A eso se le llama "chantaje emocional".
Cuando un joven le dice esto a una joven convendría plantearse:
- ¿Qué cree este joven que hará
ella tras expresar ese chantaje?.
- ¿La ama realmente?, o... ¿sólo
está buscando su disfrute o satisfacción personal?.
- ¿Cuál sería la conducta
realmente respetuosa del joven para demostrar con ella que la ama y no
pretende únicamente utilizarle?.
- ¿Es razonable plantearse a
partir de estas cuestiones la hipótesis de una "guerra de
sexos"?.
Puntualizando.
Empezando por el final: No estamos hablando de "guerra de sexos";
sencillamente estamos constatando una realidad y también llamando a una
respuesta comprensiva de las diferentes conductas que se observan en ambos
sexos sin entrar en juicio moral alguno.
En segundo lugar, es obvio que "cuando coaccionamos a otra
persona" mediante chantajes como el que abre este artículo no estamos
respetándola, nos estamos dejando llevar únicamente por el ego, nos centramos
únicamente en nosotros y no aceptamos en la otra persona la misma libertad que
exigimos para con nosotros.
Por lo tanto, si coacciono, si chantajeo, si amenazo con una ruptura sólo
porque no acepta esa otra persona la relación sexual que a mí me apetece...
obviamente no la estoy amando, sólo le estoy intentando utilizar cuando me
comporto con ella con esa actitud.
Pero hay unos afectos.
Ésa es la base, el mundo subyacente, que afectará a la decisión final
adoptada; en esa decisión última influirán también otros factores
importantísimos:
Autoestima.
Si la joven tiene una baja autoestima, muy probablemente accederá a las
pretensiones del chico sin apenas crítica alguna. Su razonamiento sería tan
simple como decir: "Si no me acuesto con él me dejará, me lo ha dejado muy
claro; yo le quiero y necesito que él me quiera para sentirme bien,... por lo
tanto si accediendo permanece conmigo le diré que sí; me sentiría fatal si me
dejara".
¿Dónde queda ella realmente en este silogismo?; para ella es tan importante
el sentirse importante para alguien... que hace consistir esa apreciación
externa en el fundamento de su estabilidad.
Si tiene una alta autoestima, su planteamiento será más o menos el
siguiente: "Si no me acuesto con él dice que me dejará; yo creo que
merezco mayor consideración y respeto a mis propias decisiones en el momento
que yo decida y cuando yo esté segura de que quiero hacerlo, no porque él me lo
exija como condición para seguir juntos; yo le quiero pero él también debe
entender que para quererme debe ser capaz de aceptar que nos queramos sin
necesidad de acostarnos; por lo tanto, esto será lo que le voy a a tratar de
hacer entender, si lo entiende... bien, si no... que tome la decisión que
quiera".
En este caso la joven pone el centro de control en sí misma, no fuera de
ella; afirma su amor por el chico pero no se deja manipular por ciertas
expresiones que pueden corregirse.
Asertividad.
Es la cualidad de la comunicación que hemos de enseñar a nuestros hijos
para expresarse sin herir a nadie respetándoles plenamente y, al mismo tiempo,
para hacerse respetar no permitiendo que les hieran en modo alguno.
Una respuesta asertiva a la amenaza de: "O te acuestas conmigo o te
dejo" consistiría en:
- Hacer mención a la proposición
y a los efectos o consecuencias que eso produce en la persona que recibe
esa proposición pero sin juzgarle ni culparle de nuestra incomodidad en
momento alguno:
- Ej.: "Cuando me propones
hacer el amor... me siento incómoda porque no es eso lo que yo quiero
hacer, de momento".
- Clarificar nuestros
sentimientos hacia la pareja y plantear propuestas, alternativas a su
propuesta:
- Ej.: "Te quiero, pero me
gustaría que tuvieras paciencia conmigo; me gustaría poder hablar de esto
más adelante y mientras tanto poder expresar lo que sentimos el uno
por el otro a través de otros gestos".
- Valorar la proposición por lo
que significa de "querer expresar a través de ella los afectos"
reforzando así el valor de la persona:
- Ej.: "Te agradezco mucho,
sin embargo, que me hayas expresado esta idea pues significa dejar muy
claros tus sentimientos y deseos y eso es muy importante para mí porque
me permite poderlo hacer con esa libertad y sencillez que tú
expresas".
¿Y si aún así el chico insiste e insiste machaconamente?.
Si ello sucediera... analicemos entonces cómo se le está respondiendo para
que siga creyendo que "podría ser lo contrario de lo que se le está
diciendo".
Debe haber claridad, serenidad y expresión de seguridad en la respuesta.
¿Y si efectivamente el chico la deja?, es un palo muy fuerte para ella.
Momentáneamente, pero no lo es mirando la situación en perspectiva:
"Alguien que no es capaz de respetar al otro y utiliza el chantaje
emocional para conseguir sus fines personales -que no de pareja-... ¿puede
considerarse una pareja digna?".
Nuestra tarea como padres.
En situaciones como ésta en la que nuestros hijos o hijas se debaten en
este fuerte dilema es importantísimo que ellos se sientan acompañados por
nosotros y que en este acompañamiento:
- Les ayudemos a analizar
conductas y actitudes sin juzgar jamás a las personas.
- Evitemos posicionarnos a favor
o en contra de nadie sino únicamente críticos con aquello que a todas
luces muestra una falta de respeto y consideración de la libertad de la
otra persona.
- Ayudemos a clarificar posibles
respuestas no desde nuestra perspectiva sino desde la de nuestros hijos.
- Ver alternativas, analizar pros
y contras de cada una de ellas, sus posibles consecuencias, los fines que
pretendemos con esas respuestas y los valores o escala de valores que
subyacen en esas decisiones.
- Siempre y en todo caso
relacionar toda decisión con el sentido que esas decisiones tienen, así
como tomando siempre como referencia las ansias de felicidad profunda que
anidan en todos los corazones: "¿Te aportará verdadera felicidad esa
decisión?".
- Y, finalmente, adopten la
decisión que adopten, que nuestros hijos sepan que siempre van a contar
con nuestro apoyo incondicional tanto para continuar en la sabia decisión adoptada como
si acaso comprobaron su equivocación y quieren rectificar.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
La cuestión que abría este artículo ya nos dice claramente que "es la
chica la que se ha de enfrentar a la disyuntiva" y responde a una
situación que se produce con frecuencia en el ambiente de los adolescentes y
jóvenes que se abren con gran ímpetu a las relaciones afectivo-sexuales. Sin
embargo, estas consideraciones pueden servir para multitud de circunstancias en
las cuales se ejerce cierto "chantaje emocional", coacción y
manipulación de alguien sobre otra persona. Sea como fuere:
- ¿Nos sirvió este artículo para
detectar conductas manipuladoras o chantajistas?. ¿Qué hemos entendido con
claridad tras la lectura de lo antedicho?.
- ¿Nos parecen válidas las
orientaciones que planteamos, dirigidas a los padres y madres, para
acompañar adecuadamente a nuestros hijos en esta situación u otras
similares?; ¿qué otras añadiríamos o en cuál de ellas haríamos más énfasis
y por qué?.
- ¿Hay en nuestras relaciones
familiares padres-hijos suficiente confianza y naturalidad para que pueda
darse este diálogo?, ¿cómo lo hemos conseguido?. Si no lo tenemos ¿qué
creen ustedes que sería necesario para construirlo?, ¿cómo?.
PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:
- La persona, ser de encuentro.
- Vivir los cambios como algo
positivo.
- La sexualidad me permite amar
con el cuerpo.
- La sexualidad me permite
transmitir la vida.
- Claves esenciales para una
adecuada educación afectivo-sexual.
- ¿Qué es el chantaje
emocional?.
- Cómo evitar que otros te
manipulen.
- Cómo reaccionar ante los
distintos tipos de chantajes.
- Contra el chantaje emocional.
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