¡Qué hermosa palabra! pero... ¿qué significa?.
La Reconciliación es el «restablecimiento de la concordia
y la amistad entre dos o más partes enemistadas».
El fenómeno de la reconciliación en F. Aureli y Frans B. de Waal es:
«Reunión amistosa post-conflictual entre previos oponentes que restaura una
relación social alterada por el conflicto. En este sentido, la reconciliación
es un mecanismo de resolución de conflictos. Si esta función no está implicada
o no puede demostrarse, debe utilizarse un término más descriptivo».
El término «reconciliación» viene del latino reconciliare que
significa «recuperar, reconciliar». Originalmente, el término se refería en primer
lugar a la relación entre Dios y los hombres, con lo cual se producía un cambio
en la forma como los hombres se relacionaban entre sí.
Otras acepciones son: «acción y efecto de oír una breve o ligera
confesión»; «acción y efecto de bendecir un lugar sagrado, por haber sido
violado»; «acción y efecto de confesarse, de algunas culpas ligeras u olvidadas
en otra confesión que se acaba de hacer»; o «acción y efecto de confesarse,
especialmente de manera breve o de culpas ligeras».
Desde aproximaciones académicas son muchos los autores que han pensado y
escrito sobre lo que reconciliación puede significar, más allá de la esfera de
la teología.
Si "reconciliación se entiende como "restablecimiento de la
concordia y amistad entre dos o más partes enemistadas" y eso lo aplicamos
a nuestra relación con Dios... nos hallamos ante un pequeño problema, ante un
matiz muy importante a tener en cuenta: "Dios no se enemista con
nosotros aunque nosotros nos apartemos de Él", Él permanece siempre fiel;
somos únicamente nosotros que le dejamos. Por lo tanto esta
"reconciliación" consiste en que sencillamente volvamos a Él o nos
dejemos alcanzar por Él, aceptar su mano, su abrazo sanador.
Parábola del Amor del Padre.
Así es o así debiera llamarse a la "parábola del hijo pródigo"
(Lc.15,11-32). La razón es sencilla: el gran protagonista de esa parábola no es
el hijo sino el Padre y su amor incondicional.
Cuando de niños nos explicaban los "pasos" a seguir para una
"buena o verdadera confesión" se describía este orden:
- Examen de conciencia: Ver lo que hemos hecho mal.
- Dolor de los pecados: Sentir arrepentimiento de lo que hiciéramos mal.
- Propósito de la enmienda: Querer rectificar.
- Decir los pecados al confesor: Pedir perdón por el daño realizado y tener fe en el perdón.
- Cumplir la penitencia: Realizar las acciones necesarias para reparar
el daño producido.
Pues bien, esos elementos los hallamos con claridad en esta párabola pero
en ella con un grado inmensamente mayor en cuanto a la experiencia de
misericordia de Dios para con nosotros que incluso es independiente de cualquier
mérito por nuestra parte. Veámoslo:
1.- El hijo que se fue de casa sólo se acuerda de su padre "cuando
está en apuros". Sea como fuere, este hijo se da cuenta de lo que ha
hecho mal. (Lc.15,17).
2.- El único dolor que experimenta es el del estómago que ya no puede
llenar ni con las algarrobas que comen los cerdos; ése es el realidad el móvil
que le lleva a pensar en volver a casa del padre. Es más, antes de emprender el
camino de regreso se prepara ya el discurso que le va a soltar a su padre para
que le acoja al menos como un criado: tiene el convencimiento incluso de haber
perdido toda su dignidad de hijo. (Lc.15,18-19).
3.- Cuando llega a la vista de su padre -quien nunca había dejado de otear
el horizonte-, el que corre al encuentro no es el hijo... sino el padre. El
hijo inicia su discurso aprendido, reconoce abiertamente su pecado,... pero el
padre no le deja ni terminar, lo levanta del suelo, lo abraza y organiza un
fiestón por todo lo alto... "porque aquel hijo se había perdido y había
sido hallado". (Lc.15,20-24).
4.- El hijo quería pedir perdón pero antes de pedirlo el padre ya le había
perdonado. Al padre le bastó únicamente la intención de volver del hijo, le
bastó sencillamente que el hijo se volviera a él, le quisiera volver a mirar,
dejarse encontrar. (Lc.15,32).
5.- La única "reparación", la única penitencia que el hijo menor
lleva a cabo es aceptar el amor tan desbordante del padre. ¿Quizás sea
esto realmente lo más difícil de aceptar para el ser humano?.
Explicar el sacramento de la Reconciliación a nuestros hijos.
Nada mejor que recurrir a esta parábola y leerla, reflexionarla, meditarla
juntos y pararnos en cada uno de esos puntos donde se ve con toda claridad cuán
diferente es la justicia humana de la de Dios y cuán liberador es descubrir la
INMENSA BONDAD y MISERICORDIA que hay en Dios.
¿Cómo pues hemos sido capaces de tenerle tanto reparo a este sacramento?,
¿cómo hemos hecho para generar tanto rechazo al mismo y habernos perdido el
tesoro, el gozo y la liberación que hay en él?.
Tratemos de darle la vuelta a la cuestión, padres e hijos:
- Empecemos por fomentar la humildad, reconocer nuestros errores pero
sin necesidad de machacarnos por haberlos cometido.
- Expresemos esa realidad que conocemos ya en nuestro corazón,
pongámosle nombre y sin tapujos.
- Pensemos en la experiencia del padre y el hijo menor de la parábola:
el padre conoce al hijo, lo conoce a fondo, le comprende,... y lo único
que desea del hijo es que le pueda mirar de nuevo de frente, sólo eso,
porque hasta el camino del encuentro lo recorre el padre por el hijo y
hasta eso de levantarse del suelo corre a cargo también de él, no de las
fuerzas o méritos del hijo. Así Dios con nosotros.
- Y, finalmente, atrevámonos a aceptar y asumir que "así es el amor
de Padre Dios y así quiere que sea el amor entre nosotros". Aquí está
nuestra principal "penitencia", éste es nuestro compromiso
esencial, porque lo demás es pura consecuencia de ese ENCUENTRO con Él.
Si acompañamos a nuestros hijos en este "proceso de redescubrir el
sacramento de la Reconciliación o Penitencia" será no sólo mucho más
sencillo volver a participar de él en la comunidad cristiana sino también
habremos contribuido enormemente a liberar este espacio de encuentro y relación
con este Dios que es AMOR (1ª Jn. 4,8) de todo aquello que en realidad poco o
nada tiene que ver con este sacramento.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
- ¿Qué reflexión nos hacemos los adultos de la "parábola del Amor
del Padre"?.
- ¿Cómo hemos vivido nosotros la experiencia de reconciliación con Dios
hasta la fecha?. ¿Cómo la hemos transmitido a nuestros hijos hasta el día
de hoy?.
- ¿En qué vemos que necesitamos cambiar: tanto respecto a nosotros
mismos como respecto a la educación de nuestros hijos en relación con este
sacramento?.
- ¿Cómo podríamos llevar a cabo esos cambios que necesitamos?, ¿cómo
ayudar también al resto de la comunidad cristiana en ese cambio?.
- ¿Qué nos gustaría compartir al respecto con los lectores de este
blog?.
PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:
- Diálogo sobre "pecado
original" y "bautismo".
- Diálogo sobre "Creación,
Encarnación y Redención".
- Diálogo sobre "el
perdón".
- Catequesis del Papa Francisco
sobre el sacramento de la Confesión.
- Los sacramentos desde la
perspectiva del Papa Francisco.
- La misericordia se hace parábola.
- Cuadro de Rembrandt "El hijo pródigo".
- Ver a Dios en el arte: "El hijo pródigo", de Rembrandt.
Muchas gracias por compartir estas reflexiones que me ayudan en la misión de evangelizar a las familias. Bendiciones
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