sábado, 9 de diciembre de 2017

El aislamiento social, un mal que crece

No todos los países se preocupan por elaborar estadísticas sobre la soledad y el aislamiento. Estados Unidos es uno de los pocos que lo hace. Y los últimos resultados muestran una realidad desconcertante: el número de personas que dice estar sola se duplicó en las últimas 3 décadas. De un 20%, pasó a un 40%.

Estos datos parecen coincidir con lo que ocurre en muchos otros países:
  1. Son cada vez más las personas que deciden ser solteras para siempre.
  2. Crece el número de sujetos mayores de 65 años que viven en aislamiento, por indiferencia y desinterés de sus allegados.
  3. Los vecinos cada vez hablan menos entre sí.
  4. Hasta los niños permanecen hoy más solos que nunca antes en la historia.
Aislamiento, control, incertidumbre, repetición del mensaje y manipulación emocional son técnicas utilizadas para lavar el cerebro”. (Eduardo Punset).

Todos estos fenómenos en conjunto son el precio del individualismo. Diseñamos sociedades en las que se le ha otorgado un valor desmedido a la independencia, a la autonomía, al individuo mismo. Mucha gente está más preocupada por diferenciarse de los demás que por encontrar similitudes. La exaltación del ego figura como una prioridad para muchas personas.

Los efectos del aislamiento social.

No podemos asumir que el aislamiento social es simplemente un estilo de vida. Hay estudios en todo el mundo que llegan a una misma conclusión: las personas que están -o se sienten- solas tienen mayor probabilidad de enfermar y de morir tempranamente.
Una investigación, llevada a cabo por la Universidad de Chicago, indica que los niños que crecen en soledad tienen mayor riesgo de padecer problemas severos de salud 20 años más tarde. Otro estudio señala que quienes viven en aislamiento tienen un 30% más de posibilidades de morir en los siguientes 7 años.
También se ha expuesto el hecho de que las personas en aislamiento comienzan a desarrollar patrones de sueño deficientes. Así mismo, sufren alteraciones del sistema inmunitario, tienen mayor riesgo de sufrir infartos y presentan niveles más altos de las hormonas del estrés.

Los grupos más afectados.

El aislamiento social se presenta en ambos sexos, con una leve superioridad en el porcentaje masculino. Lo más preocupante es que también se presenta en todas las edades y en todas las clases sociales. Sólo se sabe que las personas con estudios universitarios tienden a aislarse menos.
Sin embargo, hay grupos específicos en quienes se concentra el aislamiento social. Casi todos ellos corresponden a personas en estado de vulnerabilidad. Quienes corren más riesgo de aislarse son los niños hijos únicos, los adultos de más de 65 años y quienes padecen de algún tipo de enfermedad o limitación física.
Lo más grave es que en casi todos ellos hay una barrera que les impide hablar sobre su soledad. Mucho más difícil les resulta pedir ayuda. Sienten que declararse como personas en aislamiento implica deteriorar su propia imagen y temen las consecuencias de lo que puedan hacer los demás frente a su condición.
¿Podemos combatir el aislamiento?.

Así como se ha promovido la ideología del individualismo, también viene abriéndose paso una fuerte tendencia hacia los patrones colaborativos. Este fenómeno se presentó primero en la economía: el verbo tener comenzó a ser sustituido por los verbos compartir, alquilar, prestar, etc. Un ejemplo de ello es el servicio de automóvil compartido.
También ha comenzado a compartirse la casa (AIRBN), las herramientas, la comida y hasta las mismas experiencias. De ese mundo de la producción, poco a poco ha ido surgiendo también un sentido colaborativo para la solidaridad en la vida cotidiana. La Fundación Médica de Palo Alto (USA) creó una plataforma llamada linkages, en donde se ofrece un intercambio de servicios intergeneracional.
En plataformas como ésta cada miembro publica qué necesidad tiene. Por ejemplo, aprender pastelería, sacar a pasear el perro o compañía para ir a donde el doctor. Quien esté dispuesto a satisfacer esa necesidad, lo hará voluntariamente. Después, también puede recibir ayuda en alguna otra actividad o simplemente sentirse satisfecho por el servicio prestado.
Así parece ser la solidaridad moderna: por medio de la red. Si bien Internet mismo ha sido un fuerte nutriente del aislamiento social, también se le puede dar un uso como éste. De esta manera, serviría para recomponer los vínculos perdidos con el mundo. Iniciativas como ésta nos dan una pista acerca de posibles soluciones para ese aislamiento contemporáneo. Son una luz frente a un mal que parece crecer sin que nadie haga algo al respecto.

Nuestras propuestas.

Nos conviene analizar nuestra realidad, nuestras acciones, los medios que empleamos, la respuesta de los niños/as o jóvenes.
Señalar los pros y contras, lagunas, elementos a mejorar o nuevas propuestas a poner en marcha o desarrollar.
Llevar a la práctica aquellas ideas que fomenten una mayor y mejor comunicación interpersonal sin que para ello tengan que mediar ordenadores ni maquinitas de por medio (salvo que dicha comunicación no pueda hacerse de otro modo).

Desde el ámbito familiar:
  1. Hagamos un análisis concreto de los tiempos "libres" que pasamos en el hogar padres e hijos y en qué los solemos emplear, en conjunto y también cada uno de los miembros de la familia:
    • ¿Nos satisface la forma en que pasamos ese tiempo?. ¿Qué elementos hallamos positivos y cuáles negativos o insulsos?.
    • ¿Cómo fomentar los elementos positivos?. ¿Cómo transformar los negativos en positivos?.
    • ¿A qué podemos comprometernos individualmente y como familia para llevar a la práctica todos los cambios que hemos observado necesarios para mejorar la relación interpersonal en la familia?.
  2. Exploremos nuestras posibilidades: inéditos viables que puedan impulsar ya no sólo una mayor y mejor relación interpersonal dentro de la familia sino también el encuentro y comunicación con otras familias:
    • ¿Qué pensamos de actividades como el "senderismo" u otras actividades en las cuales podamos participar varias familias y que nos lleven a interactuar unos con otros con naturalidad y familiaridad?.
    • ¿Cómo poner en marcha esas actividades en nuestra parroquia, Asociación de Vecinos, edificio en el que vivimos,...?.
Desde el ámbito docente:
  1. Fomentemos en el aula la pedagogía del "trabajo cooperativo", diseñando unidades didácticas, situaciones de aprendizaje, tareas,... -o como lo quieran llamar los iluminados de turno- en las que necesariamente tengan que participar alumnos con distintas capacidades:
    • ¿Se sienten todos nuestros alumnos integrados en el grupo general del aula?, ¿qué dificultades de integración hallamos?, ¿cómo afrontar esas dificultades y resolverlas?.
    • ¿Qué posibilidades ofrece el gran grupo para que se pueda dar un vuelco a las dificultades detectadas?, ¿cómo desarrollarlas?.
    • ¿Cómo organizar cada uno de los subgrupos para que pueda establecerse en cada uno de ellos un buen trabajo cooperativo?, ¿qué claves nos parecen esenciales y cómo las vamos a desarrollar?.
  2. Armonicemos el uso de las diferentes herramientas para el buen desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje de tal manera que el alumnado sea diestro en el manejo de todas ellas sin perjuicio del resto:
    • ¿Consideramos las herramientas digitales como un recurso más o... estamos mediatizando todo el proceso de enseñanza-aprendizaje con el manejo de móviles, tablets, ordenadores y conexión individual a internet?.
    • ¿Cómo estamos afrontando los problemas que se están produciendo ya entre el alumnado acostumbrado al aislamiento merced al uso del whatsapp, tablets,...?.
    • ¿Cómo lograr una mayor y más efectiva socialización aún contando con estas tecnologías?.
  3. Reconvirtamos los recreos y espacios de libre utilización del tiempo libre en espacios abiertos para la promoción de juegos y deportes colectivos donde el alumnado interactúe sin más elementos que su propio cuerpo y, a lo sumo, con alguna pelota o balón, elásticos, cuerda (comba),... (siempre como oferta, no como imposición):
    • ¿Qué juegos podríamos ir promocionando según espacios y grupos de niños/as o jóvenes en nuestro centro docente?.
    • ¿Cómo organizarnos u organizar al alumnado para que estos juegos acaben formando parte natural de sus prácticas lúdico-deportivas cotidianas?.
...
PARA AMPLIAR O CONTRASTAR:
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
  • ¿En qué estamos más de acuerdo con los planteamientos de esta entrada y cuáles matizaríamos, ampliaríamos o corregiríamos?.
  • ¿Qué conclusiones teóricas y prácticas obtenemos de la lectura de este artículo y de los enlaces para ampliar o contrastar?.
  • ¿Qué pensamos de las "propuestas" que presentamos en el último apartado?. ¿Cuáles de ellas nos parecen más prácticas o útiles y por qué?. ¿Qué otras plantearíamos tanto en el ámbito familiar como en el docente?.
  • ¿Qué podemos hacer y cómo para fomentar en nuestro entorno familiar una mejores relaciones de manera que podamos afrontar el aislamiento social -caso de existir ya esto en nuestra familia- o para prevenirlo?.

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