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miércoles, 19 de abril de 2017

Boldo

Corría el año 1869 en Chile cuando un pastor de ovejas se percató de que un mal aquejaba a su rebaño. Sus ovejas habían perdido el apetito y sufrían náuseas, vómitos y fuertes fiebres. El pastor desconocía que su ganado estaba afectado por un parásito, la duela del hígado, que se aloja en las vías biliares y tejidos hepáticos. Y por tanto, se resignó a observar cómo la salud de sus ovejas se debilitaba poco a poco sin poder ofrecerlas ninguna solución.
La casualidad quiso que un día el pastor guardara su rebaño en un nuevo cercado, construido a base de ramas de un árbol de hojas aromáticas.
Las ovejas se abalanzaron sobre ellas y, ante la sorpresa del pastor, los síntomas que venían sufriendo desde hacía tiempo desaparecieron de inmediato. Ese día, las ovejas descubrieron un remedio natural y eficaz contra el malestar hepático. Y con ello, seguramente salvaron sus vidas.

Las propiedades sanadoras de esa planta fueron confirmadas al año siguiente por investigadores europeos que se trajeron la planta consigo para estudiarla. La planta recibió su nombre en homenaje a Baltasar Manuel Boldó, el botánico que la descubrió: el boldo, como lo conocemos en la actualidad, acababa de nacer. Y con él, un abanico de propiedades curativas para las más diversas patologías. Si usted padece problemas digestivos o estreñimiento, le interesa lo que viene a continuación.

La boldina: la joya digestiva de la corona.

El boldo es una planta rica en alcaloides. Dos años después de su llegada a Europa, los investigadores consiguieron aislar el principal de los 17 alcaloides que contiene: la boldina. Esta molécula se extrae directamente de la corteza del árbol, donde se encuentra en mayor concentración, y reúne las mejores propiedades para combatir los problemas digestivos: es antiespasmódica, antiinflamatoria, antiparasitaria y antifúngica.
La boldina estimula la actividad gástrica, protege al hígado y proporciona un efecto antioxidante. Pero, además, la boldina tiene una cualidad que destaca sobre el resto: es un acelerador natural del flujo biliar. Y si usted tiene problemas para ir al baño, está a punto de descubrir la incidencia favorable del estímulo de la producción de bilis sobre la indigestión y el estreñimiento.

La bilis acelera el tránsito cuando hay atasco.

La bilis se genera y almacena en la vesícula biliar, un pequeño órgano en forma de judía situado debajo del hígado. La bilis es un apoyo esencial para la enzima lipasa dentro del proceso de digestión de grasas. Una vez que se ha producido la ingesta, es secretada desde la vesícula hacia los intestinos, donde descompone las grasas, toxinas y células muertas de la sangre, y gracias a su acción peristáltica, promueve la motilidad intestinal. Dicho de otra forma, la presencia de la bilis contribuye a la digestión y evacuación normales.
El boldo destaca por su doble efecto sobre la bilis:
  1. Por un lado, es colerético, es decir, aumenta la secreción de la bilis producida por el hígado.
  2. Y además es colagogo, aumentando así su evacuación a través de los canales biliares y la vesícula.
Este doble efecto convierte al boldo en un invitado preferente a la mesa tras las comidas copiosas, ya que elimina la sensación de pesadez, a la vez que acelera el tránsito intestinal. Y esto último es especialmente importante si usted sufre estreñimiento por una insuficiencia biliar.
Y por si fuera poco, el boldo está libre de los efectos secundarios que suelen tener otros laxantes, incluso los naturales, que a la larga pueden llegar a estresar el intestino al someterlo a demasiados estímulos. Una ventaja más a la hora de elegir el boldo como solución a los problemas de motilidad intestinal.

El boldo, un auténtico multiusos en el mundo de las plantas.

La capacidad sanadora del boldo va más allá de su indudable utilidad contra el malestar digestivo y hepático, lo que lo convierte en un remedio todoterreno contra múltiples trastornos:
  1. Es eficaz para prevenir los cálculos biliares, al actuar contra los estancamientos y el barro biliar, responsables de su formación.
  2. Por su efecto antiinflamatorio, combate la inflamación de la vesícula biliar.
  3. Se utiliza para aliviar las flatulencias y la pirosis (sensación de acidez en el esófago y faringe).
  4. Es ligeramente diurético y un antiséptico urinario, por lo que se utiliza para tratar la cistitis e infecciones de vejiga.
  5. Dado su carácter ascaricida, es eficaz para eliminar las lombrices y parásitos intestinales.
  6. Alivia los dolores de dientes, articulares y reumatismos.
  7. Es un excelente relajante natural, ideal para combatir el insomnio.


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