«Los
educadores forman a sus educandos como los océanos forman a los continentes…
retirándose»
(Holder).
En el desarrollo de una sesión de autoformación para padres y madres en un colegio, un padre comentó, refiriéndose a sus hijos, lo siguiente: "Me cuesta hacerles cambiar, se resisten, aunque lo intente de muchas maneras, ellos no cambian"… y el debate condujo a la siguiente batería de preguntas:
"¿De
verdad que tenemos la responsabilidad de
hacerles cambiar?, ¿Es ése nuestro papel?, ¿Cambiar hacia dónde?, ¿Hacia donde
nosotros pensamos que deben cambiar?,
¿Por qué se resisten tanto?, ¡Si está más que claro qué se espera de ellos!, ¿Será que no les hemos preguntado a ellos si realmente quieren cambiar?. No debe ser muy agradable tener partes de incidencia, ser expulsado, recibir sermones que duran horas por parte de todo el mundo, en el cole, en casa… ¿Por qué, si no es agradable, no cambian?, ¿Les da igual?, ¿Todo les da igual?, ¡Tendrá que importarles algo!, ¿Qué hemos hecho nosotros por generar esa necesidad de cambio desde ellos mismos?, ¿Hemos estado imponiendo el cambio o favoreciéndolo?, ¿Es posible un cambio real cuando viene impuesto desde fuera y no desde la más profunda motivación interior?... ¡Qué de preguntas!".
¿Por qué se resisten tanto?, ¡Si está más que claro qué se espera de ellos!, ¿Será que no les hemos preguntado a ellos si realmente quieren cambiar?. No debe ser muy agradable tener partes de incidencia, ser expulsado, recibir sermones que duran horas por parte de todo el mundo, en el cole, en casa… ¿Por qué, si no es agradable, no cambian?, ¿Les da igual?, ¿Todo les da igual?, ¡Tendrá que importarles algo!, ¿Qué hemos hecho nosotros por generar esa necesidad de cambio desde ellos mismos?, ¿Hemos estado imponiendo el cambio o favoreciéndolo?, ¿Es posible un cambio real cuando viene impuesto desde fuera y no desde la más profunda motivación interior?... ¡Qué de preguntas!".
Habitualmente
los padres y madres-educadores o los profesionales de la educación creemos que tenemos muy claro qué es lo que las
demás personas o nuestros hijos/as, alumnos/as, compañeros/as… quieren o tienen
que mejorar, cambiar o modificar de sus vidas. Sin tener mala intención, nos
creemos poseedores de la verdad sobre sus necesidades, intereses y su futuro.
Está muy claro: sabemos que los niños/as deben portarse bien en el colegio y en
casa, que deben hacer las tareas y estudiar y deben ser responsables de sus
propios actos. Por eso, rápidamente empezamos a poner en marcha una lista
interminable de recursos y estrategias para avanzar hacia ese cambio que
pensamos que los demás también desean. Sin embargo, en muchas ocasiones vemos
nuestros esfuerzos truncados ante los obstáculos. Aparece la famosa y oscura
resistencia al cambio.
Construcción de la demanda.
La
construcción de la demanda es una herramienta que nos ayuda a aclarar qué es lo
que quiere conseguir la persona (el hijo/a, pareja, otros familiares,... alumno/a, profesor/a, vecino/a,…), y desde ahí, llegar a un acuerdo entre lo que esa persona quiere
conseguir y lo que nosotros podemos hacer para ayudarle a
conseguirlo. La demanda puede ser lo que padres e hijos acuerdan para
modificar, mejorar o cambiar su relación, su ambiente familiar o sus inquietudes. "Si
la conversación se inicia sin saber qué desean las personas con las que estamos
hablando, sin llegar a ese acuerdo, será una intervención ineficaz e incluso,
potencialmente inacabable" (Beyebach, 2008).
Cuando
hacemos preguntas para construir la demanda, no sólo nos estamos asegurando de
cuáles son los intereses y necesidades del niño/o o adolescente, sino que además
le estamos diciendo indirectamente que va a ser él quien decida sobre su
cambio, sobre su futuro, sobre su propia vida. Le estamos dando la
responsabilidad que nos gustaría que asumiese. Le estamos diciendo que él es
perfectamente capaz de decidir el rumbo que desea elegir, tomando en cuenta y
acatando las consecuencias que implique ese cambio de rumbo. Si él/ella lo
desea (y nosotros consentimos), podremos estar ahí para acompañarle, aportarle
la información necesaria y ayudarle a elegir. ¡Fíjense en la importancia de
esta actitud y de sus consecuencias!. Ya no somos el experto que decide por el
niño/a, por el adolescente o por los profesores, somos el que les coge de la mano
para acompañarles en su camino. Cada cual será libre de elegir en la misma medida
en que sea responsable de sus elecciones.
Con su implicación, claro.
Con su implicación, claro.
Pero
claro, ¿y si la demanda del niño/a o adolescente no concuerda con la demanda
nuestra, o del profesor/a o de la sociedad?. Entonces
habrá que trabajar la demanda. ¿Cómo?:
- Se trata de llegar a un acuerdo, negociar hasta qué punto se le puede acompañar en lo que pide o no.
- Hablar del problema separándolo del propio chico/a.
- Elaborar la conciencia de la influencia en su vida, que descubra la influencia de la situación-problema en su vida y en la de los demás.
- E imagine cómo sería si ese elemento perturbador no estuviera presente.
Se
trata de construir una macro-demanda que englobe a todas las demandas sobre el
mismo problema, visto desde personas-gafas diferentes. Deberemos abstraer de
cada demanda particular una demanda global y recoja sus puntos de unión. Es
posible que la demanda inicial no sea la misma que la propuesta por nosotros… pero trabajando para y con el niño/a, se puede llegar a
construir una verdadera relación de colaboración que finalice en una mejora de
lo que los demás también desean para ese niño o niña.
Algunas
preguntas que se pueden realizar para construir la demanda son:
- ¿Qué te gustaría conseguir?.
- ¿Qué te gustaría mejorar?.
- ¿Qué te gustaría solucionar?.
- Con lo que me has contado hasta ahora, ¿en qué te gustaría que te ayudara?.
Pinchemos sobre el siguiente enlace y reflexionemos en familia sobre las cuestiones que nos plantea al final:
Hallaremos otro ejemplo muy significativo en el blog miscuadernosyanotienenorejasdeburro.blogpost.com, en el siguiente enlace: http://miscuadernosyanotienenorejasdeburro.blogspot.com.es/search/label/MODELO%20SIST%C3%89MICO%3A%20la%20queja%20y%20la%20demanda
(Basado en la documentación del Curso "Comunicación y Convivencia en las relaciones familia‐alumnado‐centro". Desde la óptica del Modelo Sistémico‐Narrativo.
Autoras: Dácil Josefa Baute Hidalgo y María de la Cruz Pérez Bethencourt).
PARA AMPLIAR:
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