miércoles, 9 de abril de 2014

Carta a mi hija en su boda

Mi última lección va a ser un repaso a las ideas en torno a las cuales ha girado la educación que tu madre y yo hemos querido daros a ti y a tu hermana. La voy a acompañar del testimonio de algunas personas que han sido importantes en nuestras vidas.
En el Principito aprendimos que lo esencial es invisible a los ojos y que no se ve bien sino con el corazón. Víctor e Irene: quiero estar con vosotros en el lugar más hondo de vuestro corazón. Y desde ese lugar quiero hablaros.
Cuando hace apenas 3 meses decidisteis dejar el trabajo, casaros e iros a Canadá algunas personas que os aprecian temieron que fuera una decisión precipitada. Tu madre y yo que sabemos cómo pensáis, cómo sois y cómo os queréis estamos convencidos de que ha sido una buena decisión.
Debéis saber, desde ya, que para que prevalezca el amor hay que alimentarlo. Existe más hambre de amor y de aprecio en este mundo que de pan, decía la madre Teresa de Calcuta. Y García Márquez propone no sólo querer al otro sino también decírselo. Y como vosotros os vais debo decíroslo. ¡Os quiero!.
Deseo seáis conscientes de que en la vida hay muchas primaveras y veranos. Pero que, también, hay otoños e inviernos. Y, sabiéndolo, rezo para que, en vuestra vida como pareja, las luces prevalezcan sobre las sombras.
Irene tu madre tiene la virtud de ser todo corazón. Lo aprendió de tu abuelo Emiliano. Y lo ha trasmitido a tu hermana. Aprende tú de ellos a mirarte, con Víctor, desde el corazón y con el corazón.
Tu abuela Trini te ha enseñado a ver la botella medio llena. A mirar adelante con ilusión y ánimo confiado. A dar gracias a la vida por lo recibido, en lugar de andar amargados. Afrontad la vida, Víctor e Irene, siendo conformes y agradecidos.
Valorar lo que vale de verdad. Que la familia que acabáis de sellar ante Dios sea, para vosotros, la fuente de vuestras vidas. Y que en esa fuente podáis encontrar todo aquello por lo que vale la pena vivir y luchar.
No saturéis vuestro armario de cosas materiales. Recordar a Sócrates cuando decía “Me admiro de la cantidad de cosas que no necesito”. Tener altas aspiraciones, expectativas moderadas y necesidades pequeñas. Conscientes de que ser es mucho más importante que tener.
Afrontad la vida aprendiendo, del amigo Mariano, que hay más soluciones que problemas. Marchad por la vida convencidos de que es así. Y cuando, en algún momento, la vida os presente razones para llorar, demostrarle que tenéis mil y una razones para reír.
Tu abuela Magdalena nos trasmitió la virtud de la hospitalidad: sed hospitalarios. Hacedlo así, y comprobareis que el que acoge recibe aún más que el que es acogido.
El abuelo Alejandro, desde su experiencia como agricultor, decía que nunca sabemos qué semillas fructificarán y cuáles no. Pero de lo que sí tenemos certeza, decía, es de que solo hay un fruto que nunca cosecharemos: el de las semillas que no tuvimos el coraje de plantar. Sembrar ilusiones. Apasionaros por la vida. Y aunque los años irán arrugando vuestra piel no dejéis que nunca se os arrugue el alma.
Aprende de tu prima María que la fuente de la vida es saber vivir, sean cuales sean las circunstancias. No afrontéis la vida esperando que pase la tormenta, sino aprender a bailar bajo la lluvia. Ser perseverantes ante aquello en lo que creéis y pacientes en el sufrimiento cuando llegue.
La familia Bellver-Landete te ha acogido con cariño. Sé agradecida y hazles un hueco importante en tu vida y en tu corazón.
Víctor e Irene: querer a Lucia y dejaros querer por ella.
Gloria ha sido, para ti Irene, tu jefa, amiga y casi segunda madre. No olvides lo que te ha enseñado y te ha dado. Tomarla ambos como referencia de lo que es ser un buen profesional y un profesional bueno.
Alicia, Gordi, la pareja Alejandro- Alejandra, y tantas personas como hoy están presentes, os aprecian y os quieren. No les defraudéis. Cultivar su amistad. Cuidar los vínculos familiares. Y estar dispuestos, cuando sea preciso, a cultivar la rosa blanca del perdón.
Víctor: te voy a decir 2 rasgos de Irene. Uno bueno y uno menos bueno. Cuando apenas tenía 3 años un amigo, que es un buen sicólogo, la llamó “Tirene”. Y es un apelativo que a veces la define. Porque tiene su genio con el que has de saber convivir.
Cuando os enfadéis (que seguro llegará el momento) recordad lo que dijo nuestro Papa Francisco a unos jóvenes como vosotros: “Tiraos los platos, pero nunca terminéis el día sin hacer la paz”.
El otro rasgo que te quiero describir de Irene tiene que ver con su admirada Teresa de Calcuta. Esta santa mujer nos reta a que cuantas personas se cruzan en nuestro camino se encuentren más felices tras haber estado con nosotros. Irene tiene esa virtud. Trasmite y contagia a cuantos conviven con ella su alegría y su felicidad.
Irene: la fe que te acompaña ha bebido de muchas fuentes: nuestra familia, el Veritas, el Fray Luis, Calcuta, el camino de Santiago con Víctor y Macías, Joaquín.
- Que la alegría que emana de esa fe no os abandone nunca.
- Que el Dios en el que creéis dé fortaleza a la familia que hoy habéis sellado.
Y que ese Dios os bendiga y os lleve siempre en la palma de su mano. 
Alejandro Córdoba


PARA NUESTRA REFLEXIÓN:

Es una carta que su autor publicó en su espacio-web. Es una carta, y aunque tiene su fondo personal, relacionado con lo íntimo, complicidad,... tiene también elementos que nos dicen mucho a quienes ya llevamos un tiempito casados:
  • ¿Qué reflexión global nos hacemos de este escrito?.
  • ¿Qué elementos nos parecen constitutivos de una buena relación de pareja y que señala también Alejandro Córdoba?.
  • ¿Qué otros añadiríamos nosotros?.
  • ¿Cómo actualizar todos estos elementos cada día?.

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