo aquello que siempre has querido, hacer pero hasta ahora no has
podido.
Invierte
todo ese tiempo libre en realizar aquellas actividades que tenías pendientes,
en desarrollar nuevos intereses, en practicar tus aficiones, en pasar más
tiempo con tu pareja, con amigos…
El
objetivo de este punto es que vayas ocupando de manera progresiva el tiempo
libre que has obtenido tras la marcha de tu hijo y que lo ocupes
en actividades que te gusten y te generen placer y satisfacción.
9-Establece metas
Fíjate
metas en tu día a día, de manera que te levantes de la cama con un
objetivo a lograr y ganas de alcanzarlo.
Las
metas variarán en función de los gustos, pueden ir desde terminar un libro,
hacer una maqueta o acudir al gimnasio, hasta socializar más con
los vecinos o conseguir un trabajo.
Lo
importante es que te fijes metas u ocupaciones que te motiven y tengas ganas de
realizarlas, lo cual repercutirá muy positivamente en tu estado de ánimo y
en las relaciones familiares.
10-Pide ayuda
Puede
que los consejos que te he dado no sean suficientes para superar el problema
que atraviesas. No te preocupes, no todo el mundo mejora con las
mismas herramientas. Puede que en tu caso tengas que acudir a un
profesional.
Busca
un psicólogo o una terapia de grupo a la que unirte y acude con regularidad,
estoy segura de que los resultados serán muy positivos tanto para ti como
para la relación que mantienes con tu hijo, pareja, familiares y amigos.
Los
efectos beneficiosos de una terapia repercuten en multitud de áreas de tu vida.
Y
recuerda: “la familia crece cuando los hijos hacen la suya propia”.
¿Y tú
cómo has actuado para superar el síndrome del nido vacío?
Paula Arango
Escritora Colaboradora
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