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viernes, 16 de marzo de 2012

Empezando por nosotros

Hay un refrán relacionado con la CARIDAD que dice: "La CARIDAD bien entendida empieza por uno mismo".
Totalmente cierto. ¿Podemos ser modelo para nuestros hijos en nuestra conducta, en nuestras relaciones, si nuestra convivencia de pareja hace aguas por todas partes o deja que desear más de alguna vez?. ¿Cómo mediar, cómo ostentar autoridad en cualquier conflicto familiar si quienes debemos predicar con el ejemplo... o bien somos  incapaces de solucionar nuestras diferencias o  bien no afrontamos las divergencias en nuestros criterios o modos de actuar porque huimos de esa confrontación?.

Nuestra vida de pareja.
Antes de nada,  pues, los padres y madres debemos plantearnos:
  • ¿Cómo es nuestra relación de pareja?.
  • ¿Se acabaron los romanticismos de cuando éramos novios porque es que "ahora hay otras tareas en que pensar"?.
  • ¿Qué estamos haciendo para revitalizarla cada día y no renunciar jamás a tratar de ilusionarnos mutuamente y reeditar el amor que un día nos prometimos?.
  • ¿Nos parece importante no tanto "recuperar" prácticas o actividades del pasado sino más bien reeditar lo que con aquello queríamos comunicar aunque sea ahora con otro tipo de actividades o detalles, otros lenguajes que complementen y traduzcan nuestro mundo interior y relacional?. ¿Cómo?.
  • ...
Hay al respecto "cosillas", ideas que ayudan a pensar e inventar formas de hacer de nuestra vida de pareja algo vivo e interesante para cada miembro de la pareja. Aquí tienen algunos ejemplos:
Ideas que pueden ayudarnos a ser más felices:
  1. No merece la pena discutir por tonterías, salvo que ambos disfrutemos con ello.
  2. "Vivir en pareja alarga la vida", dicen no pocos expertos, de modo que algo importante pasa en ella para que hayan comprobado ese dato.
  3. En vez de intentar cambiar a la pareja por aquellos defectos que no soportamos, aprendamos a admirar todas las virtudes que tiene y comprender que de igual manera que "yo no soy perfecto" es fácil deducir que "mi pareja tampoco". ¿Sabemos comprender en el otro los errores que deseamos que los demás comprendan en nosotros?.
  4. El amor con libertad es de mayor calidad. Es un absurdo exigir que el otro nos ame ¿no estaremos mirándonos en un espejo cuando empezamos a reprochar?. Esto no quiere decir que no debamos practicar el análisis crítico uno con otro, eso siempre nos hará bien,... pero una cosa es ser críticos y otra "criticones".
  5. Y si hubiera ruptura... el presente es una nueva oportunidad para empezar de nuevo. Y es posible tener una relación cordial incluso tras una ruptura: todo es cuestión de voluntad y de buscar aquello que nos haga bien a uno y otro miembros de la pareja, aunque sólo sea por respeto mutuo y a uno mismo.
  6. El amor puede ser para siempre. Y es que, el error de muchas personas reside precisamente en empezar un noviazgo con la conciencia interior de que tendrá fecha de caducidad. El hecho de que muchas personas se divorcien no significa que no existan parejas que alcanzan el equilibrio y la estabilidad en su vida.
  7. El pensamiento positivo mejora la relación de pareja y también, la comunicación.
  8. Cultivemos nuestra autoestima y también, la de nuestra pareja. El amor es el mejor alimento del espíritu y ni siquiera en grandes cantidades llega a saturar.
  9. En situaciones de dificultad para comprendernos a fondo, busquemos al menos acuerdos sencillos que nos permitan seguir caminando juntos, dándonos mutuamente oportunidad de seguir madurando; las crisis de pareja no son cosa de extraterrestres ni desgracia alguna: son oportunidades para el cambio, para la renovación y búsqueda de nuevos caminos para autentificar su felicidad.
  10. Celebremos de alguna manera cualquier gesto, una palabra, una mirada de complicidad,... que nos lleve al encuentro y... nunca demos por sentado que "mi pareja ya sabe que le quiero, no hace falta que se lo diga". Pues sí, no será imprescindible y sea verdad que ya lo sabe pero... ¡qué distinta es la cara de mi pareja cuando la achucho un poco y le susurro sin motivo aparente alguno un "te quiero" honesto y sencillo!. ¿De verdad no son necesarias las palabras ni nada que demuestre ese amor?.
  11. Esto también: No sería tampoco muy honesto andar todo el día con palabras bonitas, ramitos de rosas,... si en la cotidianidad es mi pareja la que hace todo en la casa y con los hijos... mientras yo me boto delante de un televisor o me paso las horas libres en el bar con mis amigos sin tener en cuenta lo que hay en mi casa. Lo compartido siempre pesa mucho menos y es en ese compartir que se hace vida de pareja, pareja es comunidad; el amor se demuestra amando.

Comunicación.
He oído y he leído también más de una vez que "la base que existe en la separación de una pareja es la falta de comunicación", la cual ha llevado a tal distanciamiento que cualquier nimiedad se convierte en una carga para uno u otro... o los dos; bastará luego cualquier influencia externa contradictoria con esa relación para que esa pareja acabe rompiéndose completamente.
¿Es cierto que sea la falta de comunicación lo que está en la base de esa ruptura?.
Hace muy poquito tiempo asistí a unas jornadas sobre "COMUNICACIÓN" dinamizadas por Andrés Brito, un excelente "coach" y mejor persona y éste afirmaba sin lugar a dudas: "Es imposible no comunicar". Y nos lo demostró además con multitud de ejemplos (hablaremos pronto de este tema: la comunicación, en este blog pero no nos vamos a extender aquí y en este momento).
Pero... "si es imposible no comunicar"... entonces... ¿por qué decimos que la falta de comunicación es una de las principales causas de ruptura en una pareja?.
No es la falta de comunicación la causa sino la calidad de la misma y la ATENCIÓN que ponemos en ella. Todos sabemos que:
  1. Hay muchas maneras de decir las cosas: con un tono u otro, con lenguaje verbal y no-verbal o paraligüístico o kinestésico.
  2. Hay momentos y lugares, circunstancias externas, que facilitan, dificultan o mediatizan excesivamente esa comunicación.
  3. No siempre coincide "lo que digo" con "lo que quiero decir", ni tampoco es lo mismo lo que el otro percibe" y "lo que deseo que perciba".
  4. Honestidad y coherencia entre nuestras palabras, gestos, miradas,... refuerzan nuestro mensaje; la incoherencia lo mata e invalida totalmente.
Habida cuenta de que estas cosas pasan en el proceso de comunicación..., nos decía, "es un milagro que la otra parte capte exactamente lo que queremos que entienda". En la medida en que logremos eso, en esa medida es eficaz y adecuada nuestra comunicación.
¿Hay malentendidos?, si los hay alguna vez quiere decir que efectivamente en alguna parte fallamos o bien a la hora de transmitior como en el momento de percibir. Los malentendidos son con mucha frecuencia generadores directos de los conflictos en las parejas y sólo conocen un camino de solución: COMUNICACIÓN, sentarse y comunicarse con todo el ser, con la palabra sosegada, con nuestro cuerpo, con nuestros gestos,... con honestidad, humildad y asertividad.
¿Cuidamos nuestras formas de comunicar en la vida de pareja?, ¿vale cualquier manera de decir las cosas?, ¿es suficiente sólo con las palabras o sólo los gestos?,... ¿sabemos ESCUCHAR?.
ESCUCHAR, ésa es otra.
¿Oímos o escuchamos?. Obviamente no son lo mismo. Podemos estar oyendo mil historias al mismo tiempo, desde el ruido del extractor mientras cocinamos hasta el vuelo rasante del avión a punto de tomar tierra en el aeropuerto mientras suena nuestra emisora favorita en la radio y el ruido constante y monótono del tráfico por la avenida, quizás el pajarillo que tenemos enjaulado en el comedor esté cantando o en el piso de arriba estén emitiendo la telenovela que nos estamos perdiendo... pero eso ya no llega... o no lo percibimos porque no ponemos en ello atención alguna, hay algo que sí nos trae muy pillados: hacer una buena comida.
Escuchar es:
  • Callar nuestros ruidos (aquéllos que ponemos en marcha nosotros mismos) y nuestra voz.
  • Poner en pausa nuestros pensamientos (¡a veces sucede que nos hablan y hemos de pedir a nuestro interlocutor que nos repita algo "porque estábamos en otra cosa"!; pusimos el pensamiento en otras cosas y era tan fuerte que no sabíamos ni lo que nos decían).
  • Poner atención a los distintos lenguajes con que se comunican con nosotros: tanto al lenguaje verbal como al no-verbal, a los gestos faciales y del resto del cuerpo, a lo paralingüístico y a las expresiones de emotividad.
  • Acoger, en suma, a la persona entera que se está expresando y tratar de ver no sólo la forma en que lo manifiesta sino también su fondo, lo que nos está tratando de decir.
  • ...
¿Es fácil ESCUCHAR?. Si a estas pocas cualidades de la escucha podemos responder que las vivimos todas... y somos conscientes también de todo lo que eso supone en nosotros... nos daremos cuenta de que no es nada fácil y nuestra forma de vivir, el atropello en que nos desenvolvemos tan a menudo no facilita mucho las cosas (y lo hemos de tener en cuenta para comprender mejor nuestras propias reacciones).
¡Cuántos conflictos se producirán y no abordamos adecuadamente por no practicar la actitud de ESCUCHA, una verdadera escucha!.
Ideas para crecer en COMUNICACIÓN:
  1. Practicar las estrategias de una verdadera ESCUCHA.
  2. Vivir la honestidad, la sinceridad con nuestra pareja (la sinceridad con nuestra pareja es una muestra de respeto y de honestidad con nosotros mismos) aunque esta franqueza no venga exigida, sencillamente se da desde la libertad de cada uno.
  3. Superar el miedo al debate, a una discusión -mientras en ella jamás perdamos el respeto a la otra parte- y con la intención de llegar a entendernos, comprendernos y alcanzar un nuevo punto de encuentro y reanudación conjunta del camino (nunca como excusa para descargar sin más).
  4. Celebrar "San Valentín" todos los días. ¿Les pasa a ustedes que de repente llega esta fecha "y no sabemos qué vamos a hacer con nuestra pareja?"; el día a día nos come y si nos dejáramos llevar pasaría este día y todos los demás como si no fuéramos nosotros los que vivimos sino que la vida nos vive a nosotros. Pues bien, ¿por qué no dedicamos cada día unos segundos para pensar en algo especial, algo constructivo, para compartirlo con nuestra pareja?). El amor es algo vivo, es más que un sentimiento, es una actitud también.
  5. Revitalicemos nuestra amistad y complicidad especial: "¿Te acuerdas de cuando éramos novios?", háganse esa preguntita el uno al otro y redescubran los "espacios" en los que hicieron crecer la magia ¿nada de aquello vale ya?, ¿tampoco lo que con aquello queríamos expresar?, ¿como podríamos hacer ahora?.
  6. Si el día a día nos come... y reconocemos que así es... busquemos algún momento específico para nosotros; los hijos son importantes ¡y tanto como nosotros! pero nosotros somos su referencia ¿nos cuidamos?, ¿qué estamos haciendo con nosotros mismos?.
  7. ...
¿Y si la ruptura ya se produjo?.
Los motivos de una separación de pareja a menudo son muy traumáticos o muy dolorosos para alguno de los miembros o para los dos (infidelidades, engaños, discusiones irrespetuosas, maltratos) y los resentimientos impiden que esa pareja vuelva a reconciliarse a pesar de que en muchos casos sigue existiendo amor y cariño.
Cuando la pareja empieza a funcionar mal por los motivos que sean no cabe duda de que es responsabilidad de los dos el intentar llevarla por buen camino, sin embargo no siempre es así y muy a menudo es uno de los miembros el que hace de víctima y otro el responsable de todo. Ante estos dos roles es difícil llegar a acuerdos.
La víctima se encargará de buscar aliados en su entorno para que sigan inculcando al otro la responsabilidad y el sentimiento de culpa ante la situación que están viviendo. Cuando una persona va de víctima en la ruptura implica que no va a hacer nada para resolver el problema, con lo cual está muy seguro de que no es culpable y de que quien tiene que cambiar es el otro.
Esta actitud no es más que una forma de eludir un problema que depende de dos personas porque una pareja es de dos. Incluso en los casos en los que está muy claro que el otro ha cometido un error grave (infidelidad, por ejemplo) el afectado también posee algo de responsabilidad puesto que es muy improbable estar buscando a un tercero si las cosas en la pareja funcionan bien.
Si no funcionan será por algo y ahí si que tendrá algo de responsabilidad. "¿Por qué mi mujer/marido me ha sido infiel?. ¿Cómo he colaborado en ello?". Rara vez nos hacemos esas preguntas y nos refugiamos en el victimismo para no enfrentarnos a un problema.
La separación.
Una vez llevado a cabo la separación aparece el duelo por la pérdida de un ser querido. Cada persona lo valorará de diferente manera: unos rehacen su vida enseguida y otros mantienen un duelo durante meses, incluso años, sin llegar a solucionar el problema.
Superación de la separación.
En esta fase de superación de la separación, aparecen muchos sentimientos conflictivos y contradictorios y es difícil decantarse por una actitud coherente. A veces nos apetece volver con la pareja y la echamos de menos y otras veces nos da rabia que nos trate mal o nos haya hecho lo que sea.
La reconciliación.
Cuando superamos esta indecisión, hay personas que deciden volver a intentarlo a pesar de los pesares porque creen que les compensa y que realmente su vida es mucho más satisfactoria con su pareja.
Puede que en los momentos malos, seamos tan extremistas que no seamos capaces de valorar los puntos buenos de nuestra relación y nos dejemos llevar por el negativismo, todo es malo y no vemos más allá. Cuando lo hemos perdido y lo vemos desde fuera, a veces nos damos cuenta que no era tan malo, y que esas cosas que nos resultaban insoportables o esos cambios que nos demandaban pueden ser viables y no nos suponen tanto costo.

Los grandes errores de una relación.

Para Stacy Kaiser, psicoterapeuta, experta en relaciones humanas y autora de "Cómo Ser un Adulto", todas las problemáticas de pareja se resumen en ocho acciones:
  1. Cubrir los enojos bajo la alfombra. A veces nos parece que "sólo son pequeños enfados" y no vale la pena hacer de eso conversación; la clave está en: ¿"Cómo me siento"?. Si vamos acumulando sensaciones negativas en nuestro interior y no las hablamos porque en todas ellas no hay nada grave... ¿qué puede acabar sucediendo?. Si la cuestión la consideramos realmente grave... hay que encontrar tiempo para hablarlo YA y con toda la amplitud y profundidad que sea necesaria y si para ello tenga que ser necesaria la mediación de terceros... busquémosla de común acuerdo pero no renunciemos a resolver nuestros conflictos.
  2. No escuchar al otro. Aprendamos o desempolvemos los apuntes sobre lo que es y significa ESCUCHAR y practiquemos sus estrategias, hagamos gimnasia de entrenamiento con ellas porque somos seres en relación y son nuestros instrumentos de convivencia y la escuela de relaciones humanas para nuestros hijos. Si compruebo que "ya no escucho a mi pareja como lo hacía cuando éramos novios" tendré que preguntarme: "¿Por qué ya no le escucho?, ¿por qué no me escucha ya como antes?"; analicemos causas, valoremos sus consecuencias, hagamos diálogo interno con nosotros mismos y también diálogo con la pareja y busquemos alternativas. Hay un "para qué" ¿o no?.
  3. Expectativas poco razonables. Esperar del matrimonio "algo que lleve a cambiar cosas que antes ya no funcionaban", o imaginar que "nuestra pareja cambiará a poco que crezca nuestra relación" o al contrario: que ella nunca va a cambiar en nada y que nunca habrá motivo de disgusto con ella,... me puede llevar a idealizar tanto la relación que cuando las dificultades aparezcan piense que "me equivoqué o me engañó" y considere incluso la necesidad de poner fin a esa relación. ¿Soy yo perfecto?, ¿soy una estatua o un ser vivo?, ¿me asusta el dinamismo y las posibilidades que ambos podemos explorar dándonos la oportunidad de crecer juntos -que no sometidos el uno al otro- y reinventar nuestro amor cada día?.
  4. Culpar al otro. Sucede cuando me niego a aceptar mi parte de responsabilidad en el deterioro de mi relación con la pareja; huyo de reconocer mis errores "por aquello del complejo de culpabilidad" (tiene muy mala prensa eso de reconocer errores y pedir perdón). ¿Qué hay en el fondo de esta actitud?, ¿no hay una sobrada inmadurez y egocentrismo absurdos?, ¿a qué me conduce?. Me conviene analizar las actitudes que estoy adoptando: llevar cuenta de los errores de mi pareja, echarle la culpa incluso de mis propias reacciones: "Lo hago por tu culpa, porque tú empezaste primero,...". ¿Qué pasaría si en vez de llevar cuentas de las limitaciones de los demás empiezo por reconocer las propias, ponerme a bien conmigo mismo abriendo el corazón a mi pareja y pedirle su perdón en aquello que al menos sí soy capaz de reconocer?. De lo que se trata no es de "llevar más o menos razón" sino de "salvar la relación y revitalizar nuestra vida de pareja".
  5. Vivir en el pasado. Hablar de lo que pasó puede ayudar a entender lo que nos pasa en la  actualidad pero cuando estamos constantemente hablando de cosas que han sucedido ya regodeándonos en ellas... lo que hacemos es agotarnos y agotar a quien nos escucha. ¿Qué es lo que nos conviene?, ¿qué queremos conseguir?. Es necesario que nos lo planteemos porque la solución a un problema pasa por el presente, es lo único que puede tener solución, así que... hablemos del pasado pero sólo para establecer el historial de la relación, no para justificar nuestras reacciones ni para cargar contra el otro; a continuación pasemos  directamente a: "¿Qué podemos hacer hoy y aquí y ahora ante el problema que tenemos?". 
  6. Faltarse al respeto. La mayoría de las rupturas de pareja tienen su raíz principal en este elemento. ¿Sabía que no iba a ser capaz de respetar a mi pareja?; si lo sabía ¿por qué y para qué me casé con ella?. Si cada cual "tratara a los demás conforme desea ser tratado"... de otra forma serían las relaciones; si entendiéramos profundamemte que el mismo amor y respeto que reclamamos es el que los demás también necesitan... de otra forma actuaríamos. Cuando insultamos a nuestra pareja, nos burlamos de ella, agredimos incluso físicamente,... estamos atentando contra su dignidad y dejamos a las claras qué calidad tiene la nuestra. 
  7. Tener desconfianza. Una relación sólida se fundamenta también en la confianza de cada cual en sí  mismo y también en la pareja: no hay nada como la honestidad. Cuando no hay confianza mutua surgen los celos y recelos y éstos llegan a convertirse en enfermizos, brotan reproches mil, indirectas, ironías sin fundamento,... Necesitamos hacer unidad entre lo que pensamos, sentimos y hacemos y entonces podremos demostrar esa sinceridad e integridad necesarias para generar confianza. 
  8. Ser egoísta. Las relaciones sanas tienen que ver con el "dar y recibir", sin exigir ni una cosa ni la otra. Si entiendo que mi felicidad es que mi pareja me considere, me valore y lo demuestre... ¿no es eso lo que me interesa hacer a mí con ella?, ¿acaso ella no desea también ser feliz?. Tambien es cierto que "lo  que es bueno para mí no tiene que ser forzosamente bueno para más nadie" pero si quiero que mi pareja sea feliz... ¿está de más que me interese por lo que le gusta, lo que le ayuda a crecer en felicidad, lo que necesita,...?. Al menos podría empezar por ahí.
  CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL  DIÁLOGO:
  • ¿Qué elementos hay en mí mismo, persona individual, que están favoreciendo la vida de pareja que en la actualidad tengo?, ¿cuáles debiera ir cambiando o eliminando?, ¿cuáles puedo potenciar o desarrollar más si acaso son positivos?, ¿cómo lo voy a hacer?.
  • ¿Qué situaciones hay en nuestra vida de pareja que son conflictivas y aunque no sean graves sí nos hacen sentirnos mal cuando se producen?, ¿de dónde arrancan esas situaciones?, ¿cómo prevenirlas y solucionarlas mejor de como lo  hemos hecho hasta ahora?.
  • ¿De qué maneras nuestra relación de pareja influye en nuestros hijos, tanto positiva como negativamente?, ¿qué alternativas constructivas encontramos?, ¿cómo llevarlas a cabo?.
  • ¿Tenemos problemas que parecen irresolubles?, ¿en qué nos basamos para sospechar que no tienen solución?; ¿hemos buscado la ayuda de mediadores, personas o equipos profesionales que nos orienten en el proceso de solución de estos problemas?, ¿para qué seguir como estamos o para qué cambiar?.

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