martes, 1 de octubre de 2013

Cómo asimilar y retener los datos

Lo  ideal no es "estudiar para aprobar un examen" sino "estudiar para aprender", sin embargo... la inmensa mayoría de los estudiantes "estudian porque necesitan superar unos exámenes y con ellos obtener unas notas que les servirán para obtener acceso a una carrera o a un lugar de trabajo": para todos ellos puede quedar muy bonito eso de "estudiar para aprender"... pero lamentablemente prima para ellos lo urgente sobre lo importante.
La pregunta común, no obstante, para ambos (los que estudian para aprender y los que estudian para aprobar un examen) es la misma: "¿Cómo hacer para que se me quede en el coco lo que estudio?". A eso vamos a tratar de responder en este artículo.

Clasificar los datos.
Esto lo podemos llevar a cabo observando un contenido de dos formas:
  1. COMO DATOS AISLADOS: Todo tema o contenido que parezca al principio difícil de comprender o retener, se vuelve fácil si se divide en partes cómodas y asequibles. Obviamente, hay que comprender cada una de esas partes, analizarla y asimilarla.
  2. COMO DATOS INTEGRADOS EN CONJUNTOS LÓGICOS: Para aprender bien una materia hay que descubrir la relación que en ella hay entre las unidades simples que la componen ya que cada dato tiene sentido en el contexto en que se halla: nuestra mente actúa estableciendo constantemente relaciones y asociaciones.
La comprensión.
Comprender algo es entender las partes y el conjunto, el principio y el final sin perderse nada por el camino. Aprenderse cosas de memoria como los papagayos sin comprenderlas es malgastar el tiempo y el esfuerzo.
La comprensión es la operación de la mente por la que:
  1. Analizamos el conjunto de las ideas que necesitamos grabar en nuestra mente como quien realiza una visión de conjunto antes de lanzarse a dominar cada parte.
  2. Reflexionamos sobre cada una de las partes y tratamos de entenderlas en su contexto, su significado específico y finalmente profundizar en ellas y memorizarlas.
  3. Hacemos síntesis de todo lo aprendido, haciéndonos capaces de formular con claridad ese tema o materia.
Podemos saber que "hemos comprendido bien algo cuando somos capaces de expresarlo aunque sea con palabras diferentes".
Algunos estudiantes dicen: "Me lo sé, eso me lo sé muy bien pero es que no sé cómo explicarlo".
Si no saben cómo explicarlo o se traban con frecuencia, se equivocan constantemente,... es porque el aprendizaje se realizó de manera confusa: no había claridad y, por lo tanto, no podían fijarse bien esos datos que se quería memorizar.
Para ello invitemos a nuestros hijos a:
  1. Expresar eso que han aprendido de manera ORAL: Que nos expliquen lo que han asimilado de manera clara, breve y sencilla, pero clara; no importa que sea con otras palabras distintas a las del texto que estaban estudiando, lo que importa es que cojan el sentido, incluso que sean capaces de relacionar ese aprendizaje con otros saberes que ya poseían.
  2. Expresarlo por ESCRITO: redactando ese saber en forma de síntesis, breve; si es capaz de hacerlo mediante un esquema, cuadro sinóptico o en forma de telegrama, hasta en un dibujo,... podremos constatar si domina la materia o no.
Para comprender bien invitemos a nuestros hijos a seguir estas sugerencias:
  • Distinguir lo que es sustancial y lo que es complementario en cada tema o contenido.
  • Percibir de manera clara la idea principal o directriz de ese contenido.
  • Relacionar cada dato con los demás, de forma rápida.
  • Detenerse con insistencia en aquello que más se resiste a ser asimilado con claridad y brevedad.
  • No saltarse datos o informaciones relacionadas que hallen, aunque no sea obligatoria su memorización, ya que esa información bien empleada y puesta en su lugar puede ayudar a entender mejor los datos esenciales.
Y, sobre todo, atención.
La atención es la facultad por la que dirigimos nuestros sentidos interiores y exteriores hacia el objeto que queremos dominar, comprender o asimilar.
ATENDER supone tres momentos:
  1. Adaptación de los sentidos exteriores: ojos, oídos, manos, postura,... Y también de nuestro interior: imaginación, pensamientos, sentimientos,...
  2. Conservación fija de esos sentidos en el objeto elegido; si no se tiene costumbre de esto y nos "distraemos" con demasiada facilidad nos podrá costar mucho al principio pero la clave estará en insistir en esto, intentarlo cada día tratando de aumentar ese tiempo de concentración. Es así como vamos creando el hábito.
  3. Cuando ya nos cuesta mucho el conservar nuestras facultades en el objeto de estudio es señal de que hemos llegado al cansancio. Llegados a este punto la estrategia es "cambiar de ocupación o descansar un rato". El objetivo es poder volver a la concentración que necesitamos para realizar un buen estudio.
PARA LA REFLEXIÓN EN FAMILIA:
  • ¿Qué técnicas emplean nuestros hijos para tratar de retener sus datos?.
  • ¿Traen buenos resultados sus técnicas?; ¿se pueden mejorar?, ¿en qué, cómo?.
  • Los niños desarrollan plenamente la capacidad de abstraer viendo un contenido en su conjunto, relacionando bien unos datos con otros, alrededor de los 12 años -aproximadamente- y, por lo tanto, es una edad propicia para que se ejerciten en el uso de esquemas y mapas conceptuales sobre un contenido. ¿Cómo les orientamos y animamos a que practiquen esta técnica de estudio en esas edades?.
  • ¿Cómo averiguamos si nuestros hijos han asimilado bien o no un contenido?; ¿nos sirven las orientaciones que en este artículo proponemos?. ¿Qué otras sugeriríamos? (la experiencias cuando se comparten ayudan tanto o más que la mejor de las teorías).
PARA AMPLIAR, CONTRASTAR O PROFUNDIZAR:

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