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miércoles, 11 de marzo de 2015

Construyendo la demanda

«Los educadores forman a sus educandos como los océanos forman a los continentes… retirándose»
(Holder).

En el desarrollo de una sesión de autoformación para padres y madres en un colegio, un padre comentó, refiriéndose a sus hijos, lo siguiente: "Me cuesta hacerles cambiar, se resisten, aunque lo intente de muchas maneras, ellos no cambian"… y el debate condujo a la siguiente batería de preguntas:
"¿De verdad que tenemos la responsabilidad de hacerles cambiar?, ¿Es ése nuestro papel?, ¿Cambiar hacia dónde?, ¿Hacia donde nosotros pensamos que deben cambiar?,
¿Por qué se resisten tanto?, ¡Si está más que claro qué se espera de ellos!, ¿Será que no les hemos preguntado a ellos si realmente quieren cambiar?. No debe ser muy agradable tener partes de incidencia, ser expulsado, recibir sermones que duran horas por parte de todo el mundo, en el cole, en casa… ¿Por qué, si no es agradable, no cambian?, ¿Les da igual?, ¿Todo les da igual?, ¡Tendrá que importarles algo!, ¿Qué hemos hecho nosotros por generar esa necesidad de cambio desde ellos mismos?, ¿Hemos estado imponiendo el cambio o favoreciéndolo?, ¿Es posible un cambio real cuando viene impuesto desde fuera y no desde la más profunda motivación interior?... ¡Qué de preguntas!".
Habitualmente los padres y madres-educadores o los profesionales de la educación creemos que tenemos muy claro qué es lo que las demás personas o nuestros hijos/as, alumnos/as, compañeros/as… quieren o tienen que mejorar, cambiar o modificar de sus vidas. Sin tener mala intención, nos creemos poseedores de la verdad sobre sus necesidades, intereses y su futuro. Está muy claro: sabemos que los niños/as deben portarse bien en el colegio y en casa, que deben hacer las tareas y estudiar y deben ser responsables de sus propios actos. Por eso, rápidamente empezamos a poner en marcha una lista interminable de recursos y estrategias para avanzar hacia ese cambio que pensamos que los demás también desean. Sin embargo, en muchas ocasiones vemos nuestros esfuerzos truncados ante los obstáculos. Aparece la famosa y oscura resistencia al cambio.
Pero… ¿nos hemos parado a pensar qué es lo que estas personas quieren conseguir realmente?, ¿quiere el niño o niña mejorar su comportamiento o tiene la necesidad de hacerlo?, ¿la dirección del cambio debe ser algo obvio, ligado a la queja y al problema o puede ser algo diferente?, ¿es que no pensamos que las mentes de los demás son capaces de generar ideas totalmente diferentes a las nuestras, incluso la de los niños/as?, ¿todo ese esfuerzo que ponemos en marcha es para conseguir lo que nosotros queremos conseguir, o es para que la persona consiga lo que desea en su vida?, ¿a quién acompañamos en el cambio: a ellos o a nosotros mismos?.

Construcción de la demanda.

La construcción de la demanda es una herramienta que nos ayuda a aclarar qué es lo que quiere conseguir la persona (el hijo/a, pareja, otros familiares,... alumno/a, profesor/a,  vecino/a,…), y desde ahí, llegar a un acuerdo entre lo que esa persona quiere conseguir y lo que nosotros podemos hacer para ayudarle a conseguirlo. La demanda puede ser lo que padres e hijos acuerdan para modificar, mejorar o cambiar su relación, su ambiente familiar o sus inquietudes. "Si la conversación se inicia sin saber qué desean las personas con las que estamos hablando, sin llegar a ese acuerdo, será una intervención ineficaz e incluso, potencialmente inacabable" (Beyebach, 2008).
Cuando hacemos preguntas para construir la demanda, no sólo nos estamos asegurando de cuáles son los intereses y necesidades del niño/o o adolescente, sino que además le estamos diciendo indirectamente que va a ser él quien decida sobre su cambio, sobre su futuro, sobre su propia vida. Le estamos dando la responsabilidad que nos gustaría que asumiese. Le estamos diciendo que él es perfectamente capaz de decidir el rumbo que desea elegir, tomando en cuenta y acatando las consecuencias que implique ese cambio de rumbo. Si él/ella lo desea (y nosotros consentimos), podremos estar ahí para acompañarle, aportarle la información necesaria y ayudarle a elegir. ¡Fíjense en la importancia de esta actitud y de sus consecuencias!. Ya no somos el experto que decide por el niño/a, por el adolescente o por los profesores, somos el que les coge de la mano para acompañarles en su camino. Cada cual será libre de elegir en la misma medida en que sea responsable de sus elecciones.

Con su implicación, claro.

Pero claro, ¿y si la demanda del niño/a o adolescente no concuerda con la demanda nuestra, o del profesor/a o de la sociedad?. Entonces habrá que trabajar la demanda. ¿Cómo?:
  1. Se trata de llegar a un acuerdo, negociar hasta qué punto se le puede acompañar en lo que pide o no.
  2. Hablar del problema separándolo del propio chico/a.
  3. Elaborar la conciencia de la influencia en su vida, que descubra la influencia de la situación-problema en su vida y en la de los demás.
  4. E imagine cómo sería si ese elemento perturbador no estuviera presente.
Se trata de construir una macro-demanda que englobe a todas las demandas sobre el mismo problema, visto desde personas-gafas diferentes. Deberemos abstraer de cada demanda particular una demanda global y recoja sus puntos de unión. Es posible que la demanda inicial no sea la misma que la propuesta por nosotros… pero trabajando para y con el niño/a, se puede llegar a construir una verdadera relación de colaboración que finalice en una mejora de lo que los demás también desean para ese niño o niña.

Algunas preguntas que se pueden realizar para construir la demanda son:
  1. ¿Qué te gustaría conseguir?.
  2. ¿Qué te gustaría mejorar?.
  3. ¿Qué te gustaría solucionar?.
  4. Con lo que me has contado hasta ahora, ¿en qué te gustaría que te ayudara?.
Pinchemos sobre el siguiente enlace y reflexionemos en familia sobre las cuestiones que nos plantea al final:
Hallaremos otro ejemplo muy significativo en el blog miscuadernosyanotienenorejasdeburro.blogpost.com, en el siguiente enlace: http://miscuadernosyanotienenorejasdeburro.blogspot.com.es/search/label/MODELO%20SIST%C3%89MICO%3A%20la%20queja%20y%20la%20demanda
(Basado en la documentación del Curso "Comunicación y Convivencia en las relaciones familiaalumnadocentro". Desde la óptica del Modelo SistémicoNarrativo.
Autoras: Dácil Josefa Baute Hidalgo y María de la Cruz Pérez Bethencourt).

PARA AMPLIAR:

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