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lunes, 28 de noviembre de 2011

¿Qué es el "consumo responsable"?.

El 26 de noviembre se celebra el "Día internacional sin compras" y se celebra ya en más de 60 países.
¿Qué pretende ese día?, sencillamente cuestionar el afán consumista de nuestra sociedad, el famoso "shopping".
¿Cuántos de nosotros vamos a las grandes superficies u otros comercios de amplia oferta comercial por el afán de "ver lo que hay y comprar gangas -o que dicen que son gangas-..." que ni necesitamos siquiera?.  Si no fuera porque ahora cuesta más llegar a final de mes con algo de dinero en casa -en el banco ya no hay- a lo mejor ocurriría que la mayoría tendríamos que reconocer que "estamos en ese saco".
Hace tan sólo unos 60 años esta cuestión ni se planteaba siquiera porque entonces el problema no era el excesivo consumo sino la gran escasez y poca variedad de productos, pero desde entonces para acá se ha acelerado esto tanto que hoy ya no sólo es un problema  ecológico (cuanto más consumo, más resíduos, basura, más expolio de los recursos naturales,  más contaminación en todas las esferas,... más riqueza en pocas manos y más precariedad en el resto) sino también personal: se dan patologías de adicción al consumo, compulsividad tan llamativa en esto como puede ser en cualquier otra adicción.
Esta fecha, 26 de noviembre, es una buena excusa para plantearnos seriamente nuestro modelo social, nuestro consumismo y nuestra relación con nuestro entorno.
¿Por qué consumimos?.
La respuesta rápida es "porque lo necesitamos". Así se ha dicho siempre, así decimos nosotros hoy pero... ¿es cierto que consumimos sólo lo que necesitamos?.
"Un día llega un vendedor a nuestra casa, nos presenta un artículo que es en sí muy atrayente, realmente útil y que no parece difícil de adquirir; el vendedor nos lo  presenta además tan bien que acabamos creyendo que nos va a ser de gran utilidad si lo adquirimos. Cuando ya le dimos el sí... abre una carpeta en la que nos presenta cosas maravillosas a precios también muy asequibles; entre otras... ¡un microondas!; la de tiempo que llevábamos pensando si lo comprábamos o no y al verlo en bandeja... oye pues mira, total no sube mucho más allá y además lo podemos pagar a plazos en un par de años ¿por qué no?, nos lo merecemos, nosotros lo valemos -lo dicen en la tele-. Firmamos los papeles, formalizamos así el contrato y al instante nos traen a casa toda la mercancía.
Empezamos a usar el microondas y nos quedamos prendados de su eficiencia. ¡¡Ñoooo!!, ¡qué pasada!, en un periquete todo calentito. Pasan los meses, unos años y... un día el microondas se nos avería. ¡Ay mi madre!, ¿qué hacemos ahora?, nosotros que habíamos dejado de usar la cocina para calentar los platos e incluso para calentar la leche en el desayuno sólo usábamos ya el microondas,... de repente... nos quedamos como en fuera de juego, descolocados. Lo llevamos a reparar, con urgencia-:
- "Por favor, señor, que nos hace mucha falta".
Mientras tanto hemos vuelto a usar la cocina para todo,como antes y vamos viendo que "no pasa nada", no se ha hundido el mundo por no tener microondas en casa; sólo necesitamos organizarnos de otra manera, más nada".
Y como el microondas infinidad de cosas más: llámense "teléfiono móvil de última generación que además de poder llamar y recibir llamadas nos permite sacar fotos, montar vídeos, grabar una conversación, etc... o un  nuevo ordenador más potente y con más capacidad que el anterior, un televisor que..., etc y mil y un millones de etc...".
No consumimos realmente lo que necesitamos sino aquello que creemos que necesitamos. Nosotros  mismos nos creamos las necesidades y nos engañamos utilizando los slogans que al mundo comercial le interesan:
- "No pague ahora, es Navidad (ya pagará después y... tanto que lo hará)".
- "Llévese tres y pague dos (aunque en realidad sólo necesite uno)".
- "Cómpratelo, te lo mereces porque tú lo vales (y a nosotros qué carajo nos importas tú)".
- ...
¿Nos paramos a pensar y analizar los mensajes que nos llegan a través de la publicidad?. Es un ejercicio interesantísimo y muy autoinstructivo: analizar no sólo las frases y sus trampas sino también la imagen, los  contextos en los que se emiten esos mensajes, los gestos -lenguaje no-verbal- ,... etc... nada es casual en esos anuncios, todo está meticulosamente estudiado para alcanzar una finalidad: vendernos un producto, el que sea, utilizando  no sólo esos elementos formales sino también el conocimiento sobre el funcionamiento de nuestra mente, nuestra psicología (está en juego el  negocio no sólo del fabricante sino también del vendedor o comercial de esos productos y toda la cadena intermedia) y al lado de eso ¿en qué lugar estamos nosotros?... adivínenlo.
"Estamos en crisis y lo mejor para salir de la crisis es hacer circular el dinero".
Razón no le falta a quien pregona esto (lo dice el propio gobierno, sea del color ideológico que sea, todos nos lo están diciendo) pero... ¿vale de cualquier manera?, ¿significa eso que lo que importa es "consumir" sin más como se venía haciendo hasta hace bien poco?.
Lamentablemente hay muchos ya que no pueden permitirse eso y aún éstos se ven enredados en las mismas trampas consumistas del mercado.
Consumimos en parte porque efectivamente lo necesitamos pero también y sobre todo porque nos hemos creído que son necesarias todas las cosas que compramos, cuando en realidad sólo necesitamos aquello que nos pueda mantener vivos y tener una existencia digna. Todo lo demás...es invento del sistema, no de nuestra necesidad de pervivencia. Tampoco la felicidad depende de lo que tengamos sino de quiénes seamos y del sentido que hayamos hallado a nuestras vidas.
Ser consumidores responsables.
Durante las fiestas de Navidad (por poner un ejemplo cercano) -y unas semanas antes también- mucha gente gasta sin medida aún a pesar de su precaria economía. La publicidad, especialmente, nos empuja machaconamente a:
  • Comprar cosas que NO necesitamos.
  • Tomar alimentos y bebidas muy caros.
  • Gastar grandes cantidades en regalos, fiestas y caprichos.
  • Pedir "a los Reyes Magos" juguetes última moda, zapatillas de marca y mil y una cosas innecesarias.
  • ...
Debiéramos plantearnos:
  1. ¿Para qué compramos realmente todas esas cosas?, ¿no hay en casa necesidades mayores que atender antes que entrar en esa espiral de consumo casi enfermizo?.
  2. ¿Vamos a disfrutar más de la Navidad entrando en ese juego consumista, o más bien nos la perderemos una vez más?.
  3. ¿Qué impacto va a tener nuestro consumismo en el Medio Ambiente?, ¿cómo contribuir a disminuir ese impacto?.
  4. ¿Nos importan aquéllos que viven en la calle, sin techo,... o aquéllos que pasan hambre y no pueden adquirir ni lo que nosotros botamos a la basura?, ¿no podemos hacer nada por ellos?, ¿nos gustaría estar en su lugar?.
  5. ¿Debemos plantearnos criterios éticos en nuestro consumo de los bienes..., o acaso todo vale?.
Ser RESPONSABLES en nuestro consumo es:
  1. Adquirir lo que realmente necesitamos. Para ello hay que analizar el porqué o para qué de eso que queremos comprar y ver si realmente es necesario o nos podemos apañar con lo que ya tenemos en nuestro haber.
  2. Elegir cosas de precio razonable. No es exacta la idea de que lo más caro es lo mejor; a menudo muchos artículos son más caros que otros debido a la publicidad y medios invertidos para lograr aumentar sus ventas... y que acabamos pagando en el precio final todos quienes adquirimos esos productos.
  3. Cuidar lo que ya tenemos. De esa forma nos durará más y no tendremos que adelantar la compra de otras nuevas; reparar y reutilizar puede ser caro para el sistema y para nuestro bolsillo pero es la mejor inversión para el Medio Ambiente.
  4. Cuando veamos o escuchemos un anuncio, reflexionemos y pensemos sin dejarnos llevar por sus cantos de sirena. Lo que hay que pensar es si eso que nos anuncian nos conviene o no, va a ser realmente imprescindible o no.
  5. "Vivir sencillamente para que sencillamente otros puedan vivir". Aparentemente es sólo un slogan pero encierra una gran verdad: somos interdependientes y lo que cada uno hace en su esfera aparentemente pequeña repercute en el resto de la familia humana y en todo su entorno natural también; no sería suficiente tampoco con "no gastar" en lo prescindible sino que el criterio debiera ser emplear eso que no necesitamos en ayudar al que sí lo necesita para sobrevivir.
  6. ...
Para ampliar o profundizar:

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